OPINIÓN
¡Salvemos las abejas!
Ante el deficiente manejo del medio ambiente y la no preservación de los recursos naturales, sumado al uso indebido e inadecuado de los agroquímicos, nuestra madre naturaleza empieza a pasarnos cuenta de cobro.
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Como consecuencia de lo anterior, la industria apícola, está que desaparece y con ella uno de los insumos básicos y medicinales, utilizado como materia prima para la elaboración de productos: alimenticios, farmacéuticos y de tocador, como es la miel de abejas.
Ante las voces de alarma que se están presentando a nivel mundial, debe emprenderse campaña eficiente para salvar la industria apícola, que además de importante fuente de desarrollo agroindustrial y comercial, genera millones de empleos directos e indirectos en nuestro País y en el Mundo.
Desde esta columna hacemos un llamado al gobierno, para que inicie cuanto antes acciones orientadas, a la preservación y orientación de la industria Apícola, no dejando acabar los panales, de donde se extrae la miel y otras delicias de vital importancia en la vida del ser humano y la industria: farmacéutica, de belleza y alimentaria.
Los panales de abejas se cultivan en mayor o menor grado en las fincas cafeteras u otros cultivos, proporcionando a los pequeños y medianos agricultores ingresos extraordinarios, para paliar sus más urgentes necesidades, puesto que se adaptan a diferentes climas por ser de fácil expansión.
Contemplar un panal de abejas y ver cómo trabajan, es algo asombroso: toda comunidad o panal, está integrado por: la reina, las obreras, los machos y los zánganos; todos con una función específica que deben cumplir dentro de unos parámetros para la evolución de producción de miel.
Son varios los poetas, escritores y pintores, que han dedicado a las abejas hermosas páginas y bellas acuarelas, impresionados por la labor que cumplen dentro de la organización conformada en un panal:
La Abeja
Miniatura del bosque soberano
Consentida del vergel y del viento
Los campos cruza en busca de sustento
Sin perder jamás el colmenar lejano
De aquí a la cumbre y de la cumbre al llano
Siempre en ágil y constante movimiento
Va y torna como lo hace el pensamiento
En la colmena del cerebro humano
Lo que recoge del néctar de las flores
Lo lleva a su celda reducida
Y continúa sin descanso sus labores
Sin ignorar ¡ay! que en su vaivén ignoto
Lleva la miel para la amarga vida
Y el blanco cirio para el pobre muerto
Autor: Enrique Alvarez Henao