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La olvidada controversia con Costa Rica

La ignorada controversia territorial con Costa Rica tuvo efectos fundamentales para nuestro país. Pero al fin y al cabo todo se olvida.

Juliana Londoño, Juliana Londoño
23 de julio de 2020

Un capítulo olvidado de nuestra política exterior fue el de la prolongada controversia con Costa Rica sobre la definición de la frontera terrestre, cuando Panamá era aún parte de Colombia.

 

Costa Rica, después de ser integrante de las Provincias Unidas de Centroamérica hasta 1838, debía establecer su límite con Colombia. Muchas negociaciones se adelantaron sin que se pudiera llegar a un acuerdo. Los intereses de Francia y de los Estados Unidos por la construcción del canal de Panamá, se movían dentro del proceso.

 

La determinación de la frontera en el sector del Pacífico no presentó mayores problemas. No sucedió lo mismo con la del Atlántico, donde se disputaban zonas aledañas al ferrocarril y al canal de Panamá. 

 

Los derechos de Colombia en el sector del Atlántico de conformidad con la Real Orden de 1803 incluían la “Costa Mosquitia”. Esto implicaba que ni Costa Rica ni Nicaragua tenían acceso al Caribe. Sin embargo, nuestro gobierno siempre estuvo dispuesto a reconocerla a Costa Rica, sin contraprestación.

 

Finalmente, Colombia y Costa Rica, decidieron en 1880 someter la controversia al arbitraje de los reinos de Bélgica o de España. Esto molestó a los Estados Unidos que expresaron “su extrañeza” por no haber sido informados previamente sobre esa decisión. Así funcionaban las cosas.  

 

En junio de 1887 España aceptó asumir el arbitraje.  No obstante, en octubre de 1891, con el pretexto de que el fallo no se alcanzaría a proferir dentro de un plazo establecido, el gobierno colombiano anunció a España que se proponía seleccionar como nuevo arbitro al presidente de Francia: esto indignó al gobierno español.

 

Afortunadamente para Colombia el laudo español sobre la frontera colombo venezolana ya había sido expedido, porque de otra manera, hubiera sido desastroso para nuestro país, dada la molestia que causó a Madrid el intempestivo cambio de árbitro.  

 

El laudo arbitral del presidente de Francia, que fue expedido el 11 de septiembre de 1900, no acogió la reclamación formal de Colombia sobre la Costa Mosquitia, que no había sustentado, pero estableció el inicio de la frontera en el Atlántico muy cerca de donde nuestro país lo había solicitado.

Reiteró la soberanía de Colombia sobre las islas y cayos ubicados frente a la Costa Mosquitia, mencionando taxativamente las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, los cayos de Albuquerque, así como las islas Mangles, que estaban ocupadas por Nicaragua diez años atrás. Señaló que igualmente pertenecían a Colombia las otras islas, islotes y bancos del archipiélago

 

Fue muy fuerte la reacción de Costa Rica por el resultado del fallo y el 29 de septiembre de 1900, lo desconoció. Colombia, en medio de la Guerra de los Mil Días, que había estallado el 17 de octubre de 1899, dejó el caso al garete.

 

A Panamá, le correspondería años después, como estado sucesor, acudir a un nuevo arbitraje del Chief Justice de los Estados Unidos, que emitió el 17 de marzo de 1910 una decisión en la que dio la razón a Costa Rica sobre el arranque de la línea en el Caribe, pero ratificó tácitamente lo decidido por el presidente de Francia respecto al archipiélago de San Andrés.

 

Este fallo tampoco terminó la controversia. En 1921 estalla por causa del problema de límites entre Panamá y Costa Rica la “Guerra del Coto”. El asunto solo se resolvería definitivamente por el tratado Echandi-Fernández de 1941.

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