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LAS RISOTADAS DE FRECHETTE

La tragedia del imperialismo no esta en la arrogancia de los imperialistas sino en la abyeccion de los colonizados: de los cipayos

Antonio Caballero
8 de abril de 1996


SE TOMAN LO DE LA DESCERTIFICACION a lo trágico. Y sí, es trágico. Pero solamente porque se lo toman a lo trágico. Pues la tragedia del imperialismo no está en la arrogancia de los imperialistas, sino en la abyección de los colonizados: de los cipayos. Oyen nuestros cipayos las risotadas de sicópata del embajador Frechette, y les tiemblan las rodillas: no, por piedad, descertificación no. El presidente Samper se declara asombrado (¿Qué no lo asombra, de todo lo que pasa en sus narices, o a sus es paldas?). Y enumera, por una vez en coro con sus adversarios, los 'logros' de Colombia en la guerra contra la droga. Miserables logros de una guerra que libran por cuenta ajena, y que no debieran enorgullecerlos, sino avergonzarlos: ejecuciones extrajudiciales de capos, pago de delatores destrucción de cultivos que deja en la miseria a miles de familias campesinas. Pero no sólo se jacta el Presidente de esas verguenzas, sino que se compromete a continuar una guerra inútil, insensata, hipócrita, que sólo sirve las necesidades electorales domésticas de los políticos norteamericanos y destruye a Colombia sin reducir en un solo gramo el volumen de drogas consumido en el mundo, a la vez que mantiene pujante el negocio. A continuarla cueste lo que cueste, con ayuda o sin ella. Ayuda que, por sí misma, resulta ya vergonzoso haber aceptado: consiste en que a cambio de 20 millones de dólares el gobierno da rango diplomático a los sicarios de la CIA y de la DEA para que vengan a espiar y a echar plomo. Y no contento con aceptar como ayuda lo que es un insulto, Samper declara estar dispuesto a no cobrarla siquiera: ofrece pagar por seguir obedeciendo, financiar con su propia plata =es un decir: con la nuestra= el costo de su esclavitud y de nuestra destrucción.
Pobres diablos. Se lo merecen todo, por arrodillados y cobardes, por imbéciles: que los descertifiquen, que les quiten la visa. Tiene razón Frechette cuando se ríe con esa risa de loco que espanta a los caballos.
Un paréntesis sobre lo de la visa. ¿Se ha atrevido alguien a preguntarle a Frechette por qué los únicos colombianos que no tienen problema para sacar visa norteamericana son los capos y las familias de los capos? Los hijos del sargento Sarria y la 'monita retrechera' se refugiaron en Estados Unidos cuando temieron por sus vidas. ¿Dónde, si no? Es el único país en el que los capos no son perseguidos. De Miami, donde residen, vinieron a Cali, para los funerales, los parientes de Chepe Santacruz. En universidades norteamericanas se educan los hijos de los Rodríguez Orejuela, sin que nadie acuse a esas universidades de recibir narcodineros por la matrícula. Y, en cambio, permítaseme poner un ejemplo personal. Yo, que nunca he sido narcotraficante ni hijo de narcotraficante, no tengo ni he podido tener nunca visa norteamericana, porque figuro en unas listas que me identifican como "enérnigo del gobierno de Estados Unidos". (Y una vez, hace tiempos, el entonces embajador Asensio me ofreció conseguirme una visa si le regalaba una caricatura publicada en la revista Alternativa en la que lo mostraba expidiéndole al entonces candidato presidencial Julio César Turbay un certificado de buena conducta en materia de narcotráfico que éste le había pedido. Le regalé la caricatura. No me consiguió la visa. De esto hace 20 años. Ya entonces certificaban. Ya entonces se reían).
En esas listas de enemigos del gobierno de Estados Unidos no figura ningun narco, ni ha figurado nunca. Y no figuran por la sencilla razón de que no son enemigos. ¿Cómo van a ser enemigos unos señores que manejan el negocio más rentable =más que el de las armas y que el del petróleo, dice la ONU= que han tenido jamás los bancos norteamericanos? Son amigos. Por eso les dan visa.
Pero que se cuiden también ellos: el gobierno de Estados Unidos no es amigo ni siquiera de sus mejores amigos. Que lo diga el general Noriega, su agente a sueldo, su protegido, el hombre al que la CIA puso a mandar en Panamá cuando murió (en misterioso accidente) el general Torrijos, ese sí su enemigo. No había mejor amigo del gobierno norteamericano que el general Noriega hasta que su protector y jefe, el presidente Bush, decidió que ya no le servía: y bombardeó a Panamá para llevarse al general cargado de cadenas.
Ahora descertifican a Samper, y se lo tiene merecido. Que le quiten la visa, o inclusive =la idea ha sido lanzada= que bombardeen a Bogotá para llevárselo preso. Ya se quieren llevar al ex fiscal De Greiff, que también tuvo su cuarto de hora de héroe, y así pretenderán llevarse mañana al fiscal Valdivieso. Tal vez, ido Samper, pongan a mandar un tiempo al que es ahora el amigo favorito, el general Rosso José Serrano, para después, a lo mejor, quitarlo como a Noriega. Todos se lo tendrán bien merecido, por sapos.
Porque suelta el embajador Frechette una de sus estrepitosas risotadas de mulo, y tiemblan. Y es porque tiemblan que se ríe el embajador Frechette.

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