Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

Lecciones elementales de gobernabilidad ante las adversidades

El manejo de la crisis producida por el coronavirus por parte de nuestra alcaldesa Claudia López ha sido muestra suficiente del talante y nivel de compromiso y preparación que tiene la mandataria para con la ciudad. Un liderazgo claro, oportuno, directo.

Marco Tulio Gutiérrez Morad, Marco Tulio Gutiérrez Morad
17 de marzo de 2020

Bogotá, una ciudad con cerca de 9 millones de habitantes, urbe de descomunal tamaño, que fácilmente puede catalogarse como una megápolis, en marzo de 2020, atraviesa una crisis sin parangón, sin embargo, en medio de las titánicas dificultades ha recibido un mensaje inequívoco de liderazgo y tranquilidad en una coyuntura sin precedentes. El manejo de la crisis producida por el coronavirus por parte de nuestra alcaldesa Claudia López ha sido muestra suficiente del talante y nivel de compromiso y preparación que tiene la mandataria para con la ciudad. Un liderazgo claro, oportuno, directo y sin improvisaciones han sido pieza fundamental para que la ciudadanía de la ciudad más importante de Colombia no sucumba ante el caos y el pánico colectivo que normalmente circundan estas difíciles circunstancias, basta con darle un vistazo a lo que está ocurriendo en el antiguo continente para evidenciar que decisiones desacertadas o tardías han traído consecuencia letales al punto que países como Italia y España, se encuentran sumidas al interior de drásticas medidas de aislamiento, que indiscutiblemente se perfilan como episodios inéditos que no se presentaban desde los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

Bogotá está en alerta ambiental por los riesgos propios de la contaminación atmosférica y de manera simultánea es azotada por la pandemia del covid-19, sin embargo, en medio de esta tormenta de dificultades que atraviesa nuestra ciudad, los bogotanos hemos percibido diáfanamente que tenemos un timonel, que día a día con su gestión y dedicación está marcando diferencias de proporción gigante frente a los errores del Gobierno nacional. Claudia ordenó el pico y placa extendido que no solo devolvió calidad del aire, sino que también mejoró ostensiblemente la movilidad de la ciudad, mejorando los promedios de velocidad y disminuyendo notoriamente la inclemencia del tráfico capitalino, sin dubitación y con certeza decretó la Calamidad Pública, sin duda, Bogotá se siente gobernada y contrario censo, nuestro presidente Duque sigue inmerso dentro de discusiones políticas e ideológicas totalmente inanes. El mensaje difundido a la ciudadanía para el tratamiento y contención del virus en la compleja frontera con Venezuela, la más extensa de nuestra geografía, insiste en ser trabajado con la Organización Panamericana de la Salud y con el “gobierno” de Juan Guaidó, quien con dificultad podrá hacer algo, es obvio, que en momentos como estos las posturas políticas deben pasar a segundos planos y se deben activar procedimientos y soluciones pragmáticas tendientes a salvar vidas, de hecho, millones de vidas y no sucumbir ante la anacronía de la soberbia.

La alcaldesa de los bogotanos gobierna, lo hace con creatividad, con inteligencia, con contacto directo, con cercanía, mientras tanto, Duque se pierde y se destiñe a velocidades vertiginosas en este y en los demás temas de gobierno, en donde su mensaje no deja de ser confuso, tardío, lejano y casi siempre cuestionado, donde cada intervención, cada alocución, genera más duda que certeza, la inexcusable inexperiencia de Iván Duque ha generado un daño inconmensurable a la idea de gobernabilidad que diseñó a lo largo de su campaña, sus ideas y sus conceptos son fácilmente desdibujados, las salidas en falso de sus asesores, los desacertados nombramientos en cargos claves de alto gobierno  le quitan más que ponerle, basta con ver los trinos de su asesor de comunicaciones, quien es víctima constante y frecuente de sus propias publicaciones del pasado. La idea de gobernabilidad para Claudia se hace más sólida cada día, no es extraño verla cotidianamente en los puntos neurálgicos de la ciudad dándole la cara a la ciudadanía, de hecho manejando una agenda de proximidad con el elector, dando mensajes certeros y de gobernabilidad, entre tanto Duque realiza acuerdos políticos sin obtener claridad, sin lograr transmitirle a la ciudadanía con contundencia un mensaje certero y esperanzador y por eso faltando dos años para terminar el periodo presidencial, la gente se hace varias preguntas, empezando por el prematuro interrogante de quién será el sucesor de Duque, y la cada vez más frecuente y reiterada pregunta: ¿Será capaz de terminar periodo de mandato?

Ahora, estas reflexiones que aquí planteo, constituyen para nosotros un escenario de preocupación absoluta, pues la apuesta en cabeza del gobierno de Iván Duque no puede quedar sumida en el estrepitoso fracaso que empieza a vislumbrarse, me resisto a creer que uno de los presidentes más jóvenes que ha tenido nuestra república, que se eligió sobre un discurso innovador construido sobre las nuevas bases del Estado Social de Derecho, fracase en su intento de cambio, máxime, cuando el cambio fue expresión de más de 10 millones de votos. Soy de los colombianos que cree fielmente que si a nuestro presidente le va mal a todos nos va mal, y considero que ante los enormes desafíos que se están perfilando, Duque tiene que sacar rédito de ellos, y lograr como se lo propuso en el momento de su llegada al poder “poner la casa en orden,” sin embargo, es necesario que a través de la crítica constructiva y de las observaciones respetuosas, como estas que planteamos acá, se logre mejorar lo que hasta el momento ha sido desafortunado, para nadie es un secreto que el Duque de Hoy, se debate en los índices de impopularidad con los que Andrés Pastrana gobernó Colombia en los momentos más difíciles de nuestra historia reciente.

Presidente, lo de Claudia no es una coincidencia, lo de nuestra alcaldesa es la puesta en práctica del manual de buenas prácticas políticas, aquellas que los ciudadanos echamos de menos, de volver a ver a un mandatario al nivel de los ciudadanos, nuestro contexto requiere de gobernantes que retornen la confianza y que sepan hacer reír a la gente, pero que a su turno infundan respeto por su verticalidad y carácter, Claudia ha demostrado no tener pelos en la lengua, pero así mismo ha mostrado, en especial con el manejo de la actual crisis, el dinamismo y la efectividad para la toma de decisiones que son necesarias para lograr satisfacer el interés común.

El país en este momento más que nunca requiere con urgencia un mandatario que nos llene de confianza, que nos retorne la calma en los momentos de dificultad, no es momento para mensajes indescifrables construidos por tecnócratas que lo que hacen es alejarlo de la proximidad con nuestros ciudadanos.

P.D.: Es momento de colaborar, de dejar a un lado los intereses particulares y poner de nuestra parte, el aislamiento social es una necesidad inaplazable e incuestionable, quedémonos en casa y contribuyamos a evitar el esparcimiento de la pandemia, sigamos las instrucciones de nuestros mandatarios, cumplamos con los sencillos protocolos, activemos pautas de higiene y control para hacerle contención a la problemática, dejemos a los empleados trabajar desde sus casas, evitemos lugares de afluencia, contribuyamos con lo elemental, estamos ante un desafío que solo podrá ser sorteado en la medida en que todos colaboremos.

Noticias Destacadas