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Columna de opinión Marc Eichmann

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Estamos de acuerdo en lo fundamental

El gobierno de los presidentes Petro, Barreras y Racero tiene buenas intenciones, pero debe hacer un salto cuántico para que sus acciones produzcan los resultados deseados.

28 de marzo de 2023

Doctor Gustavo Petro Urrego, presidente de la República, Dr. Roy Barreras, presidente del Senado, Dr. David Racero, presidente de la Cámara de Representantes, todos los colombianos estamos de acuerdo con el objetivo que buscan sus reformas a la salud, a las pensiones, la transición energética y la justicia.

Todos los colombianos consideramos apropiado que la salud llegue con calidad a todos los colombianos, que los médicos ganen un mejor sustento, que se cierre la brecha entre la salud de las ciudades y el campo. Todos estamos de acuerdo en que las EPS ineficientes deben desaparecer y que la salud preventiva es importante. Sus objetivos son nuestros objetivos, no tengan la menor duda. ¿Qué colombiano puede negarse a ser atendido en tiempos decentes, a que la salud sea asequible y que la reciban por igual todos? Ninguno.

Así mismo tienen nuestro apoyo total en hacer del sistema pensional más justo y sobre todo sostenible. No podemos seguir teniendo regímenes especiales, que en realidad son subsidiados, para los educadores y los funcionarios públicos cuando en el país más de la mitad de las personas se mueven en la informalidad. Eso no es serio en una sociedad, como tampoco lo es que el Estado, por medio de Colpensiones, subsidie las pensiones de aquellos que se jubilen hoy con salarios altos. Tampoco es justo que la carga del faltante pensional recaiga en las generaciones futuras que tendrán que financiar las mesadas de los pensionados de hoy.

Los colombianos y en general los ciudadanos del mundo estamos felices con sus objetivos de transición energética. Tener una matriz de generación menos contaminante es un objetivo loable. A todos nos asustan los eventos catastróficos climáticos cada vez más frecuentes y quisiéramos eliminarlos.

También estamos de acuerdo con su idea de paz total. No tener más armados y cerrar el ciclo de violencia en nuestro país no solo es loable sino además necesario. Todos queremos una Colombia donde nuestros hijos puedan dedicarse a crear y a vivir sabroso.

Sin embargo, presidentes, a nosotros como al Fondo Monetario Internacional, no nos preocupa el objetivo de las reformas, sino la estrategia para lograr el objetivo, y particularmente en su dimensión económica. Dr. Petro, el impacto monetario de las medidas en el país, por mucho que no le guste hablar transparentemente de él, es de vital importancia.

La reforma a la salud consume décadas de millones de pesos (no lo digo yo lo dice la ministra de minas), la reforma a las pensiones pone en riesgo más de 300 billones de pesos de los ahorradores, la orden de parar la exploración de petróleo nos quita en el mediano plazo más del 50% de nuestras exportaciones y la paz, tan anhelada, nos costaba cientos de billones de pesos en la versión Santos. Considere usted estos costos como el monto al que hay que llegar en beneficios como resultado mínimo de sus reformas.

Ahora, donde las cosas cambian de color es en como llegar a esos objetivos. Una gran mayoría de los colombianos consideramos que si bien sus intenciones son legítimas, la forma de implementarlas no nos llevará a que se cumplan. La reforma a la salud como está planteada no mejorará, sino que empeorará la atención de los colombianos, gastando de pasada más plata. No se trata aquí de que difiramos en lo que se quiere lograr sino en que lo que se haga tenga un impacto positivo.

Lo mismo ocurre con la reforma a las pensiones. Es loable que más colombianos estén protegidas en su vejez, así como que se haga el sistema sostenible. El problema es que como está planteada la reforma las pensiones de los colombianos se ponen en riesgo, y no se garantiza un sistema sostenible.

Por otro lado, la transición energética no se logra prohibiendo la exploración de petróleo y gas. Si algo necesita la transición energética es fondos, que se perderían si se prohíbe la exploración. Simplemente, sus objetivos no están alineados con la estrategia táctica para llegar a ellos.

En la justicia pasa igual. Pretender que el problema de violencia del país se soluciona sin abordar la complejidad de las fuentes de financiación de la violencia es sencillamente elemental.

El gobierno de los presidentes Petro, Barreras y Racero tiene buenas intenciones, pero debe hacer un salto cuántico de calidad en la estrategia táctica para que sus acciones produzcan los resultados deseados. No es este un tema de visión política, sino de ingeniería de procesos y de sentido común.

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