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La pistola humeante

A la exalcaldesa nuevamente nadie le prestó atención. En agosto del año pasado la mataron de ocho balazos, disparados en ráfaga desde una moto en Valledupar.

Daniel Coronell, Daniel Coronell
18 de mayo de 2013

Una seguidilla de crímenes ha azotado a La Guajira. Familiares de los asesinados –y algunas de las víctimas que alcanzaron a hacerlo– han señalado la presunta responsabilidad en estos hechos del señor gobernador Juan Francisco Gómez Cerchar, conocido como Kiko Gómez o KG. Nada ha pasado con las denuncias. Están ganando polvo en los anaqueles de La Guajira donde la palabra del gobernador es la ley. 

Denunciar no le sirvió de nada a la anciana wayú Francisca Sierra. Ella advirtió a las autoridades que iban a matar a su hija Martha Dinora Hernández. A pesar de haber puesto las amenazas en conocimiento de la Fiscalía –mencionando con nombre propio al gobernador– nadie investigó esa pista. Martha Dinora fue acribillada a 50 metros de una estación de Policía sin que nadie pudiera ver nada. Un tiempo atrás habían matado a Víctor Ojeda, esposo de la asesinada y yerno de la denunciante.

La historia de Yandra Cecilia Brito es aún peor. Ella fue alcaldesa de Barrancas, La Guajira, y en 2008 mataron a tiros a su esposo Ustariz Guerra y a Wilfrido Fonseca, que lo acompañaba. Ella aseguró que detrás del crimen estuvo Kiko Gómez e hizo su denuncia tan pública como pudo.

Le envió una carta al entonces fiscal Mario Iguarán, al procurador Alejandro Ordóñez y al entonces presidente Álvaro Uribe en la que les pedía protección y aseguraba: “Tal como lo señalé en la denuncia mis hermanos Saúl Javier, Saúl Rafael Brito Castillo y mi persona; hemos venido siendo amenazados telefónicamente por secuaces del señor Juan Francisco Gómez Cerchar, Kiko Gómez. Amenazas que empezaron dos meses después de la muerte de mi difunto esposo, originadas en el hecho de que estábamos investigando los motivos de su asesinato…”.

Las investigaciones nuevamente se quedaron engavetadas. A la exalcaldesa nadie le prestó atención. En agosto del año pasado la mataron de ocho balazos, disparados en ráfaga desde una moto en el barrio Guatapurí de Valledupar.

La Justicia no se imagina quién pudo haber ordenado ese homicidio, pero su desconsolada madre, Nedda Carrillo, ha denunciado –también infructuosamente– que quien está detrás es Kiko Gómez. Asegura además que la están amenazando desde el sepelio de su hija para que no siga averiguando por las muertes de sus parientes.

Ninguna investigación avanza contra el poderoso gobernador Kiko Gómez.

Tampoco le ha sucedido nada en el risible Consejo Nacional Electoral que terminó avalando su cuestionada elección en el cargo, ni en el Consejo de Estado cuya sección quinta produjo hace unos días un fallo favoreciéndolo. (Dicho sea de paso: ¿alguien sabe qué pasó con la investigación por el tráfico de fallos en el Consejo de Estado que implica por cierto a un célebre personaje guajiro?) 

Hace unos meses el periodista Gonzalo Guillén fue a La Guajira para indagar por los homicidios, por las investigaciones paradójicamente congeladas en el desierto y por otros fenómenos de corrupción. 

Guillén, veterano reportero de investigación con 36 años de experiencia, empezó pronto a encontrar las huellas de una alianza entre autoridades locales y miembros del hampa binacional que trafica combustibles, drogas y precursores químicos desde el Cesar en Colombia hasta Maracaibo en Venezuela. 

La investigación aún no ha sido publicada, pero la semana pasada fue descubierto un plan para asesinar al investigador.

Andrés Villamizar, director de la Unidad Nacional de Protección, del Ministerio del Interior, alertó sobre un atentado en marcha para matar al periodista Gonzalo Guillén y a los investigadores sociales León Valencia y Ariel Ávila, quienes desde la Fundación Arco Iris en el año 2011, habían mostrado las prácticas torcidas de la política en La Guajira, incluyendo las alianzas con grupos delincuenciales.

Según la Policía, a cargo de la ejecución del crimen está un hombre conocido con el alias de 'Morroncho' que –casualmente– viene de La Guajira.

Las autoridades, en su sabiduría, han podido determinar después de las exhaustivas pesquisas de rigor que detrás de la preparación del triple homicidio están, sin duda, “las bandas criminales” y “los enemigos de la paz”. 

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