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Los milicianos de Maduro

Maduro ha anunciado que armará a un millón de milicianos para “defender la revolución” de sus enemigos internos y externos. Ha calificado a la oposición venezolana como su enemigo interno y a Colombia como uno de sus enemigos externos.

Juliana Londoño, Juliana Londoño
9 de junio de 2018

La asamblea general de la OEA aprobó la pasada semana por 19 votos a favor, 4 en contra y 10 abstenciones, una resolución en la que se señaló que el proceso electoral venezolano careció de legitimidad.

Aunque no progresó la propuesta de suspender a Venezuela de la Organización, el lobby norteamericano logró que Ecuador, Nicaragua, Haití y San Cristóbal-Nieves, que en febrero habían votado en contra de la iniciativa, ahora en la descalificación de las elecciones se pasaran a la abstención.

De todas maneras, como los resultados de las votaciones se miden por el número de votos a favor, todo indica que de aquí al mes de abril del año entrante no se reunirán los 24 votos necesarios para decidir la suspensión de Venezuela de la OEA, antes de que culmine el proceso de su retiro que ella solicitó.   

El afán de Maduro y de su camarilla de manipular las elecciones, para perpetuarse “legalmente” en el poder, se deriva de la arcaica creencia de que, el país en el que se celebren elecciones automáticamente adquiere la condición de democracia.  

Dictador es el que se arroga o recibe todos los poderes políticos y los ejerce sin limitación jurídica. Todos los dictadores celebran regularmente elecciones en las que el dictador es reelegido por amplísimo margen, generalmente con el apoyo de “milicias populares”, que organiza para intimidar a sus opositores mediante atentados personales, invasiones a predios y actos de bandalaje.

Han existido en América Latina agrupaciones similares con diferentes denominaciones: los “Tontons Macoutes” de Francois Duvalier en Haití; “la 42” del generalísimo Trujillo en la República Dominicana; “los Batallones de la Dignidad” del general Noriega en Panamá; y, los “Grupos de Autodefensa Civil” creados por las dictaduras en Guatemala. En Nicaragua esos grupos se llaman “Huestes Sandinistas” y son los que están reprimiendo a los estudiantes para sostener la dictadura de Ortega y de sus familiares que rige al país desde 1979.

Maduro esta semana, mientras que glorificaba a sus fuerzas armadas “revolucionarias, bolivarianas y chavistas”, ha anunciado en tono desafiante, que completará un millón de milicianos armados para “defender la revolución” de sus enemigos externos e internos. Ha calificado a Colombia como uno de sus principales enemigos externos y a líderes de la oposición como sus verdaderos enemigos internos.

Entre tanto Venezuela, en una clasificación divulgada por el Consejo Noruego de Refugiados, sigue figurando en la lista de las diez naciones con las mayores crisis humanitarias del mundo, acompañada de la República Democrática del Congo, Sudán del Sur, República Centroafricana, Burundi, Etiopía, Palestina, Myanmar, Yemen y Nigeria. No figura Colombia con sus millones de desplazados internos por acción de los grupos armados y del narcotráfico.

A ningún venezolano hace algunos años se le hubiera pasado por la mente que su país, próspero y poderoso, iría a estar durante el socialismo del siglo XXI, en tan selecta compañía.

(*) Profesor de la facultad de Relaciones Internacionales de la universidad del Rosario