La situación de orden público que vivimos actualmente es posiblemente una de las peores en muchos años. Sin embargo, los influencers, periodistas y personalidades mediáticas como Margarita Rosa de Francisco o Alejandro Riaño, que hicieron una campaña abierta al actual Gobierno para que fuera elegido, nada dicen del tema. El asesinato de líderes sociales por parte de bandas criminales ya no está incluido en su discurso de protesta.
A las masacres, asesinatos y emboscadas a miembros de nuestra fuerza pública, altos índices de inseguridad, situación de desastre en varios lugares del país y una de nuestras principales vías, la Panamericana, que no solo nos conecta con el resto del continente hacia el sur sino que es vital para el desarrollo del país, completamente cerrada, se suma la desatención por parte del presidente a todos estos temas.
Petro ha demostrado hasta ahora que para él esta primero la agenda internacional que lo que aquí suceda. Para el presidente ha sido más importante ir a Chile, Perú, Brasil, Estados Unidos, Egipto, Francia, Venezuela y ahora Suiza. Está bien que quiera sumar millas, pero no a costa del bolsillo de los colombianos en medio de una situación tan compleja como por la que atravesamos ahora.
Su coequipera, Verónica Lucrecia Borgia Fernández de Petro, también se ha dedicado a hacer viajes internacionales. Teniendo como pilares los principios de economía y austeridad pública, la señora Alcocer ha tenido una muy nutrida agenda internacional. En su último viaje visitó El Vaticano para hablar sobre la primera infancia con el papa Francisco, a pesar de que pudieron hablar por teléfono, o por Zoom y de que ya se habían visto este año.
Petro y la esposa me recuerdan mucho a Pinky y Cerebro, intentado todas las noches conquistar el mundo. No puedo determinar cuál de ellos es Pinky o cuál Cerebro. Ya juzgarán ustedes. Yo creo que Cerebro es Petro, pues la señora Verónica no tiene ni siquiera un grado universitario, o por lo menos no demostrable, como tampoco ninguna experiencia pública distinta de gerenciar desde su hogar nombramientos como el de Concha Baracaldo, actual directora del ICBF.
Otros consideran que la Alcocer es Cerebro, y que manejaría a su antojo a su marido. Ya veremos. Lo cierto es que la señora Alcocer está haciendo campaña desde ahora para suceder a Petro, y si no le alcanza, para cualquier otro puesto. Entre tanto, seguirán con la férrea intención de conquistar el mundo.
Luego de este gran paréntesis, retomo el origen inicial de esta columna, que no es otra que la grave situación de orden público y sus consecuencias para el país. Más grave aún, que el director de la Policía manifestara a distintos medios de comunicación que no realizarían operativos de captura a los 16 miembros de las bandas criminales que solicitó el Gobierno, como alias Chiquito Malo o Siopas, narcotraficantes y terroristas responsables del asesinato de líderes sociales.
En una maniobra que compromete al Estado de derecho, una vez más se desconoce el mandato de los jueces y el papel del poder judicial. No importan los años de investigaciones, el material probatorio o la información que albergan los expedientes. Hacer politiquería barata, ahora llamada ‘paz total’, parece que es lo que prima ahora.
Hace bien el fiscal Barbosa al decir que se investigará a aquellos miembros de la fuerza pública que suspendan los operativos de captura de los miembros de la bacrim, así el Gobierno lo haya ordenado. La independencia de poderes es un mandato constitucional que debe honrarse.
Es lamentable observar cómo, en honor a la ‘paz total’, el hampa poco a poco se apodera de ciudades y corregimientos a lo largo y ancho del país, siendo la Policía cada vez más, vista por la opinión pública, como una caricatura de los Boy Scouts. Ni siquiera en Ciudad Gótica se había visto algo parecido. Si el Caguan nos preocupaba, lo que propone el Gobierno es peor, pues se trata de una zona de distensión explayada por toda Colombia.
Las propuestas de este Gobierno en materia de paz y seguridad pública no solo son malas, sino peligrosas. Es ya hora de que los jueces, muy especialmente la Corte Constitucional, se manifieste y haga respetar a la rama judicial y a nuestro ordenamiento jurídico.
Es inverosímil lo que quieren hacerle a nuestras instituciones, una cirugía perversa, con altas posibilidades de matar al paciente. Es el momento de frenar todo esto. Bolívar, cuando la batalla del Pantano de Vargas parecía perdida, pidió a Rondón y a Carvajal que salvaran la patria. Al igual que en aquel momento, roguemos a los jueces: por favor, salven la patria. Solo ellos podrán hacerlo.
El 60 % del Congreso, según Gustavo Bolívar, es corrupto. Esperemos que nuestros jueces estén a la altura, y que los tiempos en los que reinaba Pretelt y sus amigos sea un tema del ayer. SOS señores de la Corte Constitucional. SOS.