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Claudia Varela, columnista

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Los hombres de tu vida

Mujeres, sin maltrato. No reivindiquemos derechos a la fuerza, no maltratemos por reivindicar el mismo maltrato.

29 de enero de 2023

Manuel me llamó después de que leyó mi columna sobre Shakira. Estaba un poco impactado por todo el revuelo de la sesión #53 de Bizarrap y Shaki, pero más allá de su opinión me quería decir que tenía una preocupación, digamos filosófica.

Manuel es sicólogo y es realmente un crack en terapias de pareja. Así que me dijo, primero, que por supuesto le alegra este nuevo empoderamiento de las mujeres en sus decisiones sobre sus parejas, de hecho me habló también de la nueva canción de Miley Cyrus (Flowers) y me resaltó una parte de la letra que soporta fuertemente lo que piensan muchas mujeres hoy sobre sus propias decisiones. Decía así: “Comencé a llorar, pero luego recordé que yo puedo comprarme flores, escribir mi nombre en la arena, hablar conmigo misma por horas, decir cosas que tú no entiendes, puedo bailar sola y sostener mi propia mano”.

Le dije que las cosas habían cambiado mucho y me parecía bien en general que ya las mujeres no tengan que aguantar nada, y que ya era hora de alzar la voz. Pero inmediatamente Manuel me interrumpió, “no me vengas con el discurso feminista que ese está claro”. Me dijo “a mí me preocupa otra cosa”.

Me sorprendió un poco el cambio de giro de la conversación, así que hice silencio, aunque debo confesar que mi propio prejuicio me llevó a pensar que mi amistad con Manuel se me iba a dañar si se venía con un argumento de defensa extremo de los pobres hombres infieles. Pero la verdad la cosa tomó un camino que no esperaba.

Manuel me dijo que estaba teniendo casos recurrentes de maltrato de las mujeres a los hombres. Me decía que el exceso de empoderamiento (según él) estaba llevando tristemente a que algunas mujeres se despacharan en maltrato sicológico y chantaje con los hijos.

Seguí escuchando y pregunté: ¿por qué crees que esté pasando? Me respondió que muchas profesionales tienen hoy en día una carrera increíble y de manera frecuente están ganando más dinero que sus esposos, de repente entonces sienten que tienen el poder de la relación y las decisiones, y asumen, algo así, como las decisiones de la casa, la pareja, los hijos y demás.

No me pareció muy justo, pero sí muy lógico, así que pregunté ¿y qué pasa con los hombres? Me respondió que todavía hay muchos que están como en shock sin saber cómo moverse, así que simplemente tratan de fluir diciendo que admiran a sus esposas, pero con la frustración nivel Dios.

¿Igual entonces es un tema de plata? Le pregunté. Me dio un contundente no. He tenido en mi consultorio incluso amas de casa que terminan manipulando y tratando mal a sus parejas. Pareciera que a veces tanto feminismo nos está haciendo caer en el extremo que justamente defendemos. Buscamos reivindicar derechos, pero no acabando con los hombres, eso no tiene sentido, le dije un poco pensativa.

Tal vez por que terminé esa conversación en punta, nunca la cerramos por que Manuel estaba cuidando a su bebé de 3 años y empezó a llorar sin importarle el feminismo o los derechos de la humanidad, fui más consciente de un tweet que leí una hora después. Era de un hombre joven (no lo conozco ni recuerdo su nombre) pero se quejaba de que trató de ser “caballero” (la verdad es que a veces extraño la caballerosidad de los abuelos, que hasta pañuelo cargaban) abriendo una puerta pesada a dos chicas que venían entrando y se quejaron con malas palabras de su amable acción.

Aparentemente, las chicas le dijeron que, si las veía incapaces, ellas podían abrir la puerta solas y lo mandaban de regreso al otro lado de la puerta con su altanería.

Recordé a Manuel y la razón que tiene de su preocupación. Así que solo quiero plantear un pensamiento no machista, no feminista, no extremo. Mas bien una onda humanista donde recordemos que la armonía se logra a través del respeto a la diferencia sin importar el género:

Mujeres, sin maltrato, no reivindiquemos derechos a la fuerza, no maltratemos por reivindicar el mismo maltrato. Gracias Manuel por hacerme ver un riesgo de un cambio de rol equivocado. Les pregunto, ¿cómo están tratando a los hombres de su vida?

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