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J Balvin es dos veces más exitoso que Maluma y ocho que Frank Sinatra

Aplicaciones como Spotify determinan con precisión cuánto vale cada artista en la música, en este mundo actual donde los reguetoneros colombianos superan a leyendas como Los Beatles, los Rolling Stones, Metallica o Pink Floyd.

Germán Manga, Germán Manga
19 de septiembre de 2018

Un juez de alcance universal reportó hace pocos semanas que el cantante número uno del mundo era el colombiano J Balvin (José Álvaro Osorio, Medellín,1985). Nadie en la historia de nuestra música había llegado a esas alturas, pero como toda gloria es efímera hoy ya no es el número uno, que es el canadiense Drake, con 55 millones de oyentes. El colombiano es ahora el dos, pero la aritmética de su éxito es impresionante: en promedio,  44 millones de personas de todo el mundo escuchan sus canciones cada mes. Eso es más del doble del promedio de Maluma (21 millones) y ocho veces el de Frank Sinatra (5 millones).

 Lo dice Spotify, la popular aplicación multiplataforma de origen sueco que es uno de los paraísos sin límites para melómanos en todo el planeta y cuyas métricas instantáneas son una especie de juicio final anticipado para cantantes, orquestas y todo tipo de artistas, porque determinan, cada día, cada hora, cada minuto, quién es quién y cuánto vale cada artista y cada obra en términos de aceptación por parte del público, en todos los géneros de la música, con alcance universal.  

 Transitar por sus datos, a disposición para cualquier usuario, sin restricciones,  es un vértigo de emociones y sorpresas, de alegrías y dolores, que en el fondo solo confirman lo básicos, volubles, ingratos  y caprichosos que podemos llegar a ser los humanos, lo inexplicable y sorprendente que subyace siempre en el éxito o el fracaso,  así como los estragos y miserias que resultan del abandono y del olvido.

 Sebastián Yatra, (Sebastían Obando Giraldo, Medellín, 1994) otro cantante nuestro, tiene 14 millones de oyentes al mes. Los mismos que tienen  por estas fechas Los Beatles y mucho más de los que tienen los Rolling Stones: 11,6 millones, Metallica: 10,6 millones, Nirvana: 10,8 millones, Madonna: 9,3 millones, o Pink Floyd: 8 millones.

 Bastante lejos de los punteros, pero fuertes,  Wolfine (Andrés Felipe Zapata Gaviria, Medellín, 1978) tiene 7,6 millones de oyentes/mes y Manuel Turizo (Manuel Turizo Zapata, Montería, 2000), 7,5 millones, que son los mismos que logra el rey del rock Elvis Presley. El dato, como los anteriores, ilustra la gran revolución que experimentan los gustos musicales en el mundo, de mano de las actuales generaciones. Una gran leyenda de hispanoamérica, como Alejandro Sanz, tiene 5,3 millones de oyentes, (casi lo mismo que Cali y el Dandee 5,1 millones). Santana apena logra 4,8 millones, Juan Gabriel 3,8 millones, Miguel Bosé 3,1 millones, Vicente Fernández 2,6 millones y Roberto Carlos 1,6 millones.

 Shakira, quizás la más talentosa y versátil de nuestros cantantes, se mantiene en las ligas mayores del pop. Con 25,4 millones de oyentes al mes, es la cuarenta artista más seguida en el mundo, una posición sólida considerando que Michael Jackson tiene 26,3 millones y Selena Gómez 25 millones, aunque la superan ampliamente los más fuertes del género como Ariana Grande, 40 millones, Post Malone 33,9 millones o Camila Cabello, 33 millones.

 Hay grandes generales en derrota. El género de la salsa como un todo. Resulta melancólico y aterrador que Henry Fiol (Oriente, la Juma de Ayer, entre otros clásicos)  solo tiene 46.000 oyentes al mes. Rubén Blades, intelectual, poeta, ícono de la Fania: 1 millón. Ricardo Ray y Bobby Cruz: 156.000. Joe Arroyo: 1,4 millones. Celia Cruz: 2,3 millones. El Gran Combo de Puerto Rico: 717.000.  Johnny Pacheco: 445.000. Y ninguno logra superar a nuestro Kevyn Roldan (Ronny Kevin Roldán Velasco, Cali 1993) que tiene 2.437.000 oyentes al mes en Spotify.

 A los vallenatos tampoco les va bien. Diomedes Díaz solo tiene 318.000 oyentes al mes, los Hermanos Zuleta: 58.150, Jorge Oñate: 69.348,  El Binomio de Oro: 564.000. Artistas más vigentes como Silvestre Dangond: 2 millones, Jorge Celedón: 556.000, Pipe Peláez: 65.000. El gallo fino de esa categoría es sin duda Carlos Vives, el artista 335 más escuchado del mundo, con 7,6 millones de oyentes al mes.

También hay brumas y dolores frente a los devastadores efectos del olvido. Mientras nuestra bella Greeicy (Greeicy Yeliana Rendón Ceballos, Cali, 1992) tiene 2,3 millones de oyentes, Billie Holiday tiene 1,3 millones. George Brassens, un grande de los años 50, la calidad de cuyas letras lo llevó a las alturas de la Academia Francesa apenas tiene  301.000 oyentes. Édit Piaf: un millón, Mina la grande de Italia: 399.000, Tom Jones: 1,6 millones, Dean Martin: 1,6 millones, José Alfredo Jiménez: 983.000, Pedro Infante: 743.000, Javier Solís: 789.000, Enrico Caruso: 24.000, Carlos Gardel: 258 .000, Plácido Domingo: 476.000.

 Expertos y aficionados tienen múltiples argumentos para explicar por qué están las cosas como están en el mundo de la música.  “Entre gustos no hay disgustos” pero la novedad es que cifras y resultados estén al desnudo gracias a la tecnología. Al estilo de la serie de T.V Black Mirror, así de precisas e implacables podrían llegar a ser en el futuro las métricas de desempeño de las personas en cualquier actividad.  

En la música llegarán a ser aún más precisas porque Spotyfy es una plataforma innovadora y sorprendente pero pequeña al lado de sus competidores,  Apple -la mayor en usuarios, compró Shazam y Pop Up Archive-. Google reina en los videos con YouTube y está fusionando sus herramientas en YouTube "Remix". Amazon es dueño del altavoz inteligente Echo. Con su catálogo de 35 millones de canciones y sus herramientas inteligentes, Spotify es, en esencia, un pajarito indefenso y abandonado en su nido que en cualquier momento recibirá el raponazo. En este mundo de los algoritmos, donde ya gobiernan en la comunicación y en los negocios, Apple, Google, Amazon, Microsoft, también quieren ser quienes determinen, ahora y en el futuro, cuánto vale cada artista y cada canción que se ejecute, en cualquier rincón de la tierra.

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