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Los 50 años de la televisión

A propósito del cumpleaños número 50 de la televisión en Colombia, el director de la Comisión Nacional de Televisión Javier Ayala, escribe sobre la importancia de una programación, equilibrada que informe, entretenga y eduque y el papel de la Cntv en estos aspectos.

Semana
20 de junio de 2004

Hay muchos buenos propósitos en estos días cuando se conmemoran los 50 años de existencia de la televisión. Por un lado, se debe tener claro que la televisión debe cumplir una función social, ahora y en los años venideros, pero también es obvio que Colombia debe prepararse para enfrentar la globalización audiovisual con todas sus consecuencias favorables y desfavorables.

La televisión ha sido el gran motor de la modernización de nuestro país y una ventana amplia para que Colombia se asome al mundo en tiempo real.

En medio de los avances tecnológicos que se producen todos los días, debemos pensar en los contenidos, las condiciones de acceso a los medios, la diversidad cultural, la dimensión ambientalista que debe tener en cuenta la televisión, la protección al consumidor y los contenidos de riesgo para la infancia y la juventud.

En los próximos años se debe exigir a la televisión la distribución y producción de programas audiovisuales para la infancia y la juventud, buscando adicionalmente que los menores se puedan expresar en la televisión con su propio lenguaje y con sus diferencias.

Es necesario buscar que la televisión propicie políticas de autocontrol y autorregulación, frente a los contenidos de riesgo como las noticias de terrorismo y secuestro, y toda clase de violencia que se expresa no solo en la información sino en la llamada televisión de entretenimiento. La autorregulación no es un pretexto para establecer el silencio informativo, sino para darle a la información un manejo responsable, sin excesos y equilibrada.

Considero que los padres de familia deben asumir un papel más realista en relación con la televisión que ven sus hijos. Los entes de regulación no pueden ser censores de contenidos. La "niñera virtual" o la "niñera electrónica", como se le llama a la televisión, no puede sustituir a los padres de familias, son ellos los que tienen que enseñar a sus hijos a ver televisión, son ellos los que ejercen el control previo. Los productores de televisión también deben pensar en este tema con el mismo sentido de responsabilidad social.

En el inmediato futuro, la Comisión Nacional de Televisión adoptará políticas de estímulo para la producción de televisión infantil. Así se planteó en la IV Cumbre Mundial de Medios para Niños y Adolescentes, celebrada en abril de este año en Brasil, en la que Colombia adquirió compromisos contundentes.

Cuando no hay televisión para niños, estos consumen la televisión para adultos, porque no se les puede prohibir que se mantengan al margen de ella. Es bueno tener en cuenta que la responsabilidad de lo que ven los niños y niñas en la televisión es básicamente de las personas adultas que conviven con ellos. Es bueno pactar con ellos la selección de programas adecuados a su edad y sus intereses.

Como la industria audiovisual es una de las de mayor peso social y económico del mundo, no puede hacer a un lado la responsabilidad de satisfacer necesidades educativas.

La escuela enseña el valor del esfuerzo, el tesón y la constancia; la televisión potencia una visión del mundo en que cualquier deseo parece estar al alcance de la mano.

Las exigencias y reclamaciones tienen un denominador común: la necesidad de que la televisión no abandone, bajo ningún concepto, su carácter de servidora del público y que no olvide que parte de su mandato es contribuir a la educación de los ciudadanos y ciudadanas.

-Los medios audiovisuales construyen una especie de medio ambiente constante en la vida de los niños y jóvenes. Son un factor innegable tanto de la socialización como de la educación o formación de la infancia.

-El consumo infantil de la televisión es extenso e intenso, generalmente sin control familiar. Es un consumo no sólo de programas pensados para la infancia, sino de programas para adultos.

Aunque se considera que las familias tienen una gran responsabilidad en el consumo infantil de la televisión, es evidente que no podrán asumir dicha responsabilidad si les falta información, y en especial si el sistema mediático no se hace a su vez responsable de la tarea de protección de la infancia.

Hacia el inmediato futuro, es necesario reconocer que la Comisión Nacional de Televisión necesita ajustes y reformar. Aún quedan problemas muy importantes para resolver. Por ejemplo:

a.Profundizar en la urgencia de abordar la elaboración y aprobación de una ley integral de televisión que recoja los aspectos en que ha avanzado la televisión mundial, que tenga la capacidad de anticipar los escenarios de futuro y que desarrolle con precisión las enormes responsabilidades de la Comisión Nacional de Televisión.

b.Diseñar el modelo institucional del sector, fortalecer la autoridad e independencia de la Comisión Nacional de Televisión para determinar los aspectos normativos del sector, aislándola de presiones políticas e intereses particulares, y revisar la estructura organizacional de la Comisión Nacional de Televisión para consolidar su capacidad técnica. Adoptar un estatuto sobre publicidad.

c. Comprometer al ejecutivo en la realización de un proyecto de reestructuración de las entidades del gobierno, en especial Inravisión y Audiovisuales, dedicadas a la televisión, para adecuarlas a las necesidades actuales, redistribuir sus competencias y lograr la eficiencia y eficacia de estas en la prestación del servicio, especialmente en la operación y el mantenimiento de la red pública de televisión que hoy está abandonada por su operador.

*Director de la Comisión Nacional de Televisión

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