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LADY DIAN

Semana
26 de julio de 1999

Sigo pensando que el Estado colombiano no debería copiar las técnicas de la guerrilla para
aumentar los recaudos que se pierden anualmente por evasión. Insisto en que 'boletear' a los
contribuyentes con amenazadoras cartas en las que se les asegura, sin fundamento alguno, que han sido
detectadas irregularidades en sus declaraciones de renta, que luego no pueden ser sustentadas porque
forman parte de una especie de 'pesca milagrosa' organizada por el propio Estado para ver quién se asusta y
cae, es un sistema inmoral por punta y punta. Por un lado, porque las cartas que reciben los
contribuyentes contienen una afirmación mentirosa. Y segundo, porque incitan al contribuyente a pagar un
dinero que puede deber como puede no deber, para evitarse que le echen encima a los perros de la
Administración de Impuestos, que no son precisamente mansos y que están hechos para morder.Cuando
escribí esto en alguna columna anterior, Lady Dian Kertzman se puso furiosa. Y haciendo gala de un estilo
desabrochado que la caracteriza, y que no es precisamente una de sus virtudes dentro de las muchas que
indudablemente tiene y que se le reconocen, se hizo entrevistar por ahí, acusando a quienes critican el
sistema del 'boleteo' institucional que ella ha implantado, de tener intereses personales en el tema. Según lo
afirmado por ella, podría presumirse que quien se ha atrevido a criticar a doña Fanny Kertzman es porque
tiene cuentas pendientes con el Estado, cuando la lógica a lo 'Scotland Yard' indicaría que la ecuación
funciona al revés: que el que está evadiendo impuestos es el último que se atrevería a abrir su boca contra
la Kertzman.Con el mismo argumento, que se le devolvería como bumerán, habría que presumir entonces que
quienes la han defendido argumentando su rectitud y tenacidad, es porque tienen cuentas pendientes con
el fisco, y deberían ser objeto de automática sospecha. Pero ello no es así. Criticar a la directora de la
Dian o defenderla debe ser producto de un libre ejercicio personal, y es una equivocación de ella
defender su gestión mediante la táctica de satanizar las opiniones.Ahora el desabroche de Lady Dian (muy
distinto a la diplomacia verbal de los Windsor) la ha metido en nuevos problemas. No se le ocurrió un mejor
escenario para enlodar al Congreso de Colombia, acusándolo de ser financiado por los contrabandistas,
que hacerlo en Estados Unidos, donde los colombianos, congresistas o no, andamos ante la opinión
pública de barro hasta la frente.De nuevo sus defensores, como en el caso de las cartas de la 'pesca
milagrosa' que han sido defendidas con el argumento de que buscan disminuir la evasión, han argumentado a
su favor que esta nueva salida en falso fue por una buena causa, porque se trata de perseguir el contrabando.
Ella entendió muy pronto su metida de pata, porque rápidamente aseguró que lo que quiso decir con que el
contrabando financia a los congresistas colombianos, es que no es ahora, sino en anteriores
administraciones.Lo ideal habría sido que la Kertzman no se hubiera echado para atrás en algo que es
totalmente cierto. Pero que debió decir en Colombia, donde no sólo no habría sido una metida de pata, sino
que podría haber inaugurado un conveniente debate.Nadie pretendería negar que Colombia es un país
conformado por dos bloques mayoritarios: con excepciones, claro está, el que no contrabandea, compra
contrabando. Y la verdad es que los estragos de esta epidemia están suficientemente contabilizados
(se habla de que vale 6.000 millones de dólares al año y de que por cuenta de él el Estado colombiano deja de
percibir cerca de 840 millones de dólares anuales en ingresos fiscales). Pero a pesar de que tan
escalofriantes cifras explican no sólo parte importante de la crisis industrial y del desempleo galopante que
está viviendo nuestro país, sino que además permiten entender la magnitud del lavado de dólares que logra
hacerse mediante esta actividad ilegal, procedentes del narcotráfico, todavía no ha llegado el día en que los
colombianos entendamos que contrabandear o que comprar contrabando es grave.Habría que aceptar, por
otro lado, que es admirable la tenacidad con la que la Kertzman está persiguiendo esta plaga, así como sus
esfuerzos por reprimir la evasión tributaria. Pero caramba. El 'estilacho' es lo que falla, y no es una falla de
poca monta.Porque podrá vanagloriarse el día de mañana de haber aumentado
impresionantemente los recaudos, pero lo ha hecho a costa de 'boletear' a los contribuyentes. Y podrá
enorgullecerse de sacar adelante un convenio anticontrabando con Estados Unidos, pero a costa de
postrar al poder legislativo colombiano por fuera de nuestras fronteras.Eso sí. Lady Dian está demostrando ser
una de esas pocas funcionarias que cuando se propone algo, lo logra...

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