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Lo que nos faltaba

Colombianos, asistamos sagradamente a las urnas y cuidemos el voto. El riesgo es llegar a la miseria y a la anarquía.

18 de mayo de 2022

Recientemente, se ha sentido el apoyo internacional de partidos de izquierda en favor de la campaña de Petro y en defensa de sus principales alfiles políticos, como es el caso de Daniel Quintero, que fue suspendido provisionalmente de su cargo como alcalde de Medellín por la procuradora general de la nación. En su defensa, Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, abiertamente se entrometió en las decisiones legales de un país soberano como Colombia; qué falta de respeto la de este personaje español con los casi 50 millones de colombianos.

Estas reacciones de hermandad internacional nos muestran, una vez más, la unión de los intereses de la izquierda a nivel mundial para establecer en nuestro país un gobierno de esa tendencia política, tratando de unir a América Latina bajo el yugo del autoritarismo imperante en el progresismo y el socialismo del siglo XXI, como ocurre hoy en Cuba, Venezuela, Nicaragua, México y otros países de nuestro querido vecindario.

La alcaldesa de Barcelona eleva públicamente su protesta por la suspensión de Daniel Quintero, calificando la decisión como una acción arbitraria, fulminante y antidemocrática. Pero también pide que se brinden las condiciones de seguridad a Petro y a Márquez, como a la campaña del Pacto Histórico, unión de los partidos de izquierda a nivel nacional, que acoge en su seno a lo más granado de la oposición, como Bolívar, Barreras, Cepeda, Benedetti, Avella y Pizarro, solo por citar algunos de los más distinguidos y ejemplares personajes que acompañan la aventura Petrista.

La alcaldesa Colau llegó al cargo en 2015, gracias a una alianza también de partidos de izquierda, como ocurre en el actual Pacto Histórico, entre los cuales se encuentran: Iniciativa per Catalunya, cuya tendencia proviene del eurocomunismo; Esquerra Unida i Alternativa, como movimiento político socialista; Equo, considerado el Partido Verde; Procés Constituent, como movimiento social que busca el fin del capitalismo, y Podemos, como partido político que une a la izquierda y a la extrema izquierda de ese país.

Pero la doña también se ha caracterizado por estar en conflicto con la monarquía española e hizo quitar el busto del rey Juan Carlos del Ayuntamiento porque, según relata un medio de comunicación, un funcionario de la alcaldía de Barcelona comentó que se consideraba “una ‘sobredimensión de la iconografía monárquica’ que ‘es una institución constitucional, pero que comporta cierta anomalía democrática, por cuanto no es electa´”.

De igual manera, Colau se ha manifestado en rechazo a las Fuerzas Armadas de su país y hasta ha hecho algunos desplantes a la iglesia. ¿Qué tal que desde Colombia se hubieran hecho críticas a estas actuaciones de la alcaldesa Colau? La comunidad internacional habría rechazado esta intromisión, lo cual hoy está ausente frente al caso que nos ocupa.

Pero la injerencia externa en la campaña Petrista también se marca por la presencia de José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno español e integrante del partido socialista obrero, reconocido igualmente por su estrecha relación con el chavismo y su cercanía al dictador Maduro; así como la presencia de quien se conoce como Amauri Chamorro, cuestionado asesor estratégico de campañas políticas como las de Chávez, en Venezuela; Correa, en Ecuador; Castillo, en Perú; y el asesor de Daniel Quintero, en Medellín.

¿Qué estará aconsejando Rodríguez Zapatero? ¿Alguna posible acción como la de atocha que inclinó la balanza a su favor? Chamorro, por su parte, se ha hecho conocer especialmente por emplear las redes sociales con cuentas falsas para difamar a gobiernos o a personas, utilizando una narrativa particular para influenciar el subconsciente de los electores; posiblemente es quien está detrás de la actual campaña de Petro, donde hasta promete acabar con la guerra que él y sus compinches alimentaron. ¿Es que ya se olvidó de sus años de facineroso?

Colombianos, asistamos sagradamente a las urnas y cuidemos el voto. El riesgo es llegar a la miseria y a la anarquía. Pensemos en el futuro de Colombia. Denunciemos el fraude.

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