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Las protestas y el Movimiento No Alineado

En medio de disturbios y protestas en el continente se produjo la elección de Venezuela en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Juliana Londoño, Juliana Londoño
31 de octubre de 2019

La cadena de disturbios en Ecuador, Chile y Bolivia, sin contar con los suscitados en Argentina y Honduras, así como el show mundial a raíz de la captura del hijo del “chapo” Guzmán en México y la curiosa situación que se ha presentado en el Perú, ha dado la impresión de que en América Latina existe un fenómeno generalizado de inestabilidad que algunos adjudican a la influencia de agentes externos. 

No se habla de Venezuela, ya que a pesar de que es un caso aberrante, la gente y la comunidad internacional comienzan ya a acostumbrase. Es más, Maduro y sus lugartenientes envalentonados por la elección en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, se volvieron ahora analistas y jueces de lo que pasa en los demás países. Incluso se consideran más acertados que las encuestadoras en Colombia, cosa que por cierto no es mucho pedir. 

Respecto a la elección de Venezuela en el Consejo de Derechos Humanos, aunque para sorpresa de muchos se protestó, se olvidó nada menos que Maduro en el momento de la elección era el presidente del Movimiento No Alineado y que en esa condición obtuvo los votos necesarios para lograrla. 

Aunque el Movimiento ha decaído enormemente y que para muchos sigue siendo un anatema, se olvida que cuando nuestro país fue su presidente durante la administración Samper, Colombia logró el apoyo abrumador a todas las iniciativas que presentaba en Naciones Unidas, no como Venezuela que a pesar de la elección ha recibido todo tipo de censuras.  

La influencia de Colombia dentro de la Organización llevó a que en varias oportunidades, incluso los Estados Unidos y varios países de la Unión Europea pidieran la colaboración colombiana en muchas iniciativas. 

Incluso se decía en los medios nacionales e internacionales que la presidencia del Movimiento No Alineado era en ese entonces el “pulmón” de la política exterior colombiana. 

Pero volviendo al caso latinoamericano actual, no obstante que las causas y motivaciones de las protestas son completamente diferentes en cada país, contribuyen a presentar un panorama generalizado de inestabilidad y de protesta social. 

Sin embargo, en Colombia, no obstante las protestas y marchas que ya nadie sabe porque son, en las pasadas elecciones regionales se presentaron una serie de fenómenos que parecen indicar que los candidatos, por más ilustres y competentes que sean, ya no pueden lograr su elección con el simple apoyo de un grupo o de un jefe político.

Todo indica que se están dando pasos hacia una nueva etapa en la política colombiana, que ha generado una generalizada reflexión. 

De todas maneras, los resultados electorales y la forma como se celebraron las elecciones constituyen la demostración fehaciente de que Colombia, no obstante las protestas, no está en la condición de los países vecinos.  

No digamos de Venezuela, que es el espejo que tenemos del resultado de la incompetencia y del populismo. Esa amarga lección ha sido seguramente aprendida por todos los elegidos, que saben bien que no pueden caer en lo mismo, porque sus electores ahí si se insubordinarían.     

(*) Profesor de la facultad de Gobierno, Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la universidad del Rosario

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