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¡Familia Galán: casta privilegiada!

Claro que las castas privilegiadas siempre han existido en Colombia, sin embargo, para las familias Galán Sarmiento y Galán Pachón es caso sui géneris.

Uriel Ortiz Soto, Uriel Ortiz Soto
14 de marzo de 2014

La arrogancia de poder crea animadversión en la ciudadanía en general puesto que no está bien visto que quienes disfrutan de ese paraíso, en lugar de mirar a sus conciudadanos por el rabillo del ojo, deben pensar que ese pueblo que empieza a repudiarlos por sus extravagancias al mismo tiempo les está construyendo el mausoleo de su propia desgracia.  

La memoria: legado político, intelectual y moral del inmolado jefe y fundador del Nuevo Liberalismo, doctor Luis Carlos Galán Sarmiento (q. e. p. d.), es patrimonio de todos los colombianos que lo recordamos como un líder nato, pulcro y honesto, que prefirió ofrendar su vida, antes que arrodillarse ante las mafias de la corrupción, el narcotráfico y todo tipo de componendas politiqueras.

Nunca cohonestó con lo que fuera el caciquismo, el compadrazgo político y dineros mal habidos o del narcotráfico. El mismo Pablo Escobar Gaviria, temible jefe del cartel de Medellín, fue expulsado de sus filas cuando le comprobó que las inmensas fortunas que poseía no eran bien habidas y estaban manchadas de sangre y de violencia.  

Lamentablemente su legado e ideario ha sido relegados al olvido. Del Nuevo Liberalismo ya no queda ni la sombra, pero su imagen y  figura continúan en el corazón de los colombianos que lo recordamos como el verdadero caudillo que iba rumbo a la Presidencia de la República para rescatar a su pueblo de la inmensa ola de corrupción y de violencia en que siempre hemos vivido. 

Nos inclinamos reverentes y respetuosos ante su tumba para pedirle que interceda por sus vástagos y demás familiares, que desde su muerte han venido trasegando por los caminos del nepotismo y componendas politiqueras, vicios que él tanto combatió desde el Congreso de la República y las plazas públicas. 

No existe miembro de la familia Galán Pachón y Galán Sarmiento que no haya pasado por las delicias del poder. Todos al unísono para hacerse nombrar en cargos públicos, llevan el estandarte de la gloria de su pariente asesinado, que con sus ejecutorias escribió para las presentes y futuras generaciones las páginas más bellas de lo que debe ser el sano ejercicio de la política, más no, el nepotismo dentro de la administración pública de una misma familia.

Lamentablemente sus dos hijos mayores Juan Manuel y Carlos Fernando, no han sabido entender el mensaje diamantino y cristalino que les dejó su inmolado padre. Han tenido la desfachatez de postularse al unísono para ser senadores de la República por el mismo partido, que aunque se diga que no, tanto el liberalismo como Cambio Radical son la mima cosa, sólo se diferencian por su nombre. Es decir, liberales con diferente etiqueta. 

Considero que un buen jurista experto en asuntos electorales podría demandar ambas curules por el delito de nepotismo máxime entre dos hermanos que, si bien pueden tener una sólida preparación moral e intelectual para desempeñarse en la máxima corporación legislativa, este razonamiento por abstracto que sea, le está quitando el sueño a más de un colombiano. 

El común de la gente no se resigna aceptar que estos dos jóvenes, ya como senadores de la República, estén formando parte del Gobierno de Unidad Nacional para reelegir al presidente Santos, figura que también combatió el inmolado dirigente del Nuevo Liberalismo. Máxime si tenemos en cuenta que para dicha reelección se está constriñendo la conciencia de los electores a punta de dádivas y todo tipo de burocracia y contratos amañados.    

En reuniones sociales y mentideros políticos es mucho lo que se hable sobre este tema, muchos contertulios se atreven a pronosticar que con sus afanes desmedidos, por la voracidad burocrática y apetencias políticas, es muy posible que los electores en muy poco tiempo empiecen a cuestionarlos y a sacarlos del redil político/electoral.      

Su padre, Luis Carlos Galán Sarmiento, debe estar revolcándose en su tumba puesto que fue un feroz combatiente de las extravagancias politiqueras que sin ningún asomo de vergüenza viene practicando la familia Galán Sarmiento y Galán Pachón desde el mismo día de su muerte. 

Doña Maruja Pachón, viuda de Galán, madre de los dos senadores elegidos en las elecciones del 9 de marzo, manifestó en días pasados sin ningún rubor de vergüenza, que se encontraba con encrucijadas en el alma, puesto que como madre de ambos aspirantes al Senado de la República, no sabía por cuál de los dos votar.

No es que desde esta columna les estemos endilgando actos de corrupción o malos manejos, sencillamente es un llamado a la modestia y a la cordura, para que empezando por su señora madre, doña Maruja Pachón, guarden las proporciones burocráticas y legislativas para ser compartidas con el  inmenso número de colombianos que teniendo la misma o igual preparación tienen el mismo derecho, pero que a la postre se sienten en un grado de desventaja puesto que el poder político y la fama de la familia Galán Sarmiento y Galán Pachón, los obnubila. 

El tercer hijo de Luis Carlos Galán Sarmiento, es el doctor Claudio. Según la opinión de la mayoría de la gente que lo conocen, es el que más se parece en su físico al inmolado dirigente. Sus ademanes y comportamientos son compatibles, es reservado y muy seguro de lo que dice y hace, muy seguramente, si es que sus hermanos senadores no lo obnubilan, en muy poco tiempo podría ser la revelación de caudillo desaparecido. 
 
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