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Los coscorrones de Claudia

Alcaldesa, los bogotanos estamos cansados de sus coscorrones, pero sobre todo de la falta de un plan. ¿Qué pasó con el Plan Marshall que con tanto bombo y platillo anunció?

María Andrea Nieto
19 de junio de 2021

A la alcaldesa de Bogotá Claudia López, se le “chispotea” su esencia cada cierto tiempo, como diría el Chavo del Ocho. Hay que reconocerle que las últimas semanas se ha visto más aplacada, pero el ímpetu se le acrecienta en momentos en los que se siente acorralada.

Esta semana volvió a ocurrir. En una rueda de prensa, el periodista Carlos Arturo Albino, de Noticias RCN, le preguntó por qué en el sector de Modelia no hay controles de bioseguridad en los bares, si era verdad que las dosis de las vacunas se habían acabado, cuál era el legado de las protestas para la capital y si se iba a prestar el estadio para la final de fútbol.

La alcaldesa, furiosa, alegó que el periodista no había hecho “ni una pregunta sobre el sistema distrital de cuidado. Es increíble que toda una mañana de servicios no les cause ni siquiera curiosidad”. En el evento se encontraba también la alcaldesa encargada de la localidad de Los Mártires, quien respaldó aireada a su jefa, complementando el regaño al periodista diciéndole que: “Si tú vienes a un evento que se llama la Manzana del Cuidado, me parece tan impertinente estar hablando de otras cosas. O sea, yo soy comunicadora social y eso que acabas de hacer es inaceptable”.

La alcaldesa de Bogotá respaldó a su subalterna y dijo: “De acuerdo, hoy estamos hablando de la Manzana del Cuidado, a eso los invitamos con todo el amor”.

Lo cierto es que no se supo qué era la “Manzana del Cuidado” o para qué servía, porque los periodistas que cubren Bogotá querían saber qué va a pasar con la ciudad en el pos paro nacional. Pero, sobre todo, cómo se disminuirá la espeluznante cifra diaria de 12.000 contagios y 165 fallecimientos por coronavirus. Es que la muerte colapsó en Bogotá, ya que al final de esta semana había al menos 300 cuerpos, víctimas de la covid, sin poder ser cremados.

La alcaldesa no ha logrado encontrar su norte y, por eso, Bogotá está al garete. La tibieza con la que manejó las aglomeraciones y las manifestaciones a la par con las medidas para contener el avance de la pandemia le cobran factura.

Un gobernante no está exento de cometer errores, pero no asumir responsabilidades lo lleva a una zona gris, en la que recuperar la confianza de los ciudadanos se convierte en un imposible.

A la alcaldesa, que se dice ser de centro, logró la malquerencia en la derecha y en la izquierda, y las razones casi siempre coinciden. El hospital que montó en Corferias salió muy mal. Permitió la llegada de la minga indígena, dándoles la bienvenida y hospedándolos en el Palacio de los Deportes. Consintió que los hinchas de la final del fútbol colombiano se aglomeraran a finales de 2020 en las puertas del estadio El Campín; y en pleno segundo pico de la pandemia empacó maletas y se fue de vacaciones.

Coscorrón tras coscorrón.

Para nadie es un secreto que Claudia no gobierna para todos los ciudadanos, sino para aquellos con los que simpatiza. Hace unas semanas y después de recuperarse del contagio, muy al estilo de Gustavo Petro, emitió en vivo un discurso de recuperación de la enfermedad en el que anunció que durante el aislamiento se había dado cuenta de la necesidad de cambiar las prioridades presupuestales de la ciudad y trasladar, por lo tanto, dos billones de pesos para estimular el estudio, el empleo y el emprendimiento de los jóvenes.

Sin embargo, ya se conoció que un billón en realidad se utilizará para cubrir el déficit en la operación de TransMilenio. Y aunque no se puede dejar destruir el sistema de transporte público, ¿para qué disfrazar una necesidad con otra?

Alcaldesa, los bogotanos estamos cansados de sus coscorrones, pero sobre todo de la falta de un plan. ¿Qué pasó con el Plan Marshall que con tanto bombo y platillo anunció?, ¿dónde quedaron los miles de millones de pesos invertidos en insumos para el hospital de Corferias?, ¿por qué no hay una hoja de ruta para el rescate empresarial y de empleos?, ¿cuánto tiempo va a tomar recuperar las estaciones de TransMilenio vandalizadas? Y ¿cuándo van a arreglar el monumento a Los Héroes?

La seguridad de las calles de la capital la arrebataron el hampa y la falta de autoridad. El pasado puente, los bogotanos que ingresaban a la ciudad por la Autopista Norte tuvieron que sufrir un trancón enorme producto de un reducido grupo de personas que decidieron bloquear el ingreso a la ciudad. La alcaldesa fue incapaz de garantizar el derecho a la movilidad de los miles de ciudadanos que regresaban de unos días de descanso.

Recordemos que al exvicepresidente Germán Vargas Lleras, en plena campaña presidencial, se le “chispoteó” un coscorrón en contra de uno de sus escoltas. No valieron las excusas. Colombia no le permitió ganar las elecciones. Es que los coscorrones no son solo físicos y tal vez los que no lo son resultan más dolorosos. Así que alcaldesa: deje de regañar a los periodistas, conteste las preguntas, rinda cuentas y aléjese de las preferencias hacia los sectores que le son favorables.

Póngase las pilas porque Bogotá, después de la pandemia y el paro nacional, quedó destrozada y no resiste más improvisaciones.