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Esclavitud, redlining y “desarrollo”

La conversación está abierta, conversemos Colombia.

Yesid Lancheros
25 de junio de 2020

Uno de los mayores retos que tuvo el equipo de campaña del entonces candidato Barack Obama en el año 2008, fue el de no presentarlo como un candidato afroamericano. David Axelrod estratega de la campaña consideraba que era fundamental “dejar en claro que Obama no competía para convertirse en el primer presidente afroamericano sino para ser presidente de los EEUU”, en sentido, no era estratégico hacer énfasis en algo que saltaba a la vista y electoralmente podría ser poco rentable.

Sin embargo, por más que este propósito se quiso cumplir a toda costa, en marzo de 2008 las explosivas declaraciones del pastor del entonces candidato, el reverendo Jeremiah Wright, hicieron revertir esa posición y Obama se vio obligado a abordar el tema y lo hizo a través de uno de los discursos más importantes en su carrera al que llamó Discurso Sobre la Raza (1).

Donde habló sobre quién era y resaltó el hecho de que este seguía siendo un tema no superado en los Estados Unidos. Incluso, algunos después de su victoria decían que la era post racial en EEUU había llegado, pero nada más alejado a esa afirmación, que pierde toda validez con los casos actuales de violencia policial.

Y es que la cuestión étnico-racial no puede dejarse como un tema pendiente, de alguna manera siempre está presente y es una obligación de las sociedades, los gobiernos, los liderazgos y las representaciones abordarlo y discutirlo constantemente porque nos ayuda a responder “Quiénes Somos”.

Muchos aún no alcanzan a comprender que en el problema étnico-racial existe una fuerte conexión entre Colombia y EEUU, y esta es la razón por la cual quiero aprovechar este espacio para aportar en la discusión y abrir nuevos elementos de reflexión.   

 

         

          

                      Figura 1. Construcción propia

 

En EE. UU. la zona rural más vulnerable está ubicada al Sur del país (Mississippi, Tennessee); y representa las áreas más golpeadas por la pobreza, cuya composición social está constituida en más de un 80% por población negra, recordemos que fue allí donde se vivió con mayor fuerza la institución de la esclavitud. La zona urbana más pobre es el distrito del Bronx en New York, ubicada a escasos minutos de Manhattan, una de las áreas urbanas más ricas de EE.UU., con una población de 1.500.000 de habitantes donde el 52.0% son latinos, hispanos o migrantes y El 32.4% son negros. En esta zona se instauró en la década de los treinta una de las políticas financieras más discriminatorias, la cual recibió en la década de los sesenta el nombre de “The Line Red o Redlining”.(2)

El patrón o comportamiento de la pobreza en EE. UU. presenta ciertas similitudes con nuestro país. Así, en materia de regiones, el Pacífico es la más vulnerable. Según el DANE, en el año 2018 el índice de pobreza multidimensional (IPM) en esta región fue disperso, el departamento de Nariño presentó 33,3% y el departamento del Chocó 45,1% (cuya capital Quibdó es uno de los centros poblados urbanos con mayor IPM); mientras que a nivel nacional el IPM fue de un 19,6%. Además, es importante resaltar que el IPM para la zona rural de la región Pacífica estuvo por encima del 40%. Esto supone un gran atraso en temas de escolaridad, calidad de vida, movilidad social, entre otras variables.

En cuanto a los diferentes grupos poblacionales los afros e indígenas que habitan en el Pacífico colombiano representan casi el 90% y son las comunidades con mayor grado de vulnerabilidad y pobreza. Cuando se repensó la noción de desarrollo “post gran Colombia” la región del Pacífico no fue incluida en las dinámicas del concierto nacional, algunos llegaron a decir que era “una zona no apta para el desarrollo”.

Hablar de la cuestión étnico-racial en EE.UU es tan necesario como en Colombia. Para poder acabar con estos desafíos que tienen las poblaciones negras e indígenas y que se han convertido en estructurales, sistemáticos y crónicos, se requiere abordarlo para seguir evitando que no sea una de esas conversaciones que se van envejeciendo y acumulando hasta convertirse en narrativas que permiten el desarrollo de unos y profundizan la vulnerabilidad de otros.

Recientemente escuché que lo contrario a la pobreza no es la riqueza es la justicia, lo que me llevó a pensar que insistir en una conversación sobre la étnico-racial en nuestro país significa empezar a hacer una mejor redistribución de las oportunidades, una mejor focalización del talento y un mayor compromiso con nuestro rol como seres humanos en un mundo que exige el reconocimiento del otro integralmente.

Tal vez Barack Obama también habría ganado las elecciones de los Estados Unidos en el 2008 así no hubiera abordado el tema étnico-racial en su discurso, lo cierto es que una vez lo pronunció abrió una ventana en materia de agenda política, una ventana para invitar a enmendar lo que hemos hecho mal como sociedades. Para los colombianos y colombianas mantener vigente esta conversación representa una ventana de oportunidades, que permitiría darle a la diversidad étnica la importancia que merece como uno de nuestros grandes valores nacionales.

“Debemos recordar que para millones de estadounidenses ser tratados de manera diferente debido a su color de piel es trágico, doloroso y visto como ´normal´ y no debería serlo en pleno 2020” Barry

La conversación está abierta, conversemos Colombia.

[1] Ver Discurso sobre la Raza en: https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/ecoins/article/view/339/317

[2] Práctica discriminatoria de cercar áreas donde los bancos evitaron inversiones basadas en la demografía de la comunidad. En el cual las zonas más afectadas fueron en su mayoría los barrios habitados por negros.

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