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El año en el que retrocedimos décadas

No es que hayamos recuperado los valores perdidos sino que afloraron nuestros prejuicios enclosetados. ¿Seguiremos así o peor en 2017?

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
30 de diciembre de 2016

Para mí el 2016 no fue el año de la paz. Ni siquiera el año de la rabia, como tituló la Revista Semana su última edición. El 2016 fue simplemente el año en el que echamos varias décadas para atrás. Retrocedimos tanto en tan pocos meses que me queda la duda de si fue que sólo habíamos avanzado en apariencia pero que en nuestro más oscuro fondo seguíamos siendo los mismos de siempre: colombianos prejuiciados, discriminadores de doble moral y sin un ápice de caridad humana.

Ciertamente las cortes fueron más rápido que la realidad social que les rodeaba. Mientras las comunidades LGBTI iban ganando espacios en el papel, algunos ciudadanos sigilosos acumulaban odio y se preparaban para el contraataque. La osadía de los jueces de hacer iguales a los unos y a los otros, cumpliendo con la Constitución vigente -¡y de paso con los mandamientos cristianos!- resultaría imperdonable y el 2016 fue el año en el que tristemente comenzó a encenderse la mecha de la revancha.

Un país en el que la gente sale copiosamente a marchar en contra de que dos hombres se besen o para evitar que dos mujeres conformen una familia pero que no da un solo paso cuando se trata de protestar por los billones de pesos que se roban los corruptos o por la injusticia social campeante, debe estar verdaderamente enfermo. Como enfermos están, esos sí, los violadores y asesinos de niñas que este año nos dejan un saldo trágico. Ninguno de ellos homosexuales, por cierto, y en cambio todos criados por las familias ‘normales’ de las que hablan con tanto orgullo algunos políticos colombianos.

En este 2016 una ministra que creó un programa para darle educación superior gratuita y de calidad a los jóvenes pobres pero académicamente sobresalientes y que con el diseño de políticas públicas efectivas hizo que los niños colombianos mejoraran su desempeño en las pruebas PISA, resultó reducida a la calificación de lesbiana y lapidada en esa nueva plaza pública que son las redes sociales por atreverse a plantear el debate de la educación sexual incluyente en Colombia.

En este triste 2016 la tal ideología de género que nadie sabe qué significa pero que sirvió de pretexto para fustigar a las minorías que han luchado por sus derechos a lo largo de las últimas décadas, se convirtió en el ‘coco’ de unos ciudadanos despistados que encontraron refugio en unos políticos que se auto-proclamaron defensores de la familia y que les prometieron devolverlo todo a la ‘normalidad’.

También en este 2016, que en buena hora se termina, un referendo abiertamente discriminador caminó hacia adelante prometiendo paradójicamente echarlo todo para atrás.

Si las cosas siguen como van, si los colombianos siguen apoyando las expresiones discriminadoras de ciertos líderes y si las elecciones de 2018 coinciden con la consulta que busca prohibir la adopción a padres solteros y parejas del mismo sexo, no sólo nos habremos devuelto varias décadas en el tiempo sino que retornaríamos a los siglos de la represión y la hoguera.

Por eso este año en el que claramente retrocedimos en materia de tolerancia, igualdad y respeto por la diversidad, hay que dejarlo también atrás.


Twitter: @JoseMAcevedo