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HABLAR DE OTRA COSA

Semana
2 de marzo de 1998

Te estás volviendo obsesivo", me dice un amigo. "No se puede estar hablando cada semana de la guerrilla o de las ONGs". De pronto tiene razón. Hay que cambiar de disco. Pero la verdad es que todo el mundo, en Colombia, se la pasa hablando de lo mismo: de la paz, de la corrupción, de Samper, del proceso 8.000, del funesto Congreso que tenemos. De ahí no salimos. Y, en realidad, no es fácil escapar a estos temas que inundan toda conversación social. ¿Sobre qué escribir entonces? Ahí empiezan las dificultades. Tuve la tentación de referirme a los enredos sexuales de Clinton, pero María Isabel Rueda, la semana pasada, se me adelantó, con reflexiones muy semejantes a las que yo habría hecho. Siempre me han fascinado, como a Octavio Paz, las diferencias entre la cultura protestante y anglosajona y la nuestra, católica e hispánica. La primera no admite la mentira. La nuestra, por desgracia, sí. Rinde culto a las apariencias. Los verbos ser y parecer establecen la distancia más significativa entre la sociedad norteamericana y la de América Latina. Cierto: si la mentira, entre nosotros, tumbara a un presidente, Samper se habría caído hace tiempos. Pero ahí está, feliz, tejiéndonos fábulas y con 15 kilos de más ("tendrán Samper para rato", nos amenaza). "Sólo se ruboriza cuando se le escapa una verdad", comenta un amigo. Pero... ¿quién lo ha visto ruborizarse? ¿No ven? Volvemos a lo mismo. No hay manera de evitarlo. Bueno, se me ocurrió de pronto, abusando de la libertad que esta revista concede a sus columnistas, expresar algunos reparos al análisis hecho por Felipe López, la semana pasada, sobre Serpa. " Como candidato para las masas es de los mejores que ha tenido el Partido Liberal desde Gaitán", escribió. " Su problema es de clase dirigente pero no de masas". ¿Estás seguro, Felipe? El loco Jaime Garzón logró una réplica estruendosa a estas aseveraciones. En la plaza de toros, el domingo pasado, lanzó un solitario grito de "¡Viva, Serpa!" , y hay que ver la rechifla que produjo en los tendidos de sombra y en los de sol. No, a Gaitán le ocurría lo contrario que a Serpa: ignorado por las convenciones oficialistas, recibía ovaciones en la plaza de toros. Tema obsesivo también, qué vaina. El Senado de D_Artagnan. Sería un tema si yo fuese gastrónomo. Pues todos sabemos que él es ya un cenador. ¡Y qué banquetes se daría si Serpa fuese elegido presidente! Con más contratos de postre, para que su columna siga mereciendo la rúbrica de publicidad política pagada. En cambio, senador con ese quiere ser Carlos Alonso Lucio. Todas las mañanas, en la avenida Circunvalar, encuentro unos gigantescos carteles con su ancho rostro en primer plano. Detrás, algo difuminado, el de El Libertador. Nada menos. Y un título: el sueño de Bolívar. Para usar una expresión de la costa, Lucio tiene...(lo que sabemos). ¿Dadas sus amistades poco piadosas, verlo a él en el Senado no sería más bien la pesadilla de Bolívar? Otro tema desechado: respondiendo un cuestionario del noticiero NTC, Manuel Marulanda dice que Serpa "es el real continuismo del presidente Samper". Caramba, al fin de acuerdo con 'Tirofijo'. ¿Cómo se explica entonces su presunta solicitud a Juan Manuel Santos para que se mantenga neutral? Seguro que Leiva Durán le transmitió a éste un mensaje equivocado. Problemas con su radio, supongo.Nada, todo vuelve al eterno círculo dentro del cual giramos neuróticamente los colombianos. Termino con un tema breve y modesto, modestísimo, insólito en una columna de SEMANA: una calle de Suba. Allí vive mi conductor, un hombre excelente, que trabajó también con Gabo. Atendiendo una buena propuesta de la alcaldía local, de pavimentar vías con el esfuerzo de la comunidad, él y sus vecinos compraron materiales (arenilla, madera, varillas de hierro), alquilaron maquinaria y contrataron un ingeniero a fin de cumplir su parte en este convenio. No fue fácil reunir entre todos seis millones de pesos porque es gente muy pobre. Una señora, que vende cigarrillos en la calle, dio su parte, $140.000, en monedas. La alcaldía, de acuerdo con un cronograma, fijó la fecha del 10 de diciembre para cumplir con su parte, que era enviar el concreto. Y a la hora de la verdad no lo envió. No cumplió lo ofrecido en cartas. La pequeña comunidad que vive en la cuadra fue miserablemente defraudada. Es lo que se hace con los pobres en este país. ¿Y ante quién pueden quejarse? Le dejo la inquietud a Enrique Peñalosa. A sus modestos electores no se les puede poner conejo. La verdad es que entre el periodismo político y el periodismo light (Julito Sánchez Cristo ha logrado dosificarlos muy bien en su FM) , hay un espacio huérfano donde quedan sin expresión menudos y grandes atropellos. La correspondencia de todo columnista está llena de quejas y denuncias. ¿Qué hacer con ellas? Son pulgas minúsculas al lado de elefantes como Caprecom e Inurbe. ¿Lo ven? Aunque uno no quiera, vuelve a nombrar el animalito que monseñor Rubiano hizo famoso. Bueno, esto terminará el 7 de agosto. ¡Pero cómo tarda en llegar!

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