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Garzón no le pedalea a la ciclovía

Juan Camilo Macías, director de la Fundación Pedalea tu Ciudad, critica a Lucho Garzón por su falta de interés en el principal espacio de recreación de los bogotanos.

Semana
23 de enero de 2005

Desde 1974 la ciclovía se ha convertido en una marca internacional de Bogotá, a tal punto que se ha vuelto famosa la frase "Bogotá no tiene mar, pero tiene ciclovía". Cerca de dos millones de personas salen cada fin de semana a recorrer los 120 kilómetros de vías que se habilitan todos los domingos y días festivos para uso exclusivo de peatones y ciclistas.

Más allá de los beneficios ambientales, el verdadero objetivo de la ciclovía es construir una sociedad verdaderamente igualitaria. Cada fin de semana los bogotanos disponemos del espacio público más grande del mundo, en el que millones de niños, ancianos y discapacitados pueden salir a disfrutar su ciudad sin el temor de que los mate un carro.

A pesar de que la ciclovía es el único espacio de recreación para la gran mayoría de familias bogotanas, durante el último año el alcalde Luis Eduardo Garzón decidió cancelar esta tradicional jornada en tres oportunidades para facilitar el desplazamiento de los 300.000 vehículos que salieron de la ciudad en la temporada de vacaciones de fin de año y Semana Santa.

Durante las alcaldías de Enrique Peñalosa y Antanas Mockus nunca se canceló la ciclovía para facilitar el plan retorno, pues era claro que el bienestar general debía primar sobre el interés particular. A pesar de la férrea oposición de algunos influyentes bogotanos, ninguna de estas dos administraciones recortó la ciclovía y por el contrario, su longitud aumentó de 80 a 120 kilómetros.

Cancelar la ciclovía para que unos cuantos bogotanos lleguen más rápido a la finca es una decisión marcadamente elitista. ¿Será que al alcalde Garzón no le interesan los millones de ciudadanos que durante estas vacaciones solamente pudieron salir de paseo a la ciclovía o al parque Simón Bolívar?

Con la disculpa de facilitar las obras de TransMilenio en la Avenida Suba, la Administración Distrital decidió cerrar la ciclovía en la Avenida Boyacá desde la calle 80 hasta la 134. Este tramo en ningún momento interfiere con dichas obras, por lo que la verdadera intención de esta medida es evitar algunos trancones y hacerles más cómoda la vida a quienes se movilizan en carro por este sector de la ciudad.

La actual administración del Instituto de Recreación y Deporte (Idrd) decidió recortar el número de guardianes de la ciclovía para contratar 50 guías cívicos sin ninguna preparación y que ni siquiera tienen bicicleta. Como si esto fuera poco, desde hace ocho meses no contratan el servicio de sonido para los 21 puntos de la recreovía, por lo que los aeróbicos deben hacerse sin música o dependen de la grabadora de algún vecino.

En una reciente entrevista al diario El Tiempo, el alcalde Garzón afirmó que uno de sus propósitos para 2005 es seguir juicioso la dieta para que su barriga no sea la inspiración de tantas caricaturas. Con todo respeto le sugiero que la forma más efectiva de bajar esos kilitos de más es poniéndole sonido nuevamente a la recreovía para que pueda salir cada fin de semana a hacer aeróbicos en algún parque de la ciudad.

Desde hace varios años, un sector de la élite bogotana viene pidiendo acabar con la ciclovía y parece que lo está logrando. Es irónico que esto suceda bajo una administración que se proclama defensora de los más pobres y a la que le fascina echar discursos de equidad e igualdad social.

Quienes disfrutamos de la ciclovía debemos impedir que el alcalde Garzón desmonte este lugar de encuentro en el que semanalmente se evidencia la prioridad que tenemos los ciudadanos sobre los automóviles en Bogotá.

* Director Fundación Pedalea Tu Ciudad
pedaleatuciudad@terra.com

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