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Los caminos de Moreno

Juan David Villamarín vislumbra cuál es la ruta que debe seguir Samuel Moreno si pretende ganarle la alcaldía a Enrique Peñalosa

Semana
21 de julio de 2007

Desde el momento en que se supo que la consulta interna del Polo Democrático (PDA) para elegir al candidato a la Alcaldía de Bogotá se disputaría entre María Emma Mejía y Samuel Moreno, un presentimiento me señalaba que sería Moreno quien arrasaría en la consulta. Como es lógico, con pálpitos no se puede argumentar un análisis electoral, por eso me di a la tarea de recoger para los lectores las razones por las cuales pienso que obtuvo el triunfo el candidato Moreno y posteriormente, lo que representa esta victoria para él y para su partido de cara a los comicios de octubre.

El hecho de que la consulta hubiese sido cerrada, a mi juicio, no quiere decir necesariamente que la victoria de Samuel Moreno haya sido producto del apoyo de la maquinaria política del PDA, como muchos andan comentando, ni que María Emma haya sido derrotada únicamente por esa razón. Si bien contar con el aval de los senadores Jorge Robledo e Iván Moreno, y el de otros políticos como Jaime Dussán contó al final para que el ex congresista se alzara con la victoria, no era fácil luchar contra lo que aún queda de la imagen pública de María Emma Mejía; menos cuando ella y casi todo el PDA creían ciegamente que lograrían la victoria.

La estrategia escogida por la ex ministra fue equivocada desde un principio, apostarle al voto de opinión para ganar y realizar alianzas poco fructíferas con figuras políticas que en la capital ya no cuentan con un caudal electoral relevante, como el caso de Antonio Navarro, fue uno de los lunares de la estrategia de la ex canciller, ya que si bien contaba en el otro flanco con el apoyo del consentido del electorado de centro izquierda bogotano, Gustavo Petro, esto no le aseguraba a la postre la victoria.

En el otro lado, el ex senador Moreno, en mi criterio, fiel a su herencia política, confió su destino en manos de quienes seguro si acudirían a las urnas, es decir, la militancia dura del PDA en cabeza del Senador Robledo. Inteligente o no, creo que fue la jugada más audaz que pudo cuadrar tras el intempestivo abandono de sus amigos de años como Gustavo Petro, quienes creyeron, como muchos, que la única forma de derrotar a Peñalosa sería con María Emma a la cabeza del PDA.

De cara a los comicios de octubre, es importante que tanto Samuel Moreno como el PDA tengan en cuenta que la mayoría de los colombianos no se identifica en esta época con un partido específico, pues siente que hacerlo es como echarse encima el peso histórico de sus pugnas, sus errores y sus desaciertos. Prueba de ello es que en 2006 muchos de los que votaron por el Polo Democrático eran simplemente personas que o bien no querían votar por los partidos uribistas o tan solo simpatizaban en algo con las directrices del Polo, pero no necesariamente se consideraban militantes acérrimos de un partido, lo que no los incluye como potenciales votantes en una consulta interna como la realizada por el PDA, y tampoco en los comicios de octubre.

Es por esta razón que la campaña del ex senador Moreno debe articular antes de las elecciones todas las buenas políticas que han salido de sus congresistas electos, y en mayor medida de la alcaldía de Lucho Garzón, ya que esto colaborará en gran medida a que desaparezcan los vientos de división al interior del PDA, y este se pueda constituir en un partido unido y fuerte en el que no exista el miedo por competir con una figura mediática tan fuerte como Enrique Peñalosa. Precisamente esa es la razón por la cual decidí escribir esta columna, ya que soy de los que piensan que por estas épocas las elecciones se pueden ganar, como diría un antiguo maestro, Alejo Vargas, con un candidato outsider que se gane con su carisma el apoyo del pueblo (como fue el caso de Uribe en 2002), o con un candidato que recoja las banderas de un partido diezmado (como es el caso del Polo en Bogotá tras la alcaldía de Lucho Garzón) y las enarbole de tal manera que el pueblo vea en él la esencia pura de la representación democrática.

Aunque no sería profesional que los analistas políticos nos fiáramos de las encuestas para emitir juicios, estas muestran una aparente realidad que tiene al PDA entre 4 y 7 puntos abajo de Enrique Peñalosa; no obstante, esta ventaja es tan aparente como ínfima, si se tiene en cuenta que por un lado, el ex alcalde Peñalosa aún no lanza su campaña y, por el otro lado, Samuel Moreno y el PDA aún no han definido sus directrices de batalla para afrontar el reto de ganar las elecciones. Podemos decir entonces que, sin haber empezado la etapa dura del debate político y la estrategia electoral, estos son el momento y la oportunidad de Samuel Moreno para lograr que el Polo no se hunda antes de los comicios frente a la figura de Peñalosa ni mucho menos, pues pueden tener la seguridad que si logran articular en una sola figura las políticas sociales y pluralistas que han distinguido al PDA desde su creación, su caudal electoral los apoyará de nuevo sin duda alguna en octubre, pero es claro que solamente lo hará si el Polo exterioriza una imagen de unidad, conserva la calma y toma decisiones inteligentes para enfrentar la campaña; de esta manera Moreno tendrá a su partido, al electorado y a la historia como los mejores aliados y podrá usarlos como caballo de batalla para construir un gobierno honesto, renovado e inteligente que sea capaz de ganar legitimidad y adeptos con argumentos que trasciendan mas allá de vanagloriar su gestión con simples rememoraciones de los pecados de gobiernos pasados con las lozas de TransMilenio, los bolardos y las irregularidades causadas por no saber gestionar de manera correcta las políticas de inclusión social.

*Analista político y en la actualidad trabaja con la Corporación Nuevo Arco Iris en el área de Civilidad y Paz

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