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Los caminos electorales de 2026

Necesitamos que las próximas elecciones en Colombia sean ejemplo de transparencia, tanto de parte de cada uno de los candidatos y candidatas, de los partidos políticos, como también del Gobierno nacional.

Angelino Garzón
15 de agosto de 2024

Pasados los dos primeros años de gobierno del presidente Petro, en Colombia, las personas de la diversidad política y social debemos comenzar a pensar en los caminos electorales de 2026, año en que elegiremos a los integrantes del Congreso de la República, lo mismo que al presidente y vicepresidente de la República.

Cabe recordar que las elecciones de los integrantes al Congreso de la República se efectuarán en marzo de 2026, es decir, aproximadamente en 18 meses, y que para elegir presidente y vicepresidente de la República, quedan faltando cerca de 21 meses, porque las elecciones en su primera vuelta serían en el mes de mayo de 2026; de modo que debemos invitar a todas las personas que aspiran a esos cargos de elección popular a que vayan manifestando públicamente la fecha en que comunicarán sus respectivas candidaturas.

Me parece conveniente resaltar que las personas que aspiren a ser candidatos o candidatas deben reunir otras cualidades. Entre ellas, experiencia, vocación de servicio, integridad, honestidad, conocimientos y voluntad de hacer bien la tarea en favor de la gente en caso de ser elegidos.

Desde todos los lados de la vida política y social debemos contribuir a que, unidos en la diferencia junto con el Gobierno nacional, los gobiernos departamentales y locales logremos un clima en favor de la no violencia, de desarme de la palabra y de respeto recíproco con todas aquellas personas que piensan y se expresan de manera diferente.

En este mismo sentido, también debe existir el compromiso político y ético en todos los candidatos y candidatas de cero tolerancias con la corrupción, los despilfarros, la compra y venta de votos, la satanización política y el no uso de la violencia en todas sus manifestaciones. De igual manera, los aspirantes deberían asumir el compromiso público de ser austeros en los gastos electorales y transparentes en el origen y administración de los recursos económicos. Pero, ante todo, deberían mostrar con su ejemplo de vida que para ganar unas elecciones no todo vale y que, desde esos nortes éticos, continuarán con la misma transparencia y respeto por lo público en caso de ser elegidos por voto popular.

En ese orden de ideas, necesitamos que las próximas elecciones en Colombia sean ejemplo de transparencia, tanto de parte de cada uno de los candidatos y candidatas, de los partidos políticos, como también del Gobierno nacional, los gobiernos departamentales y locales; lo mismo que de otros organismos del Estado, entre ellos, la Registraduría Nacional del Estado Civil y la Procuraduría General de la Nación.

En ese transitar por los caminos de las elecciones de 2026, desempeñan un papel muy importante como faros éticos los diversos medios de comunicación nacionales e internacionales. Triste sería su papel si reducen toda su actividad al logro de pautas publicitarias o a afinidades políticas, regionales o comerciales con determinado grupo de aspirantes y no al verdadero papel de los medios de comunicación en toda democracia, como es la de ser notarios de la verdad y de la objetividad en todo lo referente a estimular valores éticos y democráticos como el desarme de la palabra o las opiniones e informaciones debidamente contrastadas, inherentes a la ética de la profesión periodística y que ayudarán, evitando la desinformación, a un mayor avance democrático y pacífico de los procesos electorales y de la vida cotidiana en Colombia.

Todo lo dicho pone de relieve que, ante los caminos electorales del2026, es necesaria una sosegada reflexión individual en la elección correcta de candidatos y candidatas más allá de aparatos políticos a los que pertenezcan o de los avales que presenten. Esa reflexión sosegada y objetiva nos permitirá estar más cerca del voto que consideremos idóneo y evitará decepciones posteriores ante lo irreversible de cualquiera de las elecciones que nos esperan.

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