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LA CUAJADA POLITICA

Semana
18 de julio de 1983

Fue una especie de juicio final, con todas sus connotaciones bíblicas. Por primera vez desde el triunfo de Belisario a los liberales les volvió el alma al cuerpo, o el cerebro a la cabeza, al actuar en el debate sobre endeudamiento público en el Congreso como una fuerza de oposición organizada, armada de ideas y muy segura de la conveniencia de que se incluyeran ciertas modificaciones de su propia cosecha en el proyecto inicial del gobierno.
Además de las importantes determinaciones tomadas en materia de endeudamiento interno, el debate del jueves en el Congreso arrojó interesantes indicios en materia política. Desde esta misma columna, hace un par de meses, se había destacado la lánguida posesión de los miembros de la Comisión Política Central, cuyos planteamientos en ese entonces sólo fueron la continuación de aquella gelatinosa actitud ideológica del partido que había chupado desde el gobierno de Turbay Ayala, como arena movediza, cualquier posibilidad gremial del liberalismo de influir en forma contundente en el devenir nacional.
Es justo admitir, sin embargo, que al sector oficialista del partido le ha sucedido algo semejante que a una botella de cerveza que destapan luego de un brusco ajetreo. Toda esa espuma que se encontraba herméticamente aprisionada se vertió de manera sorpresiva sobre el debate parlamentario, y aunque el oficialismo sólo logró que parte de sus modificaciones al proyecto de ley sobre endeudamiento fueran incluidas en el texto definitivo, lo que aconteció en esta oportunidad indica que finalmente existen intenciones de organizar una oposición seria, estructurada y, sobre todo, ideológica, por contraposición a esa ira automática que viene ejerciéndose religiosamente contra el gobierno desde la revista "Consigna".
Sorprendente, en todo este proceso, ha sido el desempeño del presidente de la CPC, José Name Terán, al que los pronósticos sólo le vaticinaban un lánguido desempeño politiquero en una época de confusa transición para el partido. Ha logrado, sin embargo, desempeñar una decorosa representación en medio de las agudas disidencias liberales, hasta el punto de que el Nuevo Liberalismo atraviesa por un período de arrinconamiento ideológico, agravado por el amago de desbandada que viene produciéndose entre sus filas. Un refinado manejo político que se le atribuye al presidente de la CPC logró, incluso, que el ministro de Hacienda se reuniera directamente con los parlamentarios liberales, y con la asesoría de tres ex ministros de la misma filiación, llegaran a una especie de "acuerdo" sobre las modificaciones al proyecto de endeudamiento que le valió al ministro de Hacienda una fuerte reprimenda por parte de los dos sectores conservadores que consideraron el hecho como un mal manejo procedimental.
No deja de ser tremendamente antipática, sin embargo, la forma como algunos voceros de lo que se vislumbra como una posible oposición liberal coherente vienen alabándose unos a otros por lo que consideran ser una genial actuación y una vital contribución del partido para con el gobierno, cuando lo que hay en el fondo es una desesperada voluntad de limitarle a Belisario las herramientas para un vasto programa de gasto público. Al pan pan, y a la oposición oposición. Tanta melosería interna podría opacar este sorpresivo repunte del liberalismo oficialista, y en estos momentos el decoro y la modestia están llamados a formar parte integral de la ofensiva ideológica.
Si ha de cuajar la oposición, que cuaje, pero sin melao...

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