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¿La bondad de la “alerta temprana”?

Trump en su intervención, después de reiterar que las fuerzas armadas durante su administración habían adquirido un poderío nunca visto, expresó que la ausencia de bajas se había debido a que habían operado muy bien los sistemas de “alerta temprana”.

Juliana Londoño, Juliana Londoño
9 de enero de 2020

La muerte de un general iraní de quien nadie, fuera de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos y de algunos otros países, tenía noticia, lo elevaron con rapidez a la condición de héroe en su país y en otras partes del mundo. En Colombia las FARC le rinden un “sentido homenaje”.  

Su muerte hizo recordar el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo en junio de 1914 que desencadenó la Primera Guerra Mundial.  

El General, fue reemplazado inmediatamente y las autoridades iraníes en medio de lamentos colectivos, ordenaron un ataque con misiles a dos bases en Irak, en las que había presencia de tropas norteamericanas e iraquíes. 

La imagen de potencia de Irán, no solamente por su condición militar, sino por su capacidad de adelantar acciones terroristas, se extendió. Hasta el punto de que, algunos medios de difusión sentenciaron que se había iniciado la tercera guerra mundial. 

En nuestro medio, los hechos dieron lugar a que la maniobra para tratar de impedir que Guaidó, con todos sus problemas, fuera proclamado nuevamente como presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, pasara a ser un asunto secundario.  

El mundo, después de la muerte del general iraní había quedado expectante de la prometida venganza de Irán y luego, antes de la intervención de Trump, de la retaliación norteamericana.  

Sin embargo, el presidente desde Washington anunció que en el ataque no había resultado muerto ni herido un solo soldado de los Estados Unidos ni de Irak y que los daños materiales ocasionados por el ataque eran mínimos. ¡Qué mala puntería la de los expertos en cohetería de Irán, comentaron algunos! 

Trump en su intervención, después de reiterar que las fuerzas armadas durante su administración habían adquirido un poderío nunca visto, expresó que la ausencia de bajas se había debido a que habían operado muy bien los sistemas de “alerta temprana”. 

Algunas horas antes había trascendido la versión de que los iraníes habían informado previamente a Irak, el gran aliado de los Estados Unidos, del ataque, para que no se causaran bajas iraquíes. Lo que resulta difícil pensar es que Irán considerara que se le podrían impartir a las tropas iraquíes ubicadas en las bases, instrucciones de ponerse a salvo, sin que los norteamericanos que las compartían, no lo supieran. 

Entre tanto, centenares de miles de iraníes veían con satisfacción que la venganza contra los Estados Unidos prometida por los ayatolas se cumplía, ni siquiera mediante actos de terrorismo en los que era especialista en el nuevo héroe iraní, sino mediante una confrontación directa de carácter militar con “Satán”. A pesar de que los temidos misiles resultaran un fiasco. 

Lo cierto es que las inusitadas protestas en Irán que han causado más de mil ochocientos muertos, seguramente desaparecerán y que la posibilidad de que la acusación contra Trump progrese en el congreso de los Estados Unidos es más remota que nunca.   

 (*) Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la Universidad del Rosario

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