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José Obdulio: ¿otro inamovible?

Nadie mueve a J.O. Ahí sigue construyéndole referencias históricas y telones de fondo a las actuaciones y declaraciones del Presidente.

Semana
19 de abril de 2008

Vuelve y juega. El Rasputín o el Goebbels del régimen –como lo llaman los intelectuales–; o el sibilino, manipulador, sinuoso y maquiavélico asesor presidencial –como lo califican los opositores del presidente Uribe–; o simplemente José Obdulio Gaviria –como fue bautizado en su casa–, volvió a meter en aprietos al presidente Álvaro Uribe.

Mientras el TLC se debate entre la vida y la muerte, 63 congresistas norteamericanos le enviaron una carta en la que prácticamente señalan a José Obdulio de ser el responsable, con sus declaraciones macartizadoras sobre la marcha del 7 de marzo, de la muerte subsiguiente de varios sindicalistas.

“Le diré a José Obdulio que conteste con otra cartica”, les dijo a los periodistas que lo interrogaron en México. Pero horas después el embajador de Estados Unidos en Colombia, William Brownfield, salió a decir públicamente que la protesta de los congresistas no podía minimizarse y que por el contrario, “hay que tomarla muy en serio”.
Ignoro, al escribir esta columna, qué camino tomará el presidente Uribe para enfrentar este impasse. Se me ocurre que es un excelente motivo para dirigirse al Congreso de Estados Unidos en su respuesta, volviéndo a insistir en que la violencia contra sindicalistas y trabajadores es producto de una guerra que tiene al narcotráfico como gasolina, y como fósforo el consumo de droga en Estados Unidos.

Pero el episodio nuevamente coloca a José Obdulio en el ojo del huracán. Ha logrado labrarse entre la opinión y los comentaristas de prensa una mala fama muy bien ganada hasta llegar a ser considerado por muchos el representante de una especie de ala siniestra del gobierno.

Por cuenta de sus salidas más controvertidas ha parecido conveniente que sea excluido de los círculos palaciegos. Pero ahí ha seguido como otro de los inamovibles de Uribe, trompo de poner en foros, escritos, intervenciones en radio y televisión, construyéndole referencias históricas y telones ideológicos a las declaraciones y actuaciones del Presidente. Aunque no tiene contrato de trabajo con el actual gobierno, despacha desde Palacio, y habla como si fuera el secretario privado de Uribe. En su papel de defensor del Presidente es vehemente. En las posiciones que sustenta, tranquilo. Y está a disposición permanente de cualquiera que quiera utilizarlo como pararrayos de las más feroces críticas contra el Presidente, con una lealtad que se traduce en la lambonería.

Pero, al contrario de lo que esto indica, cada vez es más evidente que como consejero de Álvaro Uribe, de por sí un líder bastante temperamental, José Obdulio es el menos indicado, y más aun, hasta dañino. ¿Cómo será que el único defecto que no tiene es el de ser el primo hermano de Pablo Escobar? Porque ese, que se lo achacan a diario, no es culpa suya.

En cambio, tiene casi todos los otros defectos. Es imprudente, arrogante, camorrero, provocador y azuzador de hogueras. Es uno de esos loquitos sueltos que rodean al Presidente a los que él conscientemente deja ‘loquear’ y muy rara vez les llama la atención.
La larga lista de locuritas de José Obdulio comienza cuando decidió enviar docenas de mails desde Palacio descalificando a la Empresa de Teléfonos de Bogotá para ‘tirarse’ su venta. Es causante indirecto del retiro del gobierno de dos excelentes funcionarios como Carlos Medellín, de la embajada en Londres, y Rodrigo Lara, como zar anticorrupción. Es el ideólogo del concepto más absurdo patentado por el actual gobierno, de que aquí no hay conflicto. Estuvo a punto de fundar un periódico en defensa del gobierno, que por fortuna no salió a circulación porque tenía garantizado su fracaso bajo una matrícula política que habría matado su credibilidad. Casi hubo asonada en el partido de La U cuando se rumoró que aspiraba a suceder a Juan Manuel Santos en su dirección, porque, justa o injustamente, ha logrado caracterizarse como el jefe de una especie de ala siniestra del gobierno.

Ah. Y es el autor de la frase más ridícula que pueda ocurrírsele a alguien para defender al presidente Uribe: la de que es poseedor “de una mente superior”.

Este temperamento camorrero lo llevó a cometer uno de sus últimos errores: ‘farquizar’ la caminata del 7 de marzo y a su principal líder, el politólogo Iván Cepeda, una de las víctimas más palpables de la acción de los grupos armados ilegales en Colombia.
El Congreso de Estados Unidos tomó como prueba irrefutable las palabras del asesor presidencial para sugerir que la violencia contra el sindicalismo colombiano es azuzada desde el mismo gobierno. Si la prueba la proporciona el propio José Obdulio, ¿cómo negar una conclusión tan falsa?

Y ni por estas parece que J. O. esté preparando maletas. Es que, hablando de defectos, uno de los principales del presidente Uribe no es equivocarse con frecuencia a la hora de hacerse rodear. Es no hacer nada cuando lo descubre.

ENTRETANTO… Advierto que la reflexión es de un amigo, que me dijo: ¿No será que la foto recién subastada de Carla Bruni desnuda demuestra que sin tetas, sí hay paraíso?

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