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Fueron por lana y salieron trasquilados

La soledad del Gobierno y de su partido en la cruzada por desarmar lo que tanto costó construir llevó a que los sectores independientes se unieran en torno a la defensa de la Ley Estatutaria de la JEP. Viejos enemigos olvidaron sus diferencias y ahora ponen en riesgo la gobernabilidad del presidente Duque.

Lucas Pombo, Lucas Pombo
12 de abril de 2019

Y así, en un abrir y cerrar de ojos, se fueron los primeros meses del año con un único tema en la agenda nacional: la Ley Estatutaria de la Jurisdicción Especial de Paz. La decisión del Gobierno de tomar la vía corta e intentar modificar el contenido de los acuerdos de La Habana, objetando un proyecto aprobado por el Congreso y estudiado por la Corte Constitucional, salió mal. Pese a las advertencias de distintos sectores políticos y sociales, no necesariamente de la oposición, el presidente Duque insistió en revivir una discusión superada que implicó no sólo una agudización de la polarización, sino una derrota contundente para el Gobierno en la Cámara de Representantes, que es probable que se repita en el Senado.

La soledad del Gobierno y de su partido en la cruzada por desarmar lo que tanto costó construir llevó a que los sectores independientes se unieran en torno a la defensa de la Ley Estatutaria. Viejos enemigos como Germán Vargas, Armando Benedetti, Roy Barreras y César Gaviria olvidaron sus diferencias para crear un bloque monolítico que podría no solo limitarse a la agenda de paz, abarcando otros temas de la agenda legislativa y convirtiéndose en una amenaza a la gobernabilidad del Presidente. La coalición de gobierno mostró sus primeras grietas con la negativa del Partido de la U de acompañar las objeciones y la división en el Partido Conservador, que no pudo tomar una decisión de bancada frente a uno de los temas fundamentales para el Gobierno Nacional.

El rechazo de las objeciones en la Cámara de Representantes también generó una división en el partido de gobierno. El resultado del Plebiscito y el ímpetu por haber vuelto a la Casa de Nariño llevó al uribismo a pensar que tendría el apoyo de las fuerzas políticas independientes; sin embargo, no fue así y en medio del desconcierto por la derrota, el representante Edward Rodríguez pidió la cabeza de la Ministra de Justicia, a quien señaló como responsable de la desconexión entre el Gobierno y el Congreso de la República. De inmediato, otro sector del partido desautorizó a Rodríguez y salió en defensa del gabinete. Mal mensaje del Centro Democrático, especialmente en un momento de debilidad política del presidente al que ayudaron a elegir.

La amenaza de una asamblea constituyente tampoco es la mejor herramienta para promover cambios a los acuerdos de paz con las Farc. Las insinuaciones que han hecho alfiles cercanos al Presidente de la República sobre ese camino lleno de espinas puede tener un efecto contrario al esperado, aislando aún más al Centro Democrático, cohesionando a sus contradictores y poniéndole más palos en la rueda a la agenda legislativa del Gobierno.

Ojalá el hundimiento de las objeciones no lleve al Gobierno a tomar medidas que sigan profundizando la división que hoy hay en la sociedad colombiana. El siguiente paso será la presentación de los actos legislativos con los que el Gobierno buscará llevar las modificaciones prometidas en campaña a la Constitución. En ese proceso, el presidente Duque tendrá que convocar a todas las fuerzas políticas para llegar a consensos por pequeños que sean, de otra manera, el Gobierno se expone a que su posición en el Congreso se debilite aún más.

Perlitas

Pese a la derrota del Gobierno en la Cámara de Representantes, hay que resaltar que resultaron falsas las teorías conspirativas sobre supuestas maniobras subrepticias desde la Casa de Nariño para desarmar el quórum en la sesión en la que se votaron las objeciones. Hasta el momento, el presidente Duque parece no haber renunciado a su cruzada por no comprar con “mermelada” a los parlamentarios.

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