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El nuevo lenguaje internacional

Nicolás Maduro le respondió públicamente a Luis Almagro, secretario general de la OEA. Le manifestó que era “un basura” y que “enrollara la carta, la metiera en un tubito y se la meta por donde le quepa”.

Juliana Londoño, Juliana Londoño
3 de junio de 2016

Mientras que las academias diplomáticas y las facultades de relaciones internacionales en los países latinoamericanos se esfuerzan por enseñar a sus alumnos el dispendioso estilo de la correspondencia y del lenguaje diplomáticos, en el continente se está formando otra “nueva y edificante” escuela.  

Con ocasión del intento del Secretario General de la OEA de aplicar la Carta Democrática a Venezuela, Nicolás Maduro públicamente le manifestó que era “un basura” y que “enrollara la carta, la metiera en un tubito y se la meta por donde le quepa”. No ha sido la única expresión escatológica de los dos últimos mandatarios venezolanos contra países, jefes de estado, expresidentes, organismos internacionales, miembros de la oposición y en fin contra todo aquél que se ha atrevido a censurarlos.

Esa modalidad fue impuesta por el Comandante Chávez. Los expresidentes Pastrana y Uribe, incluso el actual mandatario, fueron víctimas de sus andanadas y amenazas. En el 2008 Chávez dijo en uno de sus “ilustrativos foros” que “se limpiaba el culo (sic) con Colombia”. También le dijo a los Estados Unidos “váyanse al carajo, yankees de mierda (sic)" Presidentes del gobierno español, la canciller de Alemania, los presidentes de México y del Perú y la secretaria de estado de los Estados Unidos se cuentan entre los muchos que han sido blanco de un lenguaje similar.

Los calificativos los sueltan ante bulliciosos auditorios de regordetes asistentes vistiendo forradas camisetas rojas, que entre risotadas aplauden frenéticamente cada palabrota de su jefe, que desde una plataforma, posa como un califa. La curioso es que los Estados por una razón o por otra se han venido acostumbrando al lenguaje. De vez en cuando un país afectado “llama a consultas” por ocho días a su embajador, expide un insulso comunicado o su canciller hace una declaración de cajón por salir del paso. Además, la práctica se extiende: Evo Morales califica a Chile de “ladrón” le recomienda a su canciller que “vaya donde el siquiatra”. 

En ocasiones las peroratas son respondidas con términos que tampoco se encuentran en los manuales diplomáticos. El presidente Uribe se vio obligado a replicarle a Chávez en una reunión “¡Sea varón y quédese!”;  el expresidente José Mujica le dice a Maduro que “está más loco que un cabra” mientras que el Secretario General de la OEA lo acusa de “dictadorzuelo”  y “traidor”.

Algunos de nuestros ancestros, a la par literatos y diplomáticos como Miguel Antonio Caro, Marco Fidel Suárez y Alberto Lleras, deben estar estupefactos viendo desde el más allá a los sucesores de Rómulo Gallegos, de Rómulo Betancur y de Rafael Caldera empeñados en esa “labor docente”.

¿De dónde habrán sacado Chávez y su sucesor Maduro tan florido lenguaje? Alguna vez me dijo Hugo Chávez en Cuba, que los personajes que más admiraba eran Fidel Castro y Jorge Eliecer Gaitán. Sin embargo en los múltiples y dilatados discursos de Fidel, por agrios y desafiantes que fueran, nunca se encuentran términos similares. Mucho menos en los de Jorge Eliecer Gaitán, que desde el Teatro Municipal de Bogotá “electrizaba” a las masas.

Ante el “nuevo estilo” será necesario replantear los programas de diplomacia y de relaciones internacionales, para que los muchachos al graduarse llenos de ilusiones y doctorados, no queden totalmente desubicados en el mundo real.  

(*) Profesor de la facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario

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