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Esperando el olvido

García, director de Invías, cuenta con grandes aliados en el Congreso. El más visible es el senador Juan Carlos Martínez, indagado preliminarmente por presuntos nexos con narcos

Daniel Coronell
12 de julio de 2008

Por posesionarse con documentos falsos, incumplir a sabiendas los requisitos para desempeñar los cargos que ha tenido y cambiar los reglamentos de dos entidades públicas en beneficio propio, la Procuraduría le formuló hace ya 10 meses pliego de cargos al Director del Instituto Nacional de Vías (Invías). Sin embargo, nada le ha pasado. El director, Daniel García Arizabaleta, sigue en su puesto, gracias -entre otras ayudas- a sus amigos en la Casa de Nariño y a la protección del poderoso senador Juan Carlos Martínez.

Una investigación especial del Ministerio Público encontró que García Arizabaleta ha incurrido en presuntas faltas disciplinarias en todos los puestos que ha ocupado. Y no son pocos. García ha sido asesor presidencial, director de Coldeportes, viceministro de Transporte y director del Invías.

Para posesionarse como asesor presidencial, García Arizabaleta presentó una certificación de experiencia laboral de una empresa de su familia que estaba en liquidación. El padre del actual director del Invías les dijo a los investigadores que verificaban el documento que en realidad su hijo nunca había sido empleado de la empresa. Los proyectos en los que participó, según la certificación, se ejecutaron antes de que se graduara como arquitecto y por lo tanto no podía -legalmente- acreditarlos como experiencia en su profesión.

De ahí pasó a la Dirección de Coldeportes, cargo para el cual le exigían una experiencia profesional mínima de dos años. La hoja de vida de García contenía un error conveniente. Aseguraba que él había sido asesor presidencial durante un año y 16 meses. Pero lo cierto es que había ocupado esa posición por un año y cuatro meses.

Su profesión de arquitecto tampoco estaba entre las elegibles para desempeñarse como director de Coldeportes. Por eso se autohabilitó cambiando el Manual de Requisitos del Instituto. Dictó una resolución según la cual: "para todos los cargos del nivel directivo, la exigencia de requisito básico de estudio universitario será en cualquier disciplina".

La reforma relámpago lo dejó tan satisfecho, que la repitió al llegar al Invías. El manual establecía como requisito para ser director de la entidad título en ingeniería civil, de transportes y vías, administración de empresas o pública, derecho o economía. Muy pronto, el arquitecto García Arizabaleta le incluyó una más: la arquitectura.

Por estas -y otras- irregularidades la Procuraduría le elevó un pliego con 12 cargos. Hace un mes le pedí al director García Arizabaleta y a su abogado, Jaime Lombana, que me dejaran conocer sus respuestas a los graves señalamientos del Ministerio Público. Aunque el doctor Lombana prometió dos veces que me enviaría un borrador con las explicaciones, el papel jamás llegó.

El director del Invías ha hecho amigos fuertes. Cuando era director de Coldeportes tuvo a Carmen Mira Betancur, la esposa de José Obdulio Gaviria, como secretaria general de la entidad. La doctora Mira ahora se desempeña como su asesora en la dirección del Invías.

El primer abogado de García Arizabaleta en el proceso disciplinario fue Edmundo del Castillo, hoy Secretario Jurídico de la Presidencia de la República.

En el Congreso cuenta también con grandes aliados. El más visible de ellos es el polémico senador Juan Carlos Martínez, sobre quien pesa indagación preliminar por presuntos nexos con narcotraficantes y paramilitares.

El senador Martínez reconoce sus frecuentes visitas al Invías. Dice que va allí para que el país empiece a pagar la deuda social que tiene con su región.

El Invías parece estar cancelando puntualmente. El Instituto ha invertido miles de millones en la zona de influencia del controvertido congresista. Los contratistas están felices y los lugartenientes políticos de Martínez reclaman las obras como resultado de la gestión del senador.

Mientras tanto, el director del Invías espera que su expediente disciplinario se resuelva silenciosamente y todo pase al olvido.

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