Home

Opinión

Artículo

Los efectos económicos de Uribe

Juan Miguel Villa analiza cómo la confianza generada por el Presidente ha contribuido positivamente al crecimiento económico

Semana
3 de junio de 2006

Con un crecimiento promedio cercano al 4,5% durante los últimos cinco años, muchos se atreven a afirmar que Colombia debería estar creciendo por encima del 10% como si en algún momento tuvieran en sus manos la clave para lograr dicho objetivo. Otros se han puesto en la tarea de decir en todos los medios que Uribe ganó la lotería, pues todos sus principales socios comerciales han crecido a ritmos acelerados y que eso ha contribuido en gran medida a que nuestro país no se quede atrás en la carrera de la generación de ingresos.

Algunos tienen razón. Aunque Venezuela quiere darle la espalda definitivamente a nuestro país, el año pasado el crecimiento de su demanda fue una de las principales causas para que las exportaciones colombianas crecieran en una significativa proporción, considerando las posibles adversidades provocadas ante la evidente apreciación del peso frente al bolívar. Con un ingreso por persona que supera casi el doble al de nosotros, los venezolanos tienen gran responsabilidad en nuestro crecimiento económico.

Hace más de 300 años, el economista francés Francois Quesnai demostró que no es necesaria la intervención del Estado como actor activo en la economía para que un país genere riqueza. No obstante, no se puede negar que la regulación de las actividades sociales y económicas es un requisito indispensable para generar confianza en las decisiones de inversión para evitar costos inesperados. Para nadie es un misterio que la política de seguridad del presidente Uribe ha generado la confianza para que muchos de los empresarios encargados de tomar dichas decisiones, ahora consideren el factor seguridad como determinante para crear empresa y emplear trabajadores.

Cuando uno viaja por la carretera de la troncal de Oriente, entre los departamentos de Boyacá, Santander y Cesar, se puede notar cómo es el tráfico de tractomulas de un país que crece al 5%. En los merenderos que utilizan los conductores de los productos que nuestro país exporta por medio de nuestros puertos, siempre era apreciable la repetición de la frase: el presidente Uribe es el único que nos ha permitido trabajar, toca reelegirlo.

Gracias al ambiente de optimismo que el Presidente ha generado, la confianza de los consumidores ha crecido y la percepción del riesgo por parte de las entidades financieras ha disminuido, lo que las ha conducido, en parte, a disminuir sus tasas de interés.

Con un país golpeado ampliamente por el terrorismo, no es tan fácil generar la confianza necesaria para que haya una inversión que jalone efectivamente al crecimiento económico. Sin abusar de la comparación, así como un inversionista extranjero es renuente a invertir en Colombia ante las condiciones de seguridad y estabilidad macroeconómica, nuestros propios inversionistas también observan esas mismas variables. Nadie puede garantizar el éxito de las exportaciones e incluso competir ante un TLC si las vías que conducen los productos a los puertos son peligrosas o si los ganaderos y los agricultores son secuestrados.

No podemos despojar al Presidente de su mérito como generador de confianza en las decisiones de inversión de los empresarios. Sin la necesidad de ser simpatizante de sus ideas, debemos reconocer que no es un mito que la política de seguridad de Uribe ha contribuido positivamente al crecimiento económico. Aunque algunos critiquen su política de creación de empleo o de comercio exterior, sólo basta viajar del Urabá a La Guajira o de Santander a Valle, para percatarse de las consecuencias económicas de su presidencia.

* Magíster en Economía, Universidad Javeriana. villajuanmiguel@yahoo.com

Noticias Destacadas