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GANADORA ABSOLUTA: LA CONSULTA

Semana
9 de abril de 1990

Lo que hubo el domingo en Colombia no fueron unas elecciones. Fue una revolución. La revolución de la consulta popular, que como mecanismo interno de los partidos es, a partir de hoy, irreversible. El Partido Liberal ya jamás podrá volver a imponer un candidato mediante el anacrónico mecanismo de una convención, y el Partido Conservador, si es que logra sobrevivir a la imagen de fósil que le dejó la no consulta entre las filas de su partido, tendrá que escoger entre adoptar cuanto antes este mecanismo, o enfrentarse a la muerte por desuso.
La consulta popular le hizo e honor a su nombre: se le consultó al pueblo cuál era el candidato de sus preferencias. Se le puso "pueblo" a esta escogencia, y se demostró que por primera vez en la historia, los colombianos se liberaron, como Berlín, y votaron por quien se les dio la gana.
Con el aplastante triunfo de César Gaviria, finalmente el mecanismo de la consulta popular se liberó de los poderosos "fucús" que se ventilaban en su contra.
El primero de ellos era que habría interferencia del Partido Conservador en la escogencia del candidato liberal. La prueba de que no la hubo consiste en que el único candidato liberal contra el cual habría tenido juego el conservador era Durán Dussán. Su exiguo resultado electoral demuestra, entonces, que los conservadores, o no votaron por el candidato que les convenía, o Durán no tenía votos liberales. Por el contrario, si es cierto que hubo votos conservadores por César Gaviria, y teniendo en cuenta que era el candidato liberal que menos convenía para enfrentarlo con Lloreda significa que fueron votos a conciencia, carentes de cualquier ánimo de interferencia electoral.
El segundo "fucú" que se le achacaba a la consulta popular consistía en que se debilitaría el Partido Liberal, porque se perdería el concepto de unidad y de jerarquía, al no depender del partido, sino del pueblo, la escogencia del candidato.
Falso. La consulta popular se tomó las elecciones del domingo, volviéndolas presidenciales y rescatándolas del poco entusiasmo que generan las elecciones para corporaciones. En este sentido, la consulta se convirtió en el motor del interés electoral lo que, no me cabe duda, "jaló" obstensiblemente el voto liberal, fortaleciendo al partido, y debilitando por contraste al Partido Conservador, donde la escogencia del candidato presidencial todavía le pertenece al reducido y para estos propósitos vetusto escenario de la convención del partido.
Y finalmente, el tercer "fucú" contra la consulta consistía en alegar que el tal voto independiente o de opinión era un mito, porque la consulta popular iba amarrada a las elecciones parlamentarias.
Nada más falso. Así como puede decirse que la mayor ganadora de las elecciones del domingo fue la consulta, los grandes perdedores fueron los caciques. La maquinaria política se desintegró, quedando reducida al cerca del 15% que obtuvo Durán. Y con su desintegración quedaron reivindicadas, de paso, las vilipendiadas encuestas políticas, que aseguraban y recontraaseguraban, en medio de cierto escepticismo nacional, que este fenómeno de que la opinión le ganara al voto amarrado era, sencillamente, posible de suceder en Colombia, después de que hubiera pasado exactamente lo contrario en el histórico episodio del Consenso de San Carlos. En aquella oportunidad, la opinión perdió con Carlos Lleras, y los caciques gánaron con Turbay. Todo ese tiempo hace que en Colombia llevamos creyendo que el pueblo carecía de vocación para liberarse de sus jefes.
En conclusión, la consulta popular puso a Colombia a nivel de las democracias más desarrolladas del mundo. Fortaleció el Partido Liberal y la democracia. Y sacó la selección del candidato a la Presidencia de las manos de los caciques, para entregársela al pueblo.
Tres son las personas más perjudicadas con este arrollador triunfo de la consulta. El ex presidente Pastrana, que se dejó coger ventaja de la historia, y quien ahora, demasiado tarde, tendrá que ingeniárselas para sacar a su partido de la era terciaria. El ex candidato Hernando Durán, que perdió identificado como el antiCristo de la consulta popular. Y el director del Instituto de Estudios Liberales, que deberá explicar cómo fue que hizo las sumas y las restas que le permitieron afirmar que Durán Dussán le ganaba de cualquier forma la consulta popular a César Gaviria.
P.S.: ¿No es una verguenza para el Partido Conservador, que Carlos Pizarro, del M-19, haya recibido la mitad de los votos para alcalde de Bogotá, que obtuvo el candidato oficial del conservatismo, Hernan Vallejo?

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