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De la venta de las playas a la concesión de las plazas

Lo único cierto es que no se sabe el destino de esos dineros que recibe el distrito por la concesión de las numerosas plazas de la ciudad. El alcalde Duque y su gerente del Espacio Público le deben a los cartageneros una explicación.

Joaquín Robles Zabala, Joaquín Robles Zabala
4 de enero de 2017

No es nuevo. A Cartagena de Indias se la vienen robando desde el siglo XVI. Y no hago referencia solo a los robos evidentes, aquellos donde el presupuesto termina en cuentas corrientes de particulares y no en las obras sociales para el que fue asignado. Nicolás Curi Vergara, quien fuera alcalde de La Heroica en tres oportunidades, no solo dejó a Cartagena con un enorme hueco fiscal cuando puso en puestos claves de sus administraciones a los alfiles de los García, Enilce López y de Alfonso “El Turco” Hilsaca, tres grupos políticos de la región investigados por la Fiscalía General de Nación por sus vínculos con el paramilitarismo de la Costa Atlántica y que hoy tienen a la ciudad en un estado de postración que no le permite su desarrollo pleno a pesar de ostentar el título de Patrimonio Histórico de la Humanidad, otorgado por la UNESCO en 1984.

No olvidemos que en 2009 la Unidad de Administración Pública de la Fiscalía profirió resolución de acusación contra el exalcalde Curi Vergara por su responsabilidad en los delitos de peculado por apropiación y suscribir un contrato de 2.400 millones de pesos sin cumplimiento de requisitos legales con el Club Cartagena. Por un hecho similar fue llamada a audiencia de imputación de cargos  la exalcaldesa Judit Pinedo Flórez, a quien se le acusó de vender un trozo de playa al Hotel Dann Las Velas después de haber sido declarado, mediante Escritura Pública No. 3570 del 8 de noviembre de 1999, solar baldío.

En 2007, el mismo Curi Vergara levantó una polvareda nacional cuando a pocos meses de abandonar la Alcaldía le propuso al Concejo de la ciudad crear un proyecto mediante el cual se diera en concesión a las empresas hoteleras un kilómetro y medio de playa. Las reacciones de aquella propuesta no se hicieron esperar, y la representante del Consejo Gremial de entonces, Mónica Fadul, expresó su inconformidad con el proyecto por considerarlo inconveniente e ilegal, pues iba en contravía  de la normatividad establecida en el Plan de Ordenamiento Territorial.

Si es cierto que el proyecto se vino abajo ante las protestas de algunos ciudadanos, no se puede negar que esa concesión estaba funcionando de manera tácita desde hacía varios años, ya que gran parte de los cartageneros se le impedía el paso por los sectores donde se alzaban las carpas que exhibían  el logo de los hoteles del gremio.

Lo que viene pasando desde hace varias décadas con las plazas y parques del centro histórico de Cartagena es la vuelta a las concesiones del espacio público, donde un gran número de restaurantes, bares y cafés se han tomado algunos lugares emblemáticos, andenes y gran parte de las calles, imposibilitando el paso de los transeúntes e impidiendo de la misma forma que los raizales disfruten abiertamente de la ciudad como lo hacen los turistas. Solo bastaría con echarse una vuelta a la placita de San Diego, conocida por los cartageneros como el parque de Bellas Artes, o lo que viene pasando con la Plaza Santo Domingo y la Plaza de los Coches, entre otras, a las que la Secretaría de Planeación Distrital y la Gerencia de Espacio Público y Movilidad Urbana autorizaron desde hace varios años para instalar mesas y sillas donde cualquier cartagenero le asiste el derecho a permanecer o circular libremente. Pero como al papel cabe todo, los ciudadanos saben por experiencia que la única forma de acceder a esos espacios, o sentarse en las sillas, dispuestas para los clientes, es ordenando alguna bebida, cuyo precio, por supuesto, supera por cinco al de cualquier otro negocio de la misma categoría que esté por fuera del cerco amurallado.

Lo que viene pasando hoy con la Plaza de los Estudiantes, frente al claustro de San Agustín, y que ha sido motivo de protestas de algunos ciudadanos por la reciente ocupación de este espacio, no es nuevo. En abril de 2012 la plaza fue dada en concesión  a la tienda Juan Valdez, considerada  por los colombianos una de las marcas de café que mejor representa la imagen del país en el exterior. Pero el asunto se volvió la piedra en el zapato de las autoridades porque la concesión de la plaza se constituyó en sí misma un acto excluyente que les permitió a los arrendatarios disponer del espacio como les dictaban sus intereses sin que la alcaldía pudiera hacer algo.

La historia se repite nuevamente, y mientras el alcalde Manuel Vicente Duque se la enfila a los venderos ambulantes y estacionarios que se toman los andenes por considerar que afean la imagen de la ciudad, la Gerencia de Espacio Público y Movilidad Urbana, aprovechando la temporada alta del turismo, entregó en concesión la Plaza de los Estudiantes a un bar restaurante por un canon que, según expresaron algunos ciudadanos que se oponen a que el negocio se realice, supera los 5.000.000 de pesos mensuales.

Para Carolina Lenes, gerente de Espacio Público, “el comercio está muy contento porque va a poder aprovechar estos espacios en la noche. Es decir, no vamos a interrumpir las actividades normales de la gente, por lo que pienso que con esto gana la ciudad”. Para Orlando José Oliveros Acosta, un joven estudiante de la Universidad de Cartagena, columnista del diario El Universal y uno de los organizadores de la protesta que se opone al usufructo de la plaza, ha expresado para una cadena radial que este espacio histórico ha sido un símbolo de la rebeldía estudiantil, la metáfora de la rebeldía que ha caracterizado a la Universidad Pública. Así mismo ha expresado que resulta contradictorio que se haya otorgado en concesión un lugar que estaba cumpliendo con una función social, pues este es un espacio de encuentro para los estudiantes de la Universidad y la gente que labora en el sector.

Por otro lado, se podría agregar que lo único cierto de todo esto es que no se sabe a dónde van esos dineros que recibe el distrito por la concesión de las numerosas plazas de la ciudad. El alcalde Duque y su gerente del Espacio Público le deben, en este aspecto, una explicación, con documentos en mano, a los cartageneros.

Twitter: @joaquinroblesza

E-mail: robleszabala@gmail.com

*Docente universitario.