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Sergio Fajardo: ¿el gran rival?

Sorprende que los dirigentes políticos, distintos a Cambio Radical, vean hoy con más respeto (y temor) a Sergio Fajardo que a Vargas Lleras.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
11 de junio de 2016

Lo dicen las encuestas: si las elecciones presidenciales fueran hoy el candidato con más opciones de ganar es el exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo. La última medición de Yanhaas sobre presidenciables lo ubica en primer lugar con un 19 por ciento, mientras que la de Datexco le da una imagen favorable de 77 por ciento muy por encima del vicepresidente Germán Vargas Lleras y de sus otros posibles contendores en 2018.

Fajardo, a diferencia de sus competidores, tiene un `negativo´ muy bajo lo que le da expectativas de crecimiento en el mediano y largo plazo. Por ejemplo, en la última encuesta de Gallup aparece apenas con una imagen desfavorable del 9 por ciento, mientras que en el caso del vicepresidente ese dato se ubica en el 43 por ciento.  La desfavorabilidad de Óscar Iván Zuluaga es del 38 por ciento, la de Petro del 42, la de De la Calle del 21y la del procurador Ordóñez es del 18 por ciento. Fajardo, en este sentido, no genera resistencias de entrada y aunque le falte mucho reconocimiento en la provincia colombiana, es mejor para un candidato que no lo conozcan y se sorprendan con él a que lo reconozcan pero lo rechacen tempranamente. Filosofía `Pambeleana´.

Pero así como el carismático exgobernador de Antioquia no le genera rebote a los colombianos, a los partidos políticos distintos a Cambio Radical tampoco les choca Fajardo. Haciendo el ejercicio de hablar con líderes de la U, del liberalismo y del propio Centro Democrático, me di cuenta que ninguna de esas colectividades descarta una alianza con el candidato paisa y, al contrario, todos lo ven con seriedad de cara a la contienda presidencial. De hecho, le tienen más respeto -y temor de que siga creciendo- hoy por hoy a Fajardo que a Germán Vargas Lleras y eso ya es mucho decir frente al que se veía imbatible vicepresidente dueño de la chequera y con una imagen de gestor impresionante.

Lo de Fajardo, va en cambio, por otro lado. Su figura de independiente, su carreta de un país que en el posconflicto deberá mirar hacia otros temas, su procedencia paisa –que sigue siendo un factor que representa pujanza y coraje entre muchos electores– y el hecho de que no luce ni como santista ni como uribista en un momento de polarización en que la gente parece cansada del uno y del otro, genera en este candidato un perfil interesante para la coyuntura que vivimos. Pero además, aunque falte todavía tiempo para la elección presidencial, que haya arrancado con tan buena aceptación sin abrir su boca todavía, ni aparecer todos los días en radio o televisión, representa un fenómeno político considerable frente al que los partidos ya están tomando atenta nota.

Hay quienes se preguntan si es justamente por eso que tiene de entrada tan buena aceptación. ¿Perderá simpatías cuando lo pongan a hablar de cosas distintas a la educación? ¿Qué dirá cuando le pregunten por la reforma a la justicia o por la economía nacional y el sistema de tributación? ¿Le irá igual de bien cuando le toque asumir posiciones concretas frente a los temas más álgidos, él que siempre ha estado acostumbrado a caminar por la línea del medio?

Eso es lo que, en el caso de Fajardo, aún está por verse. Como también está por analizarse el tema de las alianzas. Nadie ganará sólo la próxima elección y Fajardo tendrá que pensar con quiénes hará coalición porque lo cierto es que únicamente con el apoyo de Claudia López y de algunos otros verdes no podrá llegar a la Casa de Nariño.

Como sea, Sergio Fajardo, pisando pasito, recorriendo el país haciendo foros cerrados y tuiteando de tanto en tanto, ha puesto una cuota inicial interesante que de él y sólo de él depende que crezca o que se desvanezca como le ha sucedido a otros de su estilo en las últimas jornadas electorales.

Súmenle a todo esto que mientras a Fajardo se le van archivando sus expedientes judiciales y disciplinarios como ocurrió en el caso de la procuraduría que lo absolvió recientemente, a Vargas Lleras y a otros los están tratando de atajar con decisiones como la del Consejo de Estado en el caso de la gobernadora Oneida Pinto que puede aguarle la fiesta a más de uno.

¿Será Sergio Fajardo, pues, el gallo tapado del 2018?

Twitter: @JoseMAcevedo

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