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Cayos en el Caribe y en el Mar de la China

El área tiene gran importancia estratégica tanto para los Estados Unidos como para China, que con ocasión de la vista de Obama formuló a Washington.

Juliana Londoño, Juliana Londoño
31 de mayo de 2016

La visita del Presidente Obama a Vietnam y al Japón, incluyendo un almuerzo de siete dólares en un rústico restaurante vietnamita y una ofrenda floral en Hiroshima, ha sido considerada por algunos como un acto meramente simbólico.      

La gira tuvo sin embargo otro propósito. Pocos podían imaginar cuatro décadas atrás, que un primer mandatario de los Estados Unidos viajaría a Vietnam, su encarnizado enemigo con el que por primera vez perdió una guerra, para solicitar su respaldo y notificarle la disposición a venderle armas.   

Obama busca que Vietnam, neutralice la estrategia china de ocupar islas y cayos del grupo de las Spartly, pretendidas también por Brunei, Taiwan, Malasia y Filipinas, para controlar el Mar de la China. China sostiene además su soberanía sobre las islas Senkaku, sobre las que el Japón ejerce su jurisdicción.

En la disputa por las Spartly y en la confrontación chino-japonesa por las islas Senkaku, los Estados Unidos han enviado buques de la 7ª flota para disuadirla de continuar realizando obras para hacer “sobreaguar” algunos bancos, darles la condición de islas, construir instalaciones y reivindicar espacios marítimos. China en abierto desafío, ha desplegado numerosas naves de guerra en la zona.

El grupo de las Senkaku, que Taiwan igualmente reclama, está constituido por cinco pequeñas islas y tres cayos. Fue administrado por el Japón desde 1892 y estuvo ocupado por los Estados Unidos entre 1945 y 1972. Como algunas de las islas eran de propiedad de ciudadanos japoneses, recientemente el  gobierno japonés compró tres de ellas, generado una fuerte reacción de la China.

El área tiene gran importancia estratégica tanto para los Estados Unidos como para China, que con ocasión de la vista de Obama formuló a Washington una seria advertencia.

A propósito, en un tratado vigente firmado con Colombia en 1972, los Estados Unidos obtuvieron a perpetuidad derechos de pesca en las áreas adyacentes a los cayos de Roncador,  Quitasueño y Serrana. Igualmente expresaron que el cayo de Quitasueño no era susceptible de soberanía, porque supuestamente no emergía en forma permanente en pleamar, tesis que Nicaragua compartía: Colombia demostró ante la Corte Internacional de Justicia lo contrario y así lo ratificó el fallo de 2012.

Coincidencialmente, fue a partir de ese momento que las disputas subieron de tono en el Mar de la China. China aceleró “sus trabajos” en los cayos y los norteamericanos decidieron intervenir más activamente para respaldar al Japón y ahora para solicitar la colaboración de su nuevo aliado, Vietnam.

Cabría preguntarse si después del fallo de 2012, que igualmente señaló que todos los cayos pretendidos por Nicaragua son colombianos, no habrá llegado el momento en que los Estados Unidos, que en forma tan entusiasta están apoyado el proceso con las FARC, renuncien a sus arcaicos derechos de pesca consagrados el tratado de 1972 y no sigan listando a los cayos de Serranilla y Bajo Nuevo, como “territorios insulares norteamericanos” o en el mejor de los casos como “administrados por Colombia”.

 (*) Profesor de la facultad de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario

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