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Miguel Uribe Turbay

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Las palabras importan. ¡No más violencia!

Las palabras siempre importan y mucho más cuando se enmarcan en el ejercicio del poder. No son declaraciones ni tweets a la ligera lo que necesitamos los ciudadanos, sino acciones consientes, oportunas, informadas.

16 de septiembre de 2020

Por: Miguel Uribe Turbay, excandidato a la alcaldía de Bogotá

La semana pasada fue dolorosa e indignante para los bogotanos. Hoy con mayor tranquilidad es importante reflexionar sobre lo qué pasó. Es importante buscar la verdad de lo qué sucedió y exigir exactitud con las palabras. Las palabras durante el calor de los acontecimientos hicieron mucho daño, las generalizaciones, las acusaciones, las peleas.

Así, no solo los hechos lamentables de la semana pasada, sino la manera en la que se utilizó el leguaje y la manipulación de los hechos profundizaron la polarización y las divisiones y fracturaron la confianza ciudadana. Se hace necesario identificar los errores que se cometieron y la forma correcta de actuar para que estos hechos no vuelvan a suceder.

Al mismo tiempo debemos rechazar que la alcaldesa Claudia López haya justificado las protestas violentas y a su vez, generalizado y atacado a la policía como institución, responsabilizándola de todo sin ver en contexto lo que había sucedido. En los actos de violencia participaron células urbanas del ELN y otros grupos armados ilegales.

Las palabras siempre importan y mucho más cuando se enmarcan en el ejercicio del poder. No son declaraciones ni tweets a la ligera lo que necesitamos los ciudadanos, sino acciones consientes, oportunas, informadas. A la alcaldesa la invito a que reflexione. No fue responsable generalizar el abuso de unos miembros de la Policía para desprestigiar a toda la institución, pues abonó el terreno para la violencia y el odio teniendo que lamentar más muertes, más crímenes, más heridos y la destrucción en varios barrios.

Por supuesto, frente al brutal asesinato de Javier Ordoñez como resultado del uso indebido a la fuerza solo puedo reiterar mi absoluto rechazo y la petición para que se haga justicia rápidamente. Afortunadamente, hoy los Policías responsables de este hecho están siendo investigados por la Fiscalía. Ahora, la violencia criminal que se organizó para destruir 56 CAI, 9 buses y vandalizar 120 buses más no representa el sentimiento de indignación por la muerte de Javier Ordoñez, por el contrario, fue protagonizada por células urbanas del ELN y otros grupos armados de acuerdo a los reportes de inteligencia.

Como se ha evidenciado, al menos una víctima fue asesinada por un tercero, no por Policías. Frente a las demás víctimas es urgente conocer el resultado de las investigaciones. La Alcaldía debe trabajar en equipo con la Policía, no atacarla, debe garantizar que las denuncias de abuso policial se tramiten, pero no generalizarlas para desprestigiar la institución. Los Policías que cometen errores deben responder por ellos, pero los demás que son la gran mayoría deben contar con el apoyo de la Alcaldía y especialmente de nosotros los ciudadanos, la sociedad.

Atacar a la Policía debilita, tanto a la Policía como a la Alcaldía. Se necesitan instituciones fuertes, incluso para la rendición de cuentas, para asumir responsabilidad y para sancionar a los responsables. Los pronunciamientos deben estar sustentados en evidencias, nunca deben ser producto de especulaciones o intereses políticos. Esa es la objetividad y claridad que se espera de los líderes.

Finalmente, frente al acto de reconciliación distrital también vale la pena hacer una profunda reflexión. No se puede hacer política con el dolor. No se puede aprovechar una situación así para el oportunismo político. Las víctimas deben ser las protagonistas y su dolor debe ser nuestro dolor. Desafortunadamente este evento en vez de unir dividió. Invito a la alcaldesa a que trabaje en equipo con el Gobierno Nacional. A que sea humilde, a que deje el ego al lado por el bienestar de los bogotanos. Y a los bogotanos los invito para que no nos dejemos llevar por generalizaciones ni declaraciones acaloradas. Debemos exigir la verdad y evidencia.

Las palabras importan. ¡No más violencia!

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