Home

Opinión

Artículo

C O L U M N A    <NOBR>C I N E</NOBR>

La maleta del cine colombiano

Viendo la producción moderna nacional pienso que fue lo mejor que le pudo suceder a nuestra cinematografía, que nunca despegara como industria.

Semana
10 de septiembre de 2001

Puede sonar extraño pero así es. De eso se trata, de una maleta llena de películas colombianas. Teníamos colecciones de cuentos, de poesía y novela colombianas, faltaba el Cine, y ya está.



Es posible que usted se acuerde de "La estrategia del caracol", de "La gente de La Universal" y de "La toma de la embajada". Si no las vio pudo leer algún comentario de prensa o algún amigo se las nombró, porque son películas que tuvieron muy buena acogida en el público. Quizás ya fue a ver "Pena máxima" o vio sus promociones por televisión y sabe que es una película colombiana y que actualmente se está programando en varios teatros. Pero sospecho que títulos como "El proyecto del diablo" o "La taza de te de papa" le dicen muy poco. Si además tampoco conoce "Pura sangre" y "Carne de tu carne" ya no queda duda, usted necesita La Maleta del cine colombiano. Especialmente si nunca ha oído hablar de "Chircales", el gran documental de Marta Rodríguez y Jorge Silva de los años 60.



La fecha precisa se discute, pero se puede afirmar que desde 1907 se está haciendo cine en Colombia. Documentales, noticieros y lo que se llamaba "vistas" "actualidades". "Maria", "Aura o las violetas" y "Bajo el cielo antioqueño" fueron los primeros éxitos de público en los años 20. Ninguna de las tres está en la maleta por diversas razones, entre otras porque la única que se ha recuperado es "Bajo el cielo antioqueño". Es un bache histórico lamentable porque fueron el primer impacto fuerte que logró nuestro cine con su público. En ese momento se creyó que era el comienzo de la industria cinematográfica en Colombia.



Viendo la producción moderna nacional pienso que fue lo mejor que le pudo suceder a nuestra cinematografía, que nunca despegara como industria, porque así cada director y productor ha tenido que luchar para imponer su idea, su guión, ha tenido que buscar peso a peso y rollo a rollo de película virgen para poder terminar su sueño, muchas veces tres, cinco o siete años después de haberlo concebido. Cada película colombiana es una historia y algunas de estas quedaron disponibles en la primera etapa de La Maleta.



Casi todas las seleccionadas ya se han emitido por televisión y pueden ser más conocidas, pero es bueno volver a verlas, ahora sin cortes a comerciales: "El taxista millonario" (G. Nieto), "Rodrigo D" y "La vendedora de rosas" (V. Gaviria), "Confesion a Laura" (J. Osorio), "El embajador de la India" (M. Ribero), "Diástole y sístole" (H. Trompetero), "La gente de La Universal" (F. Aljure), "Reputado" (S. Amaya), "Fragmentos" (C. Santa y H. Campos) y "La taza de té de papa" (J. Hiller). Creo que la única película del grupo que no se ha emitido por los canales nacionales es "Soplo de vida" (L. Ospina).



Es una excelente idea. Dieciocho películas empacadas para ser enviadas a las Embajadas de Colombia en el exterior y a las Casas de la Cultura de todos los departamentos del país. No hay necesidad de hacer el gran panegírico sobre La Maleta y pensar que, ahora sí, todo el mundo va a ver el cine nacional. Es un proyecto aterrizado, que va a dar la oportunidad para que en todas las regiones, en algunas ciudades, pueblos y veredas se pueda ver cine nacional. No todo el que uno quisiera, pero sí una muy buena muestra.



Todo comenzó hace dos años en la mente de Sylvia Amaya, la anterior directora de la Oficina de Cinematografía del Ministerio de Cultura, y de Marina Arango, la segunda a bordo que le puso el hombro al proyecto. Ellas, con un equipo humano de lujo, vivieron una nueva aventura, la de luchar por el cine colombiano.



*Crítico de cine.

Noticias Destacadas