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Los daños del presidente Santos

Militares indignados, guerrilleros inquietos y ciudadanos confundidos dejan las incoherencias del mandatario sobre el secuestro de la periodista Salud Hernández-Mora.

Juan Diego Restrepo E., Juan Diego Restrepo E.
27 de mayo de 2016

Las consecuencias no podrían ser peores. Los confusos mensajes del presidente Juan Manuel Santos para explicar lo ocurrido con la periodista Salud Hernández-Mora en la convulsionada región del Catatumbo, en Norte de Santander, generaron un escenario crítico para el futuro del país.

Militares indignados, guerrilleros inquietos y ciudadanos confundidos dejan las incoherencias del mandatario nacional sobre este caso expresadas durante esta semana y muchas de las cuales iban en contravía de las medidas que estaban tomando las autoridades militares y policiales, quienes desplegaron un operativo en la región para dar con el paradero de la periodista colombo-española, ofrecieron una millonaria recompensa y se pusieron a disposición del Comité Internacional de la Cruz Roja para ayudar en el proceso de liberación.

No obstante, hasta el miércoles pasado, Santos insistió en descartar el secuestro de la periodista Hernández-Mora y lo redujo, implícitamente, a una situación de incomunicación, puesto que en las zonas selváticas del Catatumbo se pierde la señal de medios de comunicación como el celular.

"La información que tengo, que estoy verificando, (es que) ella se fue a hacer un trabajo periodístico por su propia voluntad, que se reunió con el ELN. Que el ELN está esperando a ver cómo puede regresarla a la libertad o regresarla a su trabajo normal", declaró el Presidente de la República, a lo que agregó que esa información le venía de “fuentes fidedignas”.

Desde el mismo momento que se conoció la situación de Hernández-Mora, a la que se sumó la del corresponsal en Norte de Santander del canal RCN, Diego D`Pablos, y su camarógrafo, Carlos Melo, Inteligencia Militar había constatado que la periodista estaba en manos de la guerrilla del Eln, tal como lo confirmó ayer el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas.

El primer daño que ocasionó la versión de Santos se sintió en Inteligencia Militar, quienes, en privado, han expresado su malestar porque el Presidente de la República no acogió, desde el comienzo, la tesis del secuestro por parte del Eln, tal como ellos lo habían constatado.

Me cuentan algunas fuentes que anoche en Bogotá se realizó una reunión de altos oficiales en el CAN hasta altas horas de la noche. En ella, algunos miembros de Inteligencia Militar manifestaron sus inconformidades, recurriendo, incluso, a palabras como “patrañas”, para referirse al manejo que le estaban dando en la Casa de Nariño a lo ocurrido con Hernández-Mora.

Es preocupante, sin duda, lo que ha pasado con Inteligencia Militar, que ven cómo su trabajo es desestimado por el presidente Santos. Y uno entiende su inconformidad, con todas las diferencias que se puedan tener con esa dependencia de seguridad, pues arriesgan sus vidas para conseguir información y, finalmente, no la valoran técnicamente. ¿Cómo reparar esa fractura?

Quienes también están inquietos con los vaivenes de Santos son algunos guerrilleros de las Farc que operan en Antioquia con quienes he cruzado algunos mensajes. Revestidos de su natural desconfianza al Estado, sienten que el manejo que le ha dado al secuestro de la columnista del diario El Tiempo y corresponsal del periódico El Mundo, de España, es preocupante por cuanto temen que, en su proceso de negociación con el gobierno nacional no vayan a resultar traicionados. Ahí está el segundo daño y su reparación costará mucho, sobre todo entre los insurgentes de la base y algunos mandos medios que están en las montañas.

La tercera afectación está en la ciudadanía que, según se percibe en las calles y en redes sociales, está confundida con los pronunciamientos erráticos del Presidente de la República. Sin tener claridad sobre el asunto, mucha gente interpreta ese comportamiento como una estrategia de protección a la guerrilla del Eln. Así lo dicen en sitios públicos y se lee en cientos de mensajes divulgados por los usuarios de Twitter.

La pregunta, después de mirar estos daños, es cuál será la estrategia para repararlos. Con este tipo de actuaciones, Santos está perdiendo la poca credibilidad que tiene entre la opinión pública en un momento tan complejo que vive el país, inmerso en discusiones sobre un inminente acuerdo con la guerrilla de las Farc para ponerle fin a la más de 52 años de confrontación contra el Estado y permitir que ese grupo se convierta en un movimiento político luego de dejar sus armas y retornar a la legalidad.

Ese proceso requiere alta dosis de confianza y el Presidente la está destrozando. Las consecuencias son imprevisibles para el futuro de los acuerdos, que deben ser refrendados por la ciudadanía. Pero, tal como lo he venido planteando desde hace buen tiempo, cómo lograr que los aprueben si no hay credibilidad. Las Farc no tienen legitimidad y Santos la está perdiendo, incluso entre sus organismos de seguridad.

La semana acaba con graves daños para el país. Y no avizoro, por lo menos en el corto y mediano plazo, la estrategia de reparación de las afectaciones ocasionadas por la confusión de Santos al explicar públicamente el caso de la periodista Salud Hernández-Mora y de los colegas D´Pablos y Melo. ¿Cuál es el camino a seguir por parte del Presidente de la República y su equipo de comunicaciones?

De nuevo surge el tema recurrente en todos estos años de gobierno: el Presidente no se sabe comunicar. Por tanto, mientras no haya una reingeniería a su manera de dialogar con el país, articulando discursos, teniendo en cuenta la opinión de diversas dependencias estatales, creyendo en otros criterios, los daños serán peores y, tan profundos, que no podrán repararse. Y ahí, insisto, perderemos todos.

En Twitter: jdrestrepoe

(*) Periodista, director de VerdadAbierta.com