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La venta de ‘El Tiempo’

Con la compra del grupo español Planeta del principal diario del país, comienzan a barajarse de nuevo las cartas del poder y del dinero en Colombia.

Semana
28 de julio de 2007

La compra por parte del grupo español Planeta de un porcentaje mayoritario del periódico más importante del país no es una simple transacción económica. Me atrevo a augurar que es el comienzo de una movida de fichas del poder en Colombia de alcances insospechados.
 
Para comenzar, las implicaciones de que haya sido Planeta y no el grupo Prisa, actual propietario de Caracol Radio, el que se hubiera quedado con el negocio por el cual se pagaron millones de dólares -aún se ignora la cifra total- tiene profundas implicaciones en el escenario actual de la propiedad de los medios de comunicación. No es un secreto que Prisa va tras el tercer canal de televisión privado, y no parecía claro que al ser ya el propietario de Caracol Radio -con más de 130 emisoras en todo el país- sumado a la propiedad mayoritaria de El Tiempo, el gobierno estuviera dispuesto a permitir que una familia europea, por apreciada que sea en el país, se convirtiera, con la adquisición del nuevo canal, en la dueña de la más poderosa alianza de medios en Colombia. Con la pérdida de El Tiempo, Prisa sigue jugando en una posible participación en el negocio del tercer canal.

Pero Prisa también queda con las puertas abiertas para pensar en un segundo negocio estelar: comprar el periódico El Espectador, que atraviesa por uno de los mejores momentos editoriales de su historia, y restituirle su carácter de diario. Aquí Prisa podría aprovechar sobre Planeta la ventaja que le lleva en el campo de la edición de prensa, que es uno de sus fuertes -son propietarios de los más importantes diarios de España-, mientras que el fuerte de Planeta es la edición de libros. O hasta podría pensar en fundar un nuevo periódico arrancando de cero, basado en la realidad de que Colombia es el único país de América Latina que sólo cuenta con un periódico de circulación nacional, y donde indudablemente cabe más de uno con estas características.

También podría suceder algo bien interesante: que se produzca una reconciliación entre el Grupo Prisa y el Grupo Santo Domingo, cuyas relaciones quedaron fuertemente averiadas luego de que este último perdiera totalmente las acciones de Caracol Radio por cuenta de las cláusulas del contrato de compra venta que dejó a ambas partes resentidas. Con la desafortunada muerte de don Jesús de Polanco, dueño de Prisa, quedan jugando en la arena su heredero, Ignacio de Polanco, y Alejandro Santo Domingo, después del retiro de su padre, don Julio Mario del manejo efectivo de sus negocios. (A Alejandro se le ha escuchado decir en público que tiene interés en volver a meterse en la radio). Como no necesariamente las segundas generaciones heredan los rencores o las problemáticas relaciones de sus antecesoras, tampoco resulta inconcebible que entre el Grupo Santo Domingo, con televisión y con periódico, y el Grupo Prisa, con radio y con ganas de periódico y de televisión, llegue a conformarse una fusión o una alianza que, por cierto, lograría algo tan lógico como que los dos 'caracoles', televisión y radio, vuelvan a ser una sola empresa, y no dos absolutamente distintas, con el mismo nombre.

Ah. Y por ahí siguen rondando los mexicanos, que también le coquetean al tercer canal...

Señores: comienzan a barajarse de nuevo las cartas del poder y del dinero en Colombia. Hagan sus apuestas.

ENTRETANTO… ¿Será que la palabra 'sedición' se quedó pequeña para el delito que describe, porque sólo alcanza, según la Corte, para cobijar a guerrilleros y no a paramilitares igualmente dispuestos a suplantar por la fuerza a la autoridad legítima?