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Los cimbronazos

El Presidente ha dado un paso al respaldar sin ambigüedades a los jueces y asumir desde ya la responsabilidad por el nombramiento de Noguera.

Semana
24 de febrero de 2007

La renuncia de la Ministra de Exteriores y la captura del ex jefe del DAS son un par de cimbronazos en la estructura de la política colombiana. Con ellos, el gobierno se ve tocado directamente, por primera vez desde cuando empezó el destape de los vínculos entre paramilitares y dirigentes políticos.  

Aunque la gestión de María Consuelo Araújo venía desarrollándose con éxito e incluso la oposición reconocía sus innegables calidades, la captura de su hermano hizo que su tarea como Canciller fuera imposible. Si bien es verdad que las responsabilidades penales son individuales y que la 'Conchi' nada tiene que ver con las acusaciones a sus parientes, no es menos cierto que ellas hacían extremadamente difícil su tarea. Como lo probó el vicepresidente Santos en Washington, los problemas judiciales de su familia afectaban de manera seria su margen de acción como Ministra y obligaban a su retiro.

El Presidente, en un giro muy suyo, libró de manera audaz el impasse. De entrada, el nombramiento de Fernando Araújo facilita que en las audiencias internacionales el tema vaya de los paramilitares, de los que la 'Conchi' fue víctima colateral, a las Farc, de las cuales lo fue Araújo en persona. Además, muestra tanto el compromiso del gobierno con el 'intercambio humanitario' como la necesidad de luchar contra el secuestro y preservar la posibilidad de realizar rescates de los rehenes. Todo ello sin necesidad siquiera de que el nuevo Ministro pronuncie una palabra. La tragedia de Araújo es el más contundente de los testimonios. En el plano interno, por otro lado, se aseguró que la opinión recibiera bien a quien es percibido, con razón, como un héroe que consiguió escapar del yugo cruel de sus captores.

Lo malo es que el nuevo Ministro tiene borrados de su vida seis años del mundo y el acontecer internacional. No vivió los ataques del 11 de septiembre, las reelecciones de Bush, Chávez y Lula, la guerra de Irak, el ascenso de Zapatero y el triunfo de Bachelet en Chile, para dar algunos ejemplos. Y no tiene ninguna formación en derecho o relaciones internacionales o experiencia diplomática. Todo ello en el marco de grandes e inmediatos desafíos en la política exterior, con el TLC con Estados Unidos embolatado, la posibilidad de que los demócratas disminuyan el aporte gringo al Plan Colombia, el inicio de las audiencias de la demanda de Nicaragua en la Corte Internacional de Justicia, la sombra de Chávez en el horizonte y las relaciones con Ecuador en un momento muy complejo. En este contexto y más allá de la coyuntura, el reto para Araújo, aunque sea un hombre de gran fortaleza mental como lo muestran las entrevistas que ha dado desde su liberación, puede ser excesivo y la apuesta nos saldría muy costosa.

Advirtiendo que no se ha probado su culpabilidad y que espero que sea inocente, la detención del ex jefe del DAS es más complicada para el presidente Uribe. A diferencia de lo que ocurre con los congresistas, que son electos y no nombrados y están detenidos por hechos ocurridos antes de su elección en 2002, en este caso fue el propio Presidente quien designó a Noguera como jefe del DAS. Para rematar, los hechos que se le imputan tuvieron lugar en el ejercicio de ese cargo. De probarse la acusación, se estaría frente a una infiltración paramilitar en el más alto nivel de los organismos de seguridad del Estado. Sus tareas como jefe de la inteligencia le dieron acceso a Noguera a información sensible y a participar activamente en la política de seguridad. Sería indispensable una nueva evaluación del DAS, a profundidad y sin contemplaciones, para hacer un control de daños y tomar las medidas correctivas indispensables.

El Presidente ha dado un paso adelante al respaldar sin ambigüedades la actuación de los jueces y al asumir desde ya su responsabilidad política por el nombramiento de Noguera. Al anunciar que apoyará la decisión judicial, sea cual fuere el resultado, les ha quitado argumentos a sus contradictores y ello le permitirá salir con menos daño del escándalo. Con todo, la gravedad del hecho es inocultable. Hace bien el Presidente al no intentar minimizarlo.

Puntilla: La renuncia de Serpa a las preclusiones y prescripciones penales en el proceso 8.000 dice mucho de su carácter. ¿Ernesto Samper hará lo mismo?

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