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Antonio Hernández Llamas columna

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Lo de anoche en Bogotá: improvisación, incumplimiento y autogoles que duelen

La decisión más importante que deben tomar autoridades, Dimayor y clubes para prevenir la violencia en el fútbol es la implementación de controles biométricos en los estadios del país.

4 de agosto de 2021

He trabajado el tema de barrismo durante varios años y puedo afirmar que hoy, a diferencia de lo ocurrido en los años 90 cuando empezó el fenómeno de las barras populares en el país, se cuenta con enseñanzas, documentación y aprendizajes que, de cumplirse, deben evitar que ocurran hechos como los de anoche en el estadio El Campín, que representan un autogolazo para la ciudad.

Dejar de lado experiencias positivas y procesos que logran resultados positivos cuando hay cambios de alcaldes, representa un error que cuesta caro, como lo vimos anoche en Bogotá. Autogol.

De esos procesos hay lecciones aprendidas y elementos clave que deben tenerse en cuenta, sobre los cuales vale la pena hacer algunas reflexiones:

1. Si bien es clave avanzar en un modelo de barrismo social lo ocurrido anoche debe trabajarse desde una óptica de seguridad ciudadana: acá hay delincuentes y violentos que le hacen mucho mal a la juventud, al deporte y a la sociedad y que se esconden en una barra para cometer delitos que van desde la extorsión a dirigentes y jugadores, hasta la ocurrencia de homicidios. Necesitamos inteligencia, Fiscalía, Policía y otros organismos que trabajen para depurar las barras y poner fin a la sensación de impunidad que generan los violentos, la cual hace mucho mal al fútbol.

2. Los partidos de futbol deben prepararse no sólo desde la bioseguridad o los protocolos de salud pública: deben organizarse teniendo en cuenta el componente de la seguridad y más cuando va a haber hinchada visitante. Esto claramente no se hizo de forma adecuada por parte de la Administración Distrital ni del club local anoche en Bogotá, como lo vemos con hechos como escasa presencia de policías, errática separación de tribunas, lenta reacción ante los hechos violentos e indecisión de la alcaldesa de exigir que el partido no continuara. Anoche quedó claro que algo (o mucho) se está haciendo mal en Bogotá en el tema y que esto requiere de un trabajo serio en los barrios en la semana (con o sin fútbol) y en los estadios cuando hay encuentros deportivos. Se requiere del liderazgo de un alcalde y de su gabinete desde la complementariedad de sus responsabilidades y misiones, lo que falló anoche en el gobierno de Claudia López. Autogol.

3. La decisión más importante que deben tomar autoridades, Dimayor y clubes para prevenir la violencia en el fútbol es la implementación de controles biométricos en los estadios del país. Se requiere que se comparta la información de quién compra una boleta y quién entra a un estadio, identificando desde antecedentes hasta sanciones surgidas del incumplimiento de Código de Policía o de protocolos en el tema de convivencia. Bogotá realizó algunos pilotos al respecto de la mano con la Policía Nacional y los clubes durante el anterior gobierno y es clave que la actual Administración retome esto de forma inmediata.

4. Desde hace varios años existe en el país el Protocolo Nacional de Seguridad, Convivencia y Comodidad en el Fútbol y, en Bogotá, en un proceso de dos años que culminó en 2019, se construyó de manera participativa entre todos los actores relacionados con el fútbol en la ciudad el Protocolo Distrital, que contiene acuerdos, requerimientos, planes de emergencia, sanciones y componentes sociales del tema. Debemos exigir a autoridades e hinchas que esto se cumpla y respete. Anoche en Bogotá, ni la Alcaldía ni los hinchas lo hicieron y esto tuvo mucho que ver con lo ocurrido. Lo acordado es para cumplirse, no para engavetarse. Autogol.

5. Cuidado con actuar y tomar decisiones en caliente: hay miles de hinchas en el país que trabajan por un barrismo social, de respeto, fiesta e inclusión, con proyectos sociales muy importantes en distintos barrios y territorios de Colombia. Hay que profundizar en el trabajo social con esos nuevos hinchas, con mujeres, niños y adolescentes, para hacer del barrismo ese espacio social, festivo e incluyente, en el cual miles de jóvenes encuentren un escenario de construcción, intercambio, diálogo y celebración, que es lo que debe ser el fútbol.

Alcaldes y alcaldesas: de ustedes depende liderar un tema que no puede ser tratado con improvisación, desconociendo los protocolos existentes o delegándolo en funcionarios sin capacidad de decisión o con ambiciones políticas, que los hacen pensar más en los votos que produce el fútbol, que en la necesidad de tomarse en serio este desafío. La implementación de controles biométricos en el corto plazo, la depuración de las barras sancionando a quienes las usan para delinquir y contar con agendas incluyentes para lograr un barrismo social que vaya más allá de pactos y espectáculos para redes sociales, deben ser esenciales en la hoja de ruta a construir para recuperar la confianza de los colombianos en un fútbol en paz, diverso, festivo y familiar. Aprendamos la lección; no más autogoles.

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