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El Punto de quiebre

La Fundación Paz y Reconciliación ha lanzado su último informe sobre el posconflicto y la implementación del acuerdo.

Ariel Ávila, Ariel Ávila
28 de noviembre de 2018

De las cerca de 300 páginas de informe, las primeras 80, las dedica a un análisis sobre la situación de seguridad del país. La conclusión esencial es que Colombia está en un punto de quiebre, en donde: o se avanza en la construcción del camino de la paz y nos regresamos a la violencia. Todos los indicadores asociados al conflicto armado han disminuido fuertemente en los últimos años, sin embargo, dos de ellos se detuvieron y tienen una leve tendencia al aumento en 2018.

El desplazamiento forzado está en uno de los niveles más bajos. En los peores años de la guerra se presentaron más de 700.000 desplazamientos, en 2018 la cifra llegará al 10 por ciento, cercana a los 70.000. Los datos se ven a continuación. Las cifras de 2018 están hasta el 31 de septiembre de 2018.

La desaparición forzada asociada al conflicto armado también disminuyó, al igual que el secuestro. En los peores años de la guerra, Colombia llegó a estar por encima de los 3.300 secuestros por año, en el 2017 se presentaron 193 y en 2018 se estará cercano a los 160 secuestros. Los datos se ven a continuación.  

En todo caso, a pesar de estos avances tan importantes. El homicidio, que venía de una caída fuerte desde 2012 ha comenzado a aumentar en 2018. En 2012 hubo cerca de 16.000 homicidios y en 2017 se llegó a una cifra inferior a los 12.000 homicidios, es decir, una reducción de 4.000 homicidios. En 2018 se detuvo ese descenso y se está produciendo una leve tendencia al aumento. Tal como se ve en la siguiente gráfica.

En total, de los 281 municipios priorizados para el posconflicto, en 145 se da un aumento del homicidio y de ellos hay un grupo de 12 donde la situación es realmente preocupante, municipios con incrementos por encima de 100 por ciento de su tasa de homicidio de un año a otro. La situación más preocupante se vive en tres subregiones: La más delicada es la zona del Bajo Cauca, Norte y Nordeste de Antioquia. Allí hay una guerra que involucra cerca de 17 estructuras criminales, pero la guerra más intensa se da entre antiguos socios: Los Caparrapos y el Clan del Golfo. La siguiente subregión afectada es el Catatumbo, donde la guerra entre ELN y EPL deja centenares de muertos y a esto se le suma una confrontación entre el ELN contra organizaciones locales dedicadas al narcotráfico en la zona del aérea metropolitana. La tercera subregión, la cual desde hace meses vive una guerra, es la costa pacífica nariñense, allí son nueve las estructuras criminales que se disputan el control metro a metro.

Cuando se estudia cada uno de estos territorios, el informe, concluye que cuatro factores son los que determinarán si Colombia vuelve a la guerra o avanza hacia la construcción de paz. 1. La extradición de Santrich. Más allá de si el señor es culpable o inocente, lo cierto es que su extradición llevaría a que un buen número de mandos medios se vayan hacia las disidencias. Hoy las famosas disidencias de las Farc o grupos Posfarc, como los denomina el informe, están en 58 municipios, son 22 grupos y tienen cerca de 1.600 combatientes. Hasta ahora estos grupos tendrían dos destinos. El primero es que se bandolericen. A medida que van muriendo sus mandos y pasado el tiempo terminarán siendo grupos criminales. La segunda alternativa es que se forme una nueva guerrilla. El punto de quiebre es la cantidad de mandos medios que reincidan. De tal forma que la extradición de Santrich provocaría una desbandada hacia las disidencias y ello podría llevar al surgimiento de una nueva guerrilla.

El segundo factor es el ELN. La no continuidad de los diálogos de paz aumentará la situación de inseguridad en algunas regiones y sobre todo, el ataque a la infraestructura energética del país. El tercer factor es el futuro del sometimiento a la justicia del Clan de Golfo.  El gobierno de Juan Manuel Santos dejó casi todo listo para dicho sometimiento, sin embargo el gobierno Duque paró todo y ha dejado de lado los avances. De hecho, las guerras internas del Clan del Golfo son producto de la división interna frente al sometimiento, y cada día que pasa la organización se fragmenta más. Además, dicha división la están aprovechando las organizaciones criminales mexicanas como el Cartel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. El último factor es el tema Venezuela y la aventura de una posible intervención en esa región.

El mensaje de fondo es que el gobierno Duque debe tomar la decisión: o le echa gasolina a un incendio que se está apagando o le echa agua. O también se puede decir que el gobierno debe tener cuidado de jugar con candela, pues se puede quemar.  

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