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El evangelio político según el representante Prada

El representante uribista no tiene duda de la maldad que encarnan hombres y mujeres como Jorge Robledo, Gustavo Petro, Antonio Navarro, Piedad Córdoba y Clara López.

Joaquín Robles Zabala, Joaquín Robles Zabala
20 de abril de 2017

La enorme capacidad de distorsión que esgrime el uribismo no hay que subestimarla. Está presente en cada uno de sus actos y la podemos rastrear desde mucho antes de que el cerebro gris que le dio vida llegara a la gobernación de Antioquia. Toda distorsión es entrópica porque deforma o altera el mensaje. Llamar criminales a quienes manifiestan una posición de izquierda y democráticos a quienes defienden las teorías del expresidente y senador no solo es un acto perverso sino también una manifestación explícita de odio a la diferencia.

“La izquierda es minoría y en gran parte son guerrilla. La guerrilla es terrorista. Por eso la gente quiere a Uribe”, trinó hace unos días el representante huilense del Centro Democrático Álvaro Hernán Prada. La afirmación, sin duda, no solo es peligrosa cuando viene de alguien con cierto espacio de poder sino también profundamente estúpida. Es confundir, como solía decir un amigo, “la mierda con el caviar”. O creer que en las novelas las axiologías de los personajes corresponden directamente a las del escritor.

La distorsión, cuando se vuelve reiterativa, cala hondamente en los cerebros de quienes la perciben, mucho más cuando la tecla de ese chip ha sufrido su deterioro. En el mundo, la cultura sigue siendo la madre de todos los actos, y los actos guardan una estrecha relación con las creencias y costumbres. Nadie actúa transgrediendo sus cimientos ideologías. Y cuando el representante del Centro Democrático afirma semejante barbaridad, lo que está dejando al descubierto son las bases que fundamentan su posición política y su sistema de creencias.

Este, por lo tanto, se convierte en el interruptor que nos permite actuar y nos lleva a defendernos de quienes intentan convencernos de lo contrario. Es el mismo sistema que hace que una persona crea que después de esta vida --si seguimos a pies juntillas los postulados bíblicos-- iremos a un paraíso que fue hecho a nuestra medida. El martilleo reiterativo sobre esa tecla nos ha hecho creer que profesar una posición de izquierda es malo y manifestar una de derecha es bueno. El mismo silogismo lo esgrimió en uno de sus escritos el “eminente” abogado De la Espriella, quien considera que por tener el cabello largo no paso por la ducha. O que por ser negro no merezco un espacio de opinión en la revista SEMANA.

Esto es ver el mundo en blanco y negro. El monocromatismo, en este sentido, es ideológico. Es decir, está en el mapa genético de las sociedades y ha permitido, a lo largo del tiempo, que un grupo extermine a otra porque manifiesta posiciones antagónicas, o porque sus intereses, políticos o económicos, van en contravía. Lo anterior resume, en pocas líneas, la historia de Colombia, pero también nos da un poco de luz sobre las razones del por qué en 50 años el conflicto interno ha cobrado 8.5 millones de víctimas entre desplazados, desaparecidos, secuestrados y muertos.

El asesinato de más de 5.000 miembros de la Unión Patriótica no podría entenderse sin el odio visceral manifiesto de los grupos de derecha sobre los de izquierda. Para el representante Prada, no hay duda de la maldad que encarnan hombres y mujeres como Jorge Robledo, Gustavo Petro, Antonio Navarro, Piedad Córdoba y Clara López. Para él, la diferencia entre manifestar una posición política de izquierda y ser guerrillero no existe. Por lo tanto, todos son terroristas y como tal hay que exterminarlos, como lo dejó claro un uribista en un video que se hizo viral y que lo tiene ad portas de enfrentar un juicio por incentivar el asesinato del Presidente de la República y algunos políticos y funcionarios que apoyaron el proceso de paz con las Farc.

POSDATA: Cuando alguien asegura sin sonrojarse que la izquierda caduca le ha hecho tanto daño a la humanidad, no vale la pena trenzarse en discusiones porque, simplemente, es una muestra de su desconocimiento del origen de los Derechos Humanos y las razones por las cuales se le dio vida al Código Laboral.

Twitter: @joaquínroblesza /Email: robleszabala@gmail.com


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