FORO SOBRE REACTIVACION
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El viernes 15 de abril se reunió en el Salón Boyacá del Capitolio Nacional, el Foro Económico Nacional con el tema: "Reactivación y Estabilización de la Economía". Participaron como ponentes Carlos Caballero y Mauricio Carrizosa, como comentaristas Eduardo Sarmiento, Salomón Kalmanovitz y el suscrito, y como moderador Jesús Bejarano. El recinto estaba colmado hasta las barras confirmando la vigencia que tiene el tema en la opinión pública.
DIAGNOSTICO: Es bien interesante la considerable coincidencia que aparece en el diagnóstico y que puede resumirse en los siguientes puntos:
1) La recesión comenzó entre 1979 y 1980.
2) Las causas de la actual reducción de la actividad económica se atribuyen a los siguientes fenómenos:
a.Insuficiencia de la demanda efectiva que tiene diversos orígenes.
b. Recesión internacional y depresión de los mercados de productos básicos.
c. Políticas económicas internas. Es significativo el escepticismo de Carrizosa a este respecto, ya que él encuentra en un modelo econométrico simplificado que sólo el gasto público y la tasa de cambio tienen alguna pequeña influencia significativa en el nivel de crecimiento de la economía.
d. Kalmanovitz considera que se debe examinar el efecto sobre la demanda efectiva de lo que él define como el deterioro en la distribución del ingreso durante los últimos años.
e. Reconociendo la validez de los principales aspectos del análisis anterior, el suscrito estima que, en los ciclos económicos, tienen considerable influencia las expectativas. En este aspecto, es de la mayor importancia, para interpretar la recesión actual, el incremento de incertidumbre que se ha presentado durante los últimos meses a causa, principalmente, de fenómenos ajenos al control del actual gobierno.
RECOMENDACIONES: La coincidencia en el diagnóstico no obsta para que se presente una divergencia muy marcada en las políticas que se recomiendan para resolver los problemas, que cubre una inmensa gama de posibilidades contradictorias:
Mauricio Carrizosa, consistente con su escepticismo sobre el efecto de las políticas internas, no ofrece ninguna recomendación explícita para resolver el problema, y parece decir: Absteneos de cometer errores demasiado graves y las fuerzas del mercado resolverán el problema a su debido tiempo.
Carlos Caballero, en cambio, subraya vigorosamente que la recesión actual se origina principalmente en los errores de política interna y, especialmente en los aspectos fiscales y de gasto público. Por consiguiente, propone, en representación de Fedesarrollo, que se acoja abiertamente una fórmula keynesiana integral, en que el principal esfuerzo se concentre en incrementar el gasto público, sin descuidar el sector externo y la aceleración de la devaluación gradual que, en su opinión, se necesita para evitar un deterioro de las reservas internacionales.
Eduardo Sarmiento es muy optimista sobre la aplicación de la experiencia colombiana en el manejo de la economía con base en lo que él llama "políticas selectivas", que consiste en profundizar el diagnóstico para identificar las características específicas de las dificultades de cada uno de los sectores y aplicar acciones diferenciadas a cada uno de los problemas individuales. Según Sarmiento, este enfoque sectorial, ha tenido éxito en el país, siempre que sea aplicado sistemáticamente. En particular, considera que los resultados de 1978, cuando se logró la más alta tasa de crecimiento, con la más baja tasa de inflación del decenio de los años setentas, debe atribuirse a esta política.
Salomón Kalmanovitz presenta recomendaciones consistentes con su diagnóstico. En efecto, dado el enfásis que le atribuye al deterioro de la distribución del ingreso, la conclusión lógica es que debe tratarse de aumentar el empleo y la retribución del trabajo para lograr un incremento de la demanda efectiva y una reactivación de la economía, sin inflación. Para lograr simultáneamente todos los efectos saludables, Kalmanovitz propone que se reduzca la jornada de trabajo de 48 horas a cuarenta semanales, sin reducir los salarios, y que se prohiban las horas extras. Esta fórmula, que es muy atractiva por su gran simplicidad, ha sido ensayada recientemente en Francia con resultados muy negativos sobre la actividad económica y sobre la estabilidad de los precios.
La actitud del suscrito es bastante ecléctica: reconozco la necesidad de evitar un deterioro aún mayor de la demanda, con una reducción del gasto público; pero estimo que la utilización masiva de este instrumento puede llevarnos a un proceso de stopgo, como el que han sufrido Inglaterra y Estados Unidos en los últimos decenios. Acepto la necesidad de mejorar la distribución del ingreso, pero prefiero medidas que busquen la reducción de la tributación de los asalariados (como las adoptadas durante la emergencia económica) y la mejora gradual de la retribución al trabajo, a través de la distribución equitativa de los incrementos de productividad; pero temo una reforma parcial de nuestra compleja legislación laboral, como la propuesta por Kalmanovitz.
Acojo con entusiasmo el principio de la acción selectiva del Estado, para lograr resolver los problemas sectoriales específicos; pero siempre que estas medidas se apliquen con base en normas estables y claras, que eviten la arbitrariedad (a veces venal) de los mandos medios.
Mi recomendación adicional es que se busque reducir la incertidumbre. Mientras no se restablezca la confianza de los empresarios, no se logrará la reactivación. Para ello, es necesario que las declaraciones y las medidas del gobierno sean consistentes con la necesidad urgente de la reactivación. Reconozco que el gobierno ha hecho un esfuerzo inmenso para reactivar la economía; pero debo confesar que, en algunas ocasiones, ha colocado demasiado énfasis en el incremento del ahorro y en la reducción a corto plazo del ritmo de inflación, metas que no son enteramente consistentes con la urgencia de la reactivación. Es además inaplazable la definición de la legislación tributaria, por parte del Congreso.