Home

Opinión

Artículo

FRANCISCO  SANTOS Columna Semana

OpiNión

La gran oportunidad

Francisco Santos
28 de enero de 2023

Colombia tiene una oportunidad única. Puede cambiar su estructura industrial y sus exportaciones e importaciones agrícolas, si hace la tarea. Hacer la tarea es la clave, pues las dos condiciones que abren ese espacio generan oportunidades económicas que o Colombia las aprovecha u otros países lo van hacer.

La primera condición que abre las puertas a la gran transformación de la canasta importadora y exportadora agrícola es precisamente el cambio climático. California, un gigantesco productor de frutas, nueces y alimentos, tiene una crisis de agua de tal magnitud que es muy probable que en la próxima década solo tenga agua para alimentar a sus habitantes. Ese vacío hay que llenarlo.

Y en el marco industrial, la gran oportunidad la genera la batalla entre China y Estados Unidos que comenzó con la administración de Donald Trump y que hoy sigue. 

Después de dos años de gobierno demócrata en Estados Unidos, las empresas de todo tamaño en este país con inversiones en China se dieron cuenta de que Joe Biden y su partido no iban a cambiar la política hacia ese país. Entendieron que esa batalla geoestratégica se mantenía, sin importar la administración, y, por lo tanto, la dependencia de muchas empresas en China era, es y será inconveniente.

A este hecho se suma la inseguridad jurídica y de ambiente de negocios que se demostró con la política de China hacia el covid, que cerró ciudades enteras y generó una gran disrupción en la cadena de suministros. O lo que su premier Xi Jing Ping hizo con dos de las más grandes empresas de tecnología, Tencent y Alibaba, que las intervino sin razón alguna. En este escenario, a las empresas del mundo les quedó claro que tienen que diversificar su cadena de suministros de China y crear nuevas cadenas cerca a sus centros de consumo (near shoring) para crear resiliencia y disminuir exposición en un país que sigue siendo un mercado vital pero que ya no es tan seguro o eficiente para sus negocios.

Así las cosas, se viene una gran ola de inversiones hacia la región de empresas que necesitan tener una segunda cadena de suministros que les dé seguridad en calidad, en costos, en seguridad jurídica y en estabilidad. Colombia, por lo menos hasta hace siete meses, era el segundo escenario más viable para esas inversiones después de México, donde, a pesar de las locuras de Amlo, quien no ha tocado la economía, por proximidad y tamaño del mercado sigue siendo indudable prioridad.

La decisión del presidente Gustavo Petro frente al sistema de impuestos y las zonas francas deja ya un sinsabor en los empresarios nacionales y extranjeros, que aún tienen gran incertidumbre sobre para dónde va Colombia. Y la ley de pensiones, la del trabajo y la de salud representan una gran amenaza a este entorno económico de inversiones, pero también es una gran oportunidad. Si el Congreso las rechaza o las modifica profundamente para que no les hagan daño a los actuales sistemas, si moderniza con pensamiento de mercado y de solidaridad, esa institucionalidad sacaría la cara por el país y daría gran confianza a los inversionistas.

De la misma manera, el poder judicial puede jugar un papel vital. Si se aprueban, que puede suceder, pero las Cortes, con razones legales obviamente que estoy seguro se van a dar, las tumban, de nuevo queda el mensaje claro de la separación de poderes y la fortaleza institucional, que es uno de los pilares para la inversión extranjera.

Pero no nos equivoquemos, hay que crear las condiciones, buscar a las empresas y acompañarlas casi hasta que arrancan producción. Eso necesita seguimiento detallado, objetivos estratégicos y trabajo de calle puerta a puerta, que desafortunadamente este Gobierno lleno de improvisaciones no hace y seguramente no hará. Recuerdo cuando el presidente Uribe fue a una de las islas de Caribe y se sentó afuera a esperar para hablar con las grandes empresas de cruceros que estaban reunidas en una conferencia. Así se logró que volvieran, sin ego y con trabajo de vendedor. No sé si en este Gobierno, donde se sienten mejores que todos, estén en esa disposición.

En agricultura, muy fácilmente Colombia podría tener 10.000 hectáreas de arándanos y 10.000 hectáreas de fresas en la sabana, que con su altura evita el uso de plaguicidas, produce todo el año y puede dejarle a Colombia más de 3.000 millones de dólares en exportaciones y cerca de 50.000 empleos. O en la altillanura, retomar el proyecto de Cargill, que el mismo Petro con Robledo y con el presidente Santos, valga la verdad, hay que decirlo, destruyeron, para producir todo el maíz y el sorgo que Colombia necesita.

Ni hablar de algo que Petro mencionó en su campaña. Colombia, con 150.000 hectáreas de aguacate Hass, puede exportar cerca de 3.000 millones de dólares más. No reemplaza el petróleo, como él entonces dijo, pero sí supera el café como producto de exportación. En las zonas de Caldas donde hay sembrado aguacate Hass, el desempleo es cero.

Como estos proyectos hay muchos más. Mil millones de dólares de exportación de pollo a Estados Unidos, proyecto que está andando y ojalá no lo paren. En fin, Colombia es la última frontera agrícola de Occidente, y a este Gobierno se le alinearon los astros para transformar el campo en una máquina de riqueza para el país.

En materia industrial, la cosa es a otro precio, pues no se dan las ventajas que tiene el país como en el campo. Pero la situación internacional y la proximidad generan oportunidades. Hay tres sectores que pueden crecer de manera inmensa. Autopartes es la primera. Ya hay varias empresas que operaban en China buscando dónde aterrizar en América Latina. Ser parte de la cadena automotriz abre oportunidades enormes de desarrollo industrial.

Tres sectores más. El de partes para la industria aérea, ya hay algo en Medellín. Este sector está buscando cómo desarrollar toda una nueva cadena logística, más que ahora China tiene una empresa que va a competirles a Boeing y a Airbus. El sector de piezas electrónicas para todo tipo de equipos, incluidos electrodomésticos, que abre puertas a cadenas de aún mayor valor. Y el tema de reparación de barcos, donde se requeriría un proceso de acumulación con México, pero Colombia tiene todo lo demás listo.

Esto es solo el principio. Hay mucho más. El presidente Petro y su ministro de Comercio tienen la palabra.

Noticias Destacadas