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Las encuestas, Petro y las Farc elegirán Presidente

Con Vargas Lleras y Fajardo tan reducidos desde marzo en todas las encuestas, la campaña de Duque avanza por inercia y no ha tenido que proponer, sorprender ni controvertir. Las Farc y el ascenso de Petro le cuidan el favoritismo.

Germán Manga, Germán Manga
23 de mayo de 2018

Las encuestas, Petro, las Farc y Venezuela serán los grandes electores en la contienda presidencial del próximo domingo.

Pese a los desaciertos inmensos y vergonzosos que las firmas encuestadoras acumularon en las presidenciales de 2010, 2014 y en el plebiscito de 2016, este año volvieron a señalar el rumbo de los favoritismos y la toma de decisiones porque lograron importantes aciertos en las elecciones de marzo y porque en Colombia la política es más emocional que racional.

En diciembre de 2017, cuando era amo en las encuestas, Fajardo se sintió Sergio I, arrodilló a sus socios y les impuso su candidatura. Ese golpe de mano, unido a la miopía política de los involucrados, dejó al país sin una opción moderada. Como quedó claro después, la gran oportunidad estaba en la consulta de marzo. Fajardo marchitó las opciones de Jorge Enrique Robledo y de Antonio Navarro, -cualitativamente mejores que la suya- y sepultó el valor político de la coalición que de haber ido a consulta habría derivado en una candidatura con potente respaldo popular. Después de eso se fue en picada y pese al leve repunte de los últimos días, parece poco probable que clasifique a una segunda vuelta.

Hasta la semana anterior al 11 de marzo, Iván Duque era un desconocido en el país. Como Óscar Iván Zuluaga en 2014, pasó de la nada a la punta por ser "el que dijo Uribe" una realidad que enciende acaloradas reacciones y ácidas polémicas entre los adversarios y malquerientes del expresidente, pero que ratifica nítidamente cuál es en este momento, el liderazgo principal de la política colombiana.

Gustavo Petro entendió el potencial de la consulta y pese a los portazos que recibió de la coalición de Fajardo y de Clara López, la llevó a término. Es la otra opción fuerte y de acuerdo con las encuestas tiene dos logros trascendentales: aglutina proletariado y a muchos jóvenes –segmentos en los que le compiten Duque y Fajardo-. Desafía, polariza, divide, se regodea en su desafío al establecimiento y al statu quo, pero lo confrontan seriamente desde la academia y los gremios por la esencia demagógica, huera y populista de sus proyectos. Así como el impacto negativo del fastuoso y torpe evento de la firma del acuerdo con las Farc en octubre de 2016 en Cartagena, resultó determinante para el triunfo del No en el plebiscito, podría ser letal para Petro lo ocurrido en las elecciones del domingo pasado en Venezuela que encendieron todas las luces sobre el drama que vive ese país. La sórdida y atrabiliaria reelección de Nicolás Maduro no es un referente positivo para alguien que proclama que convocaría una constituyente apenas llegue al poder y que su proyecto necesita varios años para consolidarse. Con la economía paralizada y millones de personas afectadas por la crisis que desató Santos con el abrazo a las Farc, mucha gente teme en Colombia que el ascenso de Petro podría ser catastrófico para la economía en temas como fuga de capitales y la ruina de los negocios.

La situación a la que el reparto de fuerzas llevó a la campaña después de marzo, no tiene antecedentes en el país. Con Vargas Lleras y Fajardo tan reducidos en las encuestas y con De la Calle hundido en la irrelevancia, la campaña de Duque avanza por inercia y no ha tenido que proponer, sorprender ni controvertir. Ha recibido además enormes ayudas de la realidad pues encarna el rechazo de los colombianos a Santos y a su gobierno, a las Farc y al proceso de paz. El caso Santrich, la huída de Iván Márquez, el miserable recorrido de la implementación del acuerdo, la corrupción y los excesos de la JEP, unidos a la memoria del no en el plebiscito, le cuidan el favoritismo.

Vargas Lleras y su gente parecen no reponerse de la caída que les auguran. El resultado que logren el domingo es el reto principal que enfrentan los encuestadores. César Caballero puso en juego su prestigio y el de su firma – Cifras y Conceptos- con un modelo de pronóstico que es hasta ahora es la única consulta que da perfil ganador a Vargas Lleras y al apoyo en dinero y votos de los barones políticos que lo acompañan.

Las encuestas señalan que la participación electoral aumentará por encima de 55% por lo cual el reto principal para todos los candidatos es la decisión de los nuevos votantes. La opción que paraliza de pánico al establecimiento es que su cosecha le diera a Petro para ganar en primera vuelta. La esperanza es que lo consiga Iván Duque, quien, además, en el escenario de una segunda vuelta con Petro, sería presidente.

A contrapelo de lo que indican los sondeos de opinión, la gente de Vargas Lleras pronostica una sorpresa y la proyecta con base en lo sucedido en 2014 a Óscar Iván Zuluaga, y a la esperanza de que se repita lo que ocurre cuando el gobierno y los barones electorales hacen causa común, que llevaría a su candidato a ejecutar -en cuanto a composición política, actores y tendencias- un tomo III del gobierno Santos, mejorado por el carácter y liderazgo del nieto de Carlos Lleras. Vargas no es laxo, ni débil, ni perezoso, ni entregado a “la paz” y aunque ande tan lejos de ser el favorito, su ascenso sería tranquilizador para el establecimiento. El “coco” el próximo domingo para la Colombia derechista que predomina en las últimas elecciones, no es Duque, sino Petro.

      

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