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LOS MORADOS DEL GOLPE

La intentona de Venezuela se produce cuando ya todos pensábamos que los golpes de Estado estaban totalmente pasados de moda...

Semana
9 de marzo de 1992

DICEN LOS CONOCEDORES QUE A pesar de la larga y sangrienta historia de los golpes de Estado en Venezuela, ninguno había sido planeado con tanta violencia como el que se intentó la semana pasada. Era cierto que querían matar al Presidente, y que por eso no le dieron el golpe mientras estaba en la cumbre de empresarios en Suiza. Y hay quienes dicen, incluso, que el golpe falló, no porque los golpistas estuvieran en inferioridad, sino porque la condición para que prosperara era, precisamente, la de ejecutar a Carlos Andrés "y lavar con su sangre el descontento popular", como lo afirmó en un programa de televisión el ex comandante del Ejército. Pero no sólo eso. También se había planeado colgar en la calle a la cúpula de los generales, por lo que estos, enterados de lo que se planeaba hacer con ellos, se movilizaron velozmente para conjurar el golpe.

Sin embargo, es poco probable que la mayoría de los colombianos se haya dado cuenta de la gravedad que para nuestro país representaron esas 24 horas de zozobra en Caracas. Aún no es claro qué habría sucedido si el golpe se consuma. El secuestro del gobernador del estado Zulia, por parte de los golpistas, permite por lo menos pensar con escalofrío que ese foco de levantamiento en la frontera con Colombia probablemente tenía un propósito militar claro. Aunque es indudable que no fue el diferendo el detonante del levantamiento en Venezuela, también es innegable que el golfo siempre estuvo presente en las noticias de la insurrección. Una semana antes del golpe, los medios de comunicación andaban rasgándose las vestiduras ante la retractación de Carlos Andrés Pérez sobre sus afirmaciones iniciales de que el golfo era de Venezuela.

Pero lo que la opinión ignora es que el Presidente venezolano también había tenido un enfrentamiento verbal sobre el tema con los altos mandos militares.

Prueba de ello es que cuando Carlos Andrés Pérez dijo el 24 de enero que "No he dicho jamás que el golfo es nuestro" el 25 el jefe de la Fuerza Aérea, apoyado por todo el alto mando, le reviró desde Maracaibo: "El golfo es nuestro". A lo que CAP contragolpeó: "Es una provocación decir que el golfo es de Venezuela".

Los colombianos, siempre proclives a minimizar las noticias que se producen por fuera de nuestras fronteras, seguimos con atención pero con lejanía las primeras horas del golpe, pero luego nos cansamos, y desviamos nuestra atención de Carlos Andrés Pérez a Ivan René Valenciano. Sin embargo, el hecho de que por fortuna no se hubiera consumado el golpe a CAP no significa que no hubieran intentado dárselo. Y que el intento de dárselo no tenga unas tremendas repercusiones económicas y políticas, de las que Colombia de ninguna manera se escapa.

En primer lugar, el levantamiento venezolano amenaza con afectar seriamente la inversión extranjera en América Latina (con excepción probablemente de México), y en especial en los países del Grupo Andino, entre los cuales Colombia y Venezuela son eje. Este continente fue asociado durante muchos años con el régimen político de la dictadura, imagen de la cual apenas habíamos comenzado a sacudirnos.

Hoy menos que nunca es serio un país donde los militares dan golpes de Estado, donde los presidentes se ven obligados a salir huyendo por las ventanas de su palacio y donde el régimen democráticamente establecido es puesto en jaque por la osadía de un sargento.

Pero además, el golpe resquebraja las naciente integración económica con Venezuela, porque afecta la credibilidad entre los empresarios. No sólo serán más cautos nuestros inversionistas en Venezuela, sino que también lo serán los propios inversionistas venezolanos. Como puede verse, es bastante factible que este proceso de integración pierda fuerza.

Y también sería necio negar que la situación política en Venezuela afectará en forma considerable al diferendo. Aunque el tema es un absoluto secreto por fuera de la comisión negociadora, se sabe que las conversaciones iban muy avanzadas y que estaban cerca de una fórmula que tenía contentas a ambas partes. La nueva situación las pone en entredicho. El Gobierno venezolano ha perdido capacidad de negociación, y probablemente los duros contra Colombia habrán adquirido mayor poder. Y nada sacamos con que el Presidente colombiano conserve la popularidad y el prestigio suficientes para embarcarnos en una fórmula conciliadora con Venezuela, que seguramente implicará sacrificios territoriales para Colombia, si por el contrario, el Presidente venezolano carece del piso necesario para convencer a los suyos de que el arreglo con Colombia es conveniente así éste no implique que Venezuela se quede con todo el golfo.

En conclusión, pocos hechos recientes nos han perjudicado tanto como la intentona de Venezuela. No es bueno para Colombia por ningún lado por el que se le mire. No sólo nos ridiculiza continentalmente, sino que nos quita la seriedad que requiere el despegue económico.

Todo esto sin golpe. Calculen lo que hubiera sido con golpe...







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