Home

Opinión

Artículo

La piedra de Uribe

En el proceso de una candidatura los acontecimientos son el termómetro de la personalidad del candidato

Semana
29 de abril de 2002

La encuesta que Juan GossaIn lanzO al aire el viernes pasado por RCN vino a confirmar de manera espectacular varias cosas que ya veníamos sospechando: 1- Que habrá segunda vuelta, 2- Que Garzón le va a ganar a Noemí, 3- Que Alvaro Uribe la ha embarrado mucho durante sus últimos 15 días de campaña, 4- Que quienes se han dedicado a difamarlo y a sacarle la piedra lo lograron y 5- Pero que de todas maneras sigue siendo el próximo presidente de Colombia.

Sobre el cuarto punto en particular, los uribistas más apasionados justifican sus salidas de casillas, como un taxista categóricamente me lo dijo: “No, señora, es que el hombre ya no aguanta más estrujadera”. Y la verdad sea dicha, no han sido fáciles los obstáculos que ha tenido que sortear durante estos últimos días.

Para comenzar, ha venido a saberse que el periodista Joseph Contreras de la revista Newsweek, autor de la primera tremenda entrevista inquisitoria contra Uribe, estaba en realidad recogiendo información para un libro que va a publicar protegido por su papel de reportero de la revista. Y que su asesor para tal efecto es Fernando Garavito, quien hasta ahora justificaba su interés por el pasado de Uribe en su carácter de columnista de El Espectador.

¿Estará Newsweek de acuerdo con el truco?

Mientras tanto, la campaña de descrédito en el exterior continúa. Un congresista de Virginia que habló para La FM confesó “gran preocupación del Congreso de Estados Unidos por la posibilidad de que las elecciones en Colombia las gane un hombre de derecha más preocupado por luchar contra la guerrilla que contra los paramilitares”, pero en la misma entrevista aceptó que no conoce a Uribe y que lo anterior son apenas cosas que “he oído decir”.

Y para rematar, se publica en El Tiempo lo que Alberto Casas llamó en La FM “una indagatoria” contra Uribe “que ni siquiera se le hizo a Pablo Escobar en su momento”. Que un periódico tenga derecho a esculcar el pasado de un candidato es algo no sólo legítimo sino necesario. Lo malo es que no importa cuáles hayan sido las respuestas de Uribe. Pero el tono de las preguntas, tipo “¿su papá fue extraditable?” y el hecho de que la disección del periódico sólo se haya hecho sobre el pasado de uno solo de los candidatos les dejó a muchos la impresión de que ahí hay ‘gato encerrado’.

Todo lo anterior, sin hablar del abominable atentado que estuvo a punto de quitarle la vida.

Volviendo a la tesis de mi taxista, a cualquiera se le rebulle el alma con tanta perseguidera. ¿Podemos entonces concluir que Uribe ha tenido razón en explotar tan a menudo como lo ha hecho en los últimos 15 días?

No.

Se ha equivocado de cabo a rabo y la gente comienza a percibir que ese hombre sereno, valiente y lleno de autoridad a veces aparece en determinadas entrevistas como uno amargado, desencajado y autoritario.

El único hombre en Colombia que no puede darse el lujo de perder los estribos (“así sea humano”, como dice el padre Llano para justificar tremendas desviaciones sexuales del clero), es Alvaro Uribe Vélez.

En el proceso de una candidatura presidencial los acontecimientos son el termómetro de la personalidad del candidato. Ahí es cuando se le mide su coherencia, su temple, su vocación, su equilibrio.

Pero si como sucedió la semana pasada, Uribe pone a un director de un noticiero de televisión en la picota, porque se atrevió a preguntarle —en buen o en mal tono— por un helicóptero, no parece estar enviando claras señales de que tiene el temple para aguantar las provocaciones mucho mayores que las Farc, los paramilitares, la delincuencia y la pobreza se encargarán de hacerle durante su gobierno.

El hecho de que injustamente se esté utilizando contra Uribe todo tipo de estrategia, legítima o cochina, para atajarlo, incluyendo no sólo la de desprestigiarlo sino la de matarlo, es quizá la prueba más dura que deberá resistir durante esta campaña presidencial.

Su bajonazo en las encuestas podría estar midiendo las equivocaciones que ha cometido a este respecto. Pero como seguramente Uribe ya se habrá dado cuenta de que lo que muchos buscan es que se le vuele la piedra, supongo que estará armándose de valor para resistir lo que viene.

Sólo un hombre con la entereza que debe tener el próximo presidente de Colombia está preparado para soportar la parte oscura de la noche, que es la que Uribe ha vivido en los últimos 15 días.