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La importancia del voto preferente

“A pesar de las críticas que ha recibido, el voto preferente es un mecanismo útil para la recomposición de los partidos políticos”, dice Juan Fernando Jaramillo.

Semana
4 de marzo de 2006

El próximo 12 de marzo, los colombianos usaremos por primera vez el voto preferente para las elecciones del Congreso. Dado que este mecanismo ha sido objeto de tantos debates, vale la pena hacer algunas precisiones para resaltar cuán importante va a ser en las próximas elecciones.

Durante mucho tiempo predominó en el país la fórmula del bolígrafo: los líderes de los partidos decidían libremente quiénes debían ser los candidatos. Con el tiempo, los líderes partidarios fueron perdiendo paulatinamente este poder. La situación tocó fondo con la Constitución de 1991. Con ella, los partidos pasaron a ser casi federaciones desarticuladas de dirigentes políticos, sin capacidad para elaborar propuestas políticas nacionales ni para definir los procedimientos de selección de sus candidatos para todas las elecciones.

Lo anterior contribuye a explicar el incremento del número de partidos y el surgimiento de las llamadas “microempresas electorales”; la impresionante proliferación de listas para el Senado y la Cámara de Representantes; la desnaturalización del método del cuociente electoral y, con ello, del sistema proporcional, en la medida en que en la práctica la asignación de curules se debió hacer a través de los residuos; el debilitamiento del Congreso ante el Ejecutivo, etc.

La reforma política de 2003 persiguió ponerle fin a esta situación, a través de distintas medidas dirigidas a fortalecer los partidos políticos. Por eso, entre otras cosas, se dispuso que los partidos debían funcionar en forma democrática, se aumentaron las exigencias para la obtención y el mantenimiento de la personería jurídica, se determinó que los partidos solamente podían presentar un candidato y una lista para cada elección, se estableció el umbral electoral y el sistema de la cifra repartidora y se señaló que los partidos se debían organizar en bancadas.

La mera entrada en vigor de la reforma significó que 14 partidos perdieran su personería y se espera que varias decenas más la pierdan después de estas elecciones. Lo anterior, sumado a la reciente creación de nuevos partidos, indica que el sistema partidos colombiano está en un momento de transición.

La reforma política dispuso también que los partidos decidirán libremente si usan el voto preferente, de manera que los electores pueden variar el orden de los candidatos de las listas que presentan los partidos. Muchos manifiestan que esta medida contraría el objetivo de fortalecer los partidos. La experiencia comparada indica que el voto preferente conduce a que se introduzca la competencia política dentro de los mismos partidos por los votos de los electores. De esta manera, se dice, en ocasiones es más encarnizada la lucha por los votos dentro del mismo partido que la que se libra con los demás movimientos y ello conduce a la división partidaria.

De otra parte, algunos analistas enseñan que el voto preferente tiende a limitar la influencia de las camarillas políticas en los partidos, es decir, a controlar la llamada partidocracia. Este mecanismo permite que surjan dirigentes políticos que no son de las simpatías de los caudillos y las maquinarias partidistas. Por eso, muchos recomiendan esta figura, porque incentiva la participación y permite que los electores asuman un papel determinante en la definición de las luchas por el liderazgo dentro de los partidos.

El análisis sobre la conveniencia del voto preferente debe partir de establecer cuáles son nuestras circunstancias concretas. En realidad, en los últimos años, nuestros partidos políticos han sido simplemente de fachada. La verdad es que lo que tenemos en Colombia son fundamentalmente líderes políticos aislados. Generalmente, ellos se proclaman miembros de ciertos partidos, pero lo cierto es que poco los atienden y respetan. Empero, por causa de la reforma política, esos líderes políticos están obligados a reagruparse. Y es ahí donde el mecanismo del voto preferente puede ser muy útil para la recomposición de los partidos, pues a través de él los dirigentes políticos pueden esperar que su posición dentro de los partidos no será fijada por las directivas partidarias sino por el voto de los electores. Así, el voto preferente contribuye a facilitar la reorganización de los partidos.

Lo anterior explica la trascendencia de las elecciones del 12 de marzo. En ellas se decidirá también quiénes son los dirigentes políticos de cada partido que cuentan con el voto de los ciudadanos y, por lo tanto, tienen la legitimidad para asumir el liderazgo partidario. Por eso es tan importante marcar el candidato predilecto en las listas que optaron por el voto preferente.

Ello es todavía más urgente si se tiene en cuenta que en la aplicación del voto preferente en Colombia ha primado la postura según la cual el orden final de la lista se establece únicamente teniendo en cuenta los votos de preferencia. Esto significa que, para efectos de determinar el orden definitivo de la lista, los votos de los que no señalan alguna preferencia no tienen ningún valor.

A manera de ejemplo, si una lista para el Senado obtiene 250.000 votos y solamente uno de los votantes escoge el candidato de su preferencia, que está en el puesto 100 de la lista, ese candidato pasa inmediatamente a ocupar el primer lugar de la plancha, con lo cual muy probablemente será elegido. Ciertamente, lo anterior no parece muy lógico, puesto que lo razonable es presumir que los ciudadanos que no usan el voto preferente están apoyando el orden de la lista tal como fue presentada por el partido. Sin embargo, lo cierto es que la regla electoral descrita es la que está vigente. De allí que sea importante marcar la preferencia en el día de las elecciones.

Son muchas las tareas por cumplir para poder consolidar partidos políticos fuertes en el país. Ello requiere, entre otras cosas, la elaboración de consensos programáticos y la adopción de procedimientos democráticos internos para la selección de sus candidatos y directivos. Pero, para el corto plazo, el estado actual de nuestros partidos no permite hacerse muchas esperanzas al respecto. Por el momento, cabe esperar que el voto preferente contribuya a lograr la transición desde los caudillajes políticos actuales hacia partidos políticos que agreguen y expresen voluntades en el nivel nacional. Ese ya es un logro apreciable. Posteriormente, podremos observar los demás resultados del voto preferente para determinar si debe permanecer o habrá de ser eliminado.

* El Centro fue creado en 2003 por un grupo de profesores universitarios, con el fin de contribuir en los debates sobre el derecho, las instituciones y las políticas públicas, con base en estudios rigurosos que promuevan la formación de una ciudadanía sin exclusiones y la vigencia de la democracia, el Estado social de derecho y los derechos humanos.