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Bogotá: riña entre navajeros

Veo a muchos y muchas candidatas de la izquierda y el progresismo copiando las imposturas de los politiqueros del establecimiento.

Yezid Arteta, Yezid Arteta
29 de agosto de 2019

Salvo Bogotá, donde Claudia López y Gustavo Petro libran una riña de navajeros, en el resto del país las fuerzas de izquierda y del progreso se dejan llevar por el sentido común. Cientos de candidatos inscritos en cientos de municipios para las elecciones locales del próximo 27 octubre. En algunos lugares Colombia Humana, Polo, Verdes, Unión Patriótica, Maís, Farc y liberales rebeldes se han juntado para sumar. En otros lugares se han juntado movimientos cívicos y sociales. El poder local es un buen antídoto contra la enfermedad del centralismo. El municipalismo es quizá la única alternativa contra un sistema saqueador. Sin vertebración local es imposible conquistar un triunfo nacional.

En una velada con las analistas Sara Tufano y Juana Afanador en el café Pushkin de Bogotá, el moderador David Flórez me preguntó que si la izquierda estaba viviendo una crisis. Lo decía por la mala onda que hay en Bogotá. Dije que no. Cuando hay crisis no hay manera siquiera de conformar una lista a un concejo municipal. La izquierda está viva y actuando en cientos de municipios. En coaliciones variopinta. Hay entusiasmo. Fe en lo que están haciendo. Los réditos se verán en la noche del 27 de octubre. La crisis, dije, es de identidad. Ni siquiera es de programas, porque los tiene. Lo que no tiene es identidad. A eso voy.

En el filme Blade Runner 2049 se produce un diálogo entre K (Ryan Gosling) y Joi (Ana de Armas). K es un policía que persigue y mata a los “replicantes” rebeldes y Joi es un holograma. Joi le dice a K: “Siempre te lo he dicho, eres especial, nacido, no fabricado, un niño de verdad, un niño de verdad necesita un nombre de verdad, eres demasiado importante para llamarte K”. Joi le está revelando a K que no es una réplica, una copia creada en una factoría a partir de una matriz. En esto radica la crisis de la izquierda colombiana: buena parte de su dirigencia es una réplica. Un calco de la matriz del establecimiento. Quiero ilustrarlo.

Hollman Morris, el candidato a la Alcaldía de Bogotá que Petro sacó de la chistera, es entrevistado por María Isabel Rueda para el periódico El Tiempo. Ella le pregunta que si es malo decir “gobiernos de izquierda”. Él duda. Se va por las nubes. Dice que nunca ha militado con los comunistas. Dice que estudió en la Javeriana. María Isabel Rueda, que es un alfil periodístico de la derecha, lo hace ver como a izquierdista vergonzante. Para Hollman la pertenencia a una cofradía comunista está mal visto. Para Hollman estudiar en la Javeriana es síntoma de éxito. Así piensa el establecimiento. La cabeza de Hollman está colonizada por el establecimiento. Hollman ni siquiera se ha dado cuenta de eso. No tiene  identidad. Una réplica. Un androide como los de Blade Runner.

Veo a muchos y muchas candidatas de la izquierda y el progresismo copiando las imposturas de los politiqueros del establecimiento. Falseando fotos. Cargando niños ajenos. Exponiendo la vida íntima de sus familias. Volviéndose deportistas de la noche a la mañana. Renegando del pasado. Echando agua sucia a sus probables aliados. Diciendo a los cuatro vientos que son humildes o vienen de hogares humildes. Recibiendo por la puerta de la cocina a los exguerrilleros que dejaron las armas y vuelto a la política. Caminando como politiqueros. Riéndose como politiqueros. Hablando como politiqueros. Sin identidad, Viejo Topo.

Cosa diferente ocurre con Iván Cepeda. Coherencia. Izquierda genuina. Progresismo congruente. Es al único opositor al que Uribe parece temerle. Está en todos los lugares en los que hay conflicto. Con los que protestan. Mediando. Tendiendo puentes. Con la Constitución y las leyes en la mano. Sin caer en provocaciones. Buscando la unidad de todas las fuerzas del cambio. Escuchando otras voces. Sin sobresaltos de opinión. Sin el oportunismo de los pescadores de votos. Una voz respetada dentro y fuera de Colombia. Iván Cepeda, con el ejemplo, se ha vuelto una realidad. No es una fotocopia. No tiene problemas de identidad. Tiene identidad. Lo saben sus seguidores y adversarios.

Izquierda. Empleo la palabra izquierda. No encuentro otra para oponer a la palabra derecha. Es su antípoda. El cuento de que la dicotomía entre derecha e izquierda política es asunto del pasado es un invento de los ideólogos de derecha para mimetizar las políticas de derecha. Dicho esto, no hay en el mundo una izquierda perfecta. La pureza sólo existe en la cabeza de los friquis de izquierda. Lo que está pasando con relación a Bogotá es producto de esas impurezas. Esperemos que la riña a navajazos acabe sin heridos.

 

Aviso: Volver a las armas, Viejo Topo, es un disparate. En la próxima columna te explico las razones.

 

Yezid Arteta Dávila

* Escritor y analista político

En Twitter: @Yezid_Ar_D

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