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¿Traiciona el Plebiscito el Proceso de Paz?

El plebiscito habría perdido el derecho constitucional fundamental a la paz por haberlo sometido al designio de las urnas de manera imprudente.

Jesús Pérez González-Rubio , Jesús Pérez González-Rubio
7 de julio de 2016

Estoy muy preocupado –y creo que el país debería estarlo también- por el destino final del Proceso de Paz. ¿Por qué? Porque la abstención tiene grandes posibilidades de derrotar a la paz que se ha negociado.

Y si la abstención o el “NO” salen triunfantes en el Plebiscito no habrá ganado realmente ningún colombiano como no ganó en el Reino Unido nadie con el triunfo del Brexit hasta el punto de que los líderes de éste –el señor Johnson y Farage- han hecho mutis por el foro, pero todos habremos desaprovechado la oportunidad que tenemos de conseguir la paz al menor precio posible. Lo digo porque las opciones de perder quienes apoyamos el Proceso de Paz son muy grandes aunque los detentadores del Poder no quieran darse por notificados.

De acuerdo con la encuesta de Ipsos Napoleón Franco que publica la Revista Semana (edición 1783), en el llamado “Plebiscito por la paz”, ganaría el “NO” incuestionablemente por cuenta de la abstención y de la poca popularidad del Presidente Santos. Sobre ésta última acaba de escribir Álvaro Forero Tascón: “Aunque el anhelo de los colombianos es terminar el horror de la guerra, tiene menor apoyo popular el Presidente Santos que está consiguiéndolo… que el Presidente Uribe que no lo logro”… (El Espectador 4 julio 2016)

El censo electoral es de 34 millones y no creo que en la consulta plebiscitaria voten más de 12. Contrastemos, pues, el 13% del censo electoral más un voto, umbral mínimo de aprobación del Plebiscito, contra el 36% de los votos favorables a él según la encuesta de Semana.

Si votan 10 millones, sólo 3.600.000 ciudadanos lo harían por el “SÍ”. Y si la votación asciende a 12, el “SÍ” perdería con 4.320.000 votos de apoyo ya que no alcanzaría los 4.420.001, necesarios en la hipótesis que trabajo para ser aprobado. Le faltarían, al menos, 100.001 votos. Habría perdido el derecho constitucional fundamental a la paz por haberlo sometido al designio de las urnas de manera imprudente y, en mi opinión, inconstitucional de toda inconstitucionalidad.

El Presidente Uribe perdió su referendo de 2.003 porque no alcanzó la votación mínima de participación que era del 25% del censo electoral. Ese 25% era en ese momento de 6 millones de votos. Actualmente es de 8.500.000.

El Presidente Santos en el 2.014 ganó la Presidencia con 7.816.986 sufragios una suma bastante inferior a los 12 millones de mi hipótesis.

El Plebiscito consiste en una propuesta de interés nacional basada en una decisión del Ejecutivo que el Presidente pone a consideración del electorado. Se vota tanto por el texto mismo sometido a su consideración, como por quien lo somete, es decir, el Presidente que no tiene manera de desligarse de su propuesta. ¿Logrará que voten mucho más de 12 millones de colombianos?

Por la razón anotada una derrota del Plebiscito puede llevar no sólo a que se frustre el propósito de paz sino a una crisis presidencial. ¿Es necesario, conveniente o útil correr esos riesgos?

Algunos datos de la misma encuesta respecto del Presidente no nos permiten ser optimistas:

1. Su imagen desfavorable es del 66%. Injusto. Mientras que el ex presidente Uribe tiene una imagen positiva del 53%.

2. Los partidarios de que los jefes de las Farc vayan a la cárcel es del 84%.

3. Los partidarios de que no puedan participar en política es del 71%.

4. Los que creen que las Farc no entregarán todas las armas es del 80%. Obsérvese que en el momento del Plebiscito las Farc no habrán dejado las armas.

5. Que el Presidente amenazó con una guerra urbana lo cree el 59%.

6. Que las Farc no cumplirán el cese al fuego lo cree el 59%.

7. Que Uribe no se opone a la paz pero no la quiere a cualquier precio es la opinión del 60%.

8. Sólo el 43% cree que el país va por buen camino.

9. Sólo el 30% está satisfecho con el trabajo de Santos como Presidente.

10. Sólo el 28% cree que Santos está cumpliendo sus promesas electorales.

11. Sólo el 44% aprueba la forma como el Presidente ha manejado el tema de la paz.

12. Es desaprobado en todos los temas sometidos a consideración de los encuestados con descalificaciones que van del 52% respecto de las relaciones internacionales al 86% en el tema del desempleo.

Lo peor de todo es que no sólo no se necesita el Plebiscito sino que la paz como derecho constitucional fundamental no puede estar sujeta a la decisión de las mayorías.

El artilugio que aparentemente trae la Ponencia que se discutirá en estos días en la Corte Constitucional según el cual lo que se someterá a consideración del electorado no es el derecho a la paz sino los acuerdos de La Habana, no pasa de ser una entelequia artificiosa. La razón es simple: Si ante la pregunta ¿aprueba usted los acuerdos para ponerle fin al conflicto entre el Gobierno y las Farc? gana el “NO”, ha perdido la posibilidad de la paz, de esta paz, por dos sencillas razones: a) Porque “La decisión aprobada a través del Plebiscito… tendrá un carácter vinculante”… y b) Porque el señor Presidente ha tomado la decisión de que si gana el “NO”, no saldremos para nuevas negociaciones sino para la continuación de la guerra, que según él ha afirmado, las Farc llevarán a las ciudades.

Las Farc han dicho a finales de junio: “si gana el no, no significa que eso tenga que dar al traste con el proceso”… El Tiempo del 3 de julio pasado trae la siguiente declaración del señor Ministro del Interior: “Si por alguna razón (el plebiscito) se pierde, pues simple y sencillamente se acabará el proceso, no habrá posibilidad de renegociar. Y tristemente volveremos a la guerra”. (p.3) Respuesta contundente.

¿La Corte Constitucional se dará por notificada, sí o no, de que con cualquier redacción de la pregunta, lo que se somete a consideración del electorado es que decida entre la paz ya negociada y la guerra? Ya sea que se pregunte por el Acuerdo para ponerle fin al conflicto armado, o se nos ponga a decidir directamente respecto de la paz, lo que se jugará en el Plebiscito, prácticamente a los dados, es este derecho constitucional fundamental. Eso es insoslayable. Esto no puede ser ni más irracional, ni más incivilizado, ni más inconstitucional.

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