Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

Oneida Pinto, las graves consecuencias de un aval

En lo que va del año, han muerto por desnutrición otros 40 niños y los escándalos por falta de agua, alcantarillado, vivienda y vías han sido el pan de cada día.

León Valencia, León Valencia
30 de julio de 2016

Algún día, Rodrigo Lara y Cambio Radical tendrán que aceptar el grave error de haberle concedido el aval a Oneida Pinto para la Gobernación de La Guajira. Esta semana quedó al desnudo la capacidad de daño de Oneida en solo cinco meses a la cabeza del departamento. A principios de junio fue anulada su elección, pero ya había ejecutado el 89 por ciento del presupuesto, había barrido conlos dineros asignados para la alimentación escolar y había dejado un impresionante desgreño administrativo donde resulta muy difícil, si no imposible, seguirles la pista a los contratos y establecer el destino de las inversiones. Todo esto lo denunció Jorge Enrique Vélez, quien hace un mes aceptó el encargo de la Gobernación. 

Las consecuencias sociales de estas acciones tienen el rostro de la tragedia y han ahondado aún más el hueco oscuro en que se encuentra esta región del país. En lo que va corrido del año han muerto por desnutrición otros 40 niños y los escándalos por falta de agua potable, alcantarillado, vivienda y vías de comunicación han sido el pan de cada día. 

Con Rodrigo Lara, presidente de Cambio Radical, he debatido, con respeto de mi parte y con ataques personales de su lado, sobre la grave inconveniencia de avalar a Oneida Pinto y a otros jefes políticos regionales con importantes cuestionamientos de alianza con ilegales o de corrupción.

Oneida es apenas uno de un gran número de casos, pero es muy emblemático.  En el tiempo de la campaña les advertimos a Cambio Radical, a la opinión pública y a los organismos judiciales y de control electoral, la inocultable responsabilidad de esta líder política en la utilización indebida de los enormes recursos de regalías en el municipio de Albania en varios periodos de gobierno, su vinculación con Kiko Gómez preso y acusado de diversos delitos, señalamos incluso la inhabilidad por la que a la postre le fue anulada su elección. 

No pudimos detener su triunfo. Se armó una trama política para llevarla a la Gobernación y producir el desastre que denuncia Jorge Enrique Vélez. El Consejo Electoral rechazó la inhabilidad con ponencia de la magistrada Yolima Carrillo, militante de Cambio Radical y familiar de Antenor Durán Carrillo representante a la Cámara por La Guajira. 

Una vez elegida, Oneida nombró a Eugenio Benjumea, esposo de Yolanda Carrillo, en la Secretaría Privada y a José Alberto Durán Rodríguez, sobrino de Antenor Durán, en la Secretaría de Hacienda. La mayoría del gabinete hacía parte del mismo clan político. Así quedó fácil entregar aceleradamente numerosos contratos tanto a los alcaldes afines como a organizaciones privadas. 

Este modus operandi lo hemos visto una y otra vez en estos años. Los candidatos cuestionados no se retiran aunque sepan que la probabilidad de que los destituyan una vez  elegidos sea muy alta. Los partidos tampoco hacen nada para negarles el aval. Como gobernantes dedican gran parte de sus esfuerzos a evitar que prosperen los procesos judiciales en su contra y, por si no tienen suerte en este campo, aceleran el saqueo y la corrupción para salir con los bolsillos llenos de la administración. 

Pruebas al canto. De los gobernadores elegidos en 2011 seis fueron destituidos, también 30 alcaldes. Habían sido cuestionados y sin embargo ganaron las elecciones y estuvieron por un tiempo a la cabeza de las administraciones produciendo desastres parecidos a los de Oneida. Otros lograron detener las investigaciones en su contra. 

¡Y para que se asombren!  Miren una cifra de los elegidos en 2015. Hasta el momento hay 139 alcaldes con investigaciones abiertas en la Fiscalía, algunos ya detenidos (ver datos recopilados). Ahí están miembros de la mayoría de los partidos.  No todos lo son por corrupción o por alianza con ilegales y seguramente muchas de las indagaciones no avanzarán, pero si lo hacen y llegan hasta la destitución y la captura, tendremos una gran estela de graves irregularidades en sus administraciones. 

Antenor Durán se fue lanza en ristre contra Jorge Enrique Vélez en una sesión de la plenaria de la Cámara de Representantes y un grupo de alcaldes produjo una carta cuestionando también duramente al gobernador (e). Es el descaro mayor. Un argumento principal es que no se puede calificar a los guajiros de corruptos. Es el populismo y el regionalismo al que siempre acuden los políticos cuestionados para tapar la indebida utilización de los recursos públicos. También Oneida se presentaba como una víctima de los medios de comunicación y de la discriminación y la ojeriza de la gente del interior.

Y lo digo de nuevo.  Los partidos políticos no tienen disculpa. Todos podrían controlar la entrega de los avales, todos podrían, si quisieran, depurar su filas.  No es difícil. Si un pequeño centro de estudios puede recoger información calificada sobre el asunto, cómo no pueden hacerlo los grandes partidos. Pero los umbrales éticos en estas fuerzas son muy bajos. Espero, en todo caso, que Jorge Enrique Vélez siga por la senda que ha tomado y que Rodrigo Lara en un acto de contrición lo respalde.

Noticias Destacadas